Читать книгу La radio en el Perú - Emilio Bustamante - Страница 57
3.4.5 Música
ОглавлениеDaniel Alomía Robles, quien había regresado al Perú en 1933, después de larga estadía en Nueva York, tuvo una presencia frecuente en la radio de esos años. Sus composiciones, muchas de ellas grabadas, fueron a menudo transmitidas por las emisoras locales, y, como presidente de la Asociación Cultural Música y Danza, impulsó diversas audiciones, dirigiéndose personalmente al público a través de los micrófonos y promoviendo la música peruana, especialmente la de influencia andina. Las presentaciones de la asociación presidida por Robles se hicieron en OAX4A, DUSA, Miraflores y Goicochea, y comprendieron desde un homenaje al Himno Nacional en 1934, en OAX4A, que contó con la participación de las cantantes Julia Spiers, Nina de Antonoff, Rosa Valentín y los pianistas Federico Gerdes y Alberto Mejía, hasta la presentación de jóvenes compositores como Alfonso de Silva, quien tocó su Canción india en DUSA, en noviembre de 1934. En agosto de 1935, Daniel Alomía Robles recibió un homenaje en Radio Goicochea. En noviembre del mismo año, en Radio Miraflores, la mencionada asociación presentó al violinista Virgilio Laghi y a los guitarristas Miguel Ángel Casas y Moisés Vivanco, quienes irradiaron varias canciones indígenas. El 22 de diciembre, Robles participó en un homenaje al departamento de Huánuco (de donde era oriundo) en la Hora regional de Radio Goicochea; se escucharon sus composiciones Himno al sol, Fantasía incaica y Algo me dicen tus ojos, cantada esta última por la conductora del espacio, Rosa Elvira Figueroa, quien también era huanuqueña.
La corriente de música académica con inspiración andina (“nacionalista” o “romántica tardía”) tuvo también como importantes representantes en la radio de entonces a Carlos Valderrama, Carlos Sánchez Málaga, Teodoro Valcárcel y el mencionado Alfonso de Silva. En el programa de homenaje a Bolivia que realizara la OAX4A, en agosto de 1934, participaron Carlos Sánchez Málaga (con Himno al Illimani), Alfonso de Silva y Teodoro Valcárcel. En junio de 1936, Carlos Valderrama ofreció en Radio Internacional un In memoriam dedicado a los esposos Antonio Miró Quesada y María Laos, asesinados un año antes; además, tocó otras dos obras suyas: Idilio en la fuente y Funerales de un inca (El Comercio, 3 de noviembre de 1936).
La ópera y el canto lírico conservaron su espacio en la programación radial. En julio de 1934, la flamante Radio DUSA organizó, bajo la dirección del maestro Tino Cremagnani y la ejecución de 55 profesores, un evento musical donde se cantaron temas de La fuerza del destino de Verdi, por la soprano chilena Blanca Hauser; el dueto final de Aída de Verdi por la soprano Elena Campos y el tenor Rodrigo Llorens; temas de Berlioz; partes de la Sinfonía no 2 de Beethoven; el Preludio y muerte de Isolda de Tristán e Isolda de Wagner; y partes del Turandot de Puccini (La Crónica, jueves 26 de julio de 1934). En agosto del mismo año, los cantantes Blanca Hauser, Emilio de Ioannes y Roberto Saa Silva, del Teatro Municipal de Santiago de Chile, y primeras figuras de la temporada de ópera que se llevaba a cabo en Lima, se presentaron en OAX4A Radiodifusora Nacional.18
No obstante estas transmisiones en vivo, el público mantenía, al parecer, cierta preferencia por las grabaciones de prestigio. Así, en noviembre de 1934 un anuncio en La Crónica indicaba que “atendiendo a numerosas solicitudes” se repetiría la emisión de Carmen en la versión de la cantante Gabriela Besanzoni de la Scala de Milán. Se acotaba que el álbum, con la ópera completa, era el único que existía en Lima, y pertenecía a José Luis Arrieta (La Crónica, 1 de noviembre de 1934).
La música popular de la costa (la llamada música criolla), empezó a cobrar mayor presencia en la programación, anticipando ya lo que sería su auge mediático a fines de la década. Si bien la renovación de la canción criolla se había iniciado algunos años atrás en los barrios populares de Lima, gracias a la que más tarde se denominó “La generación de Pinglo” (en alusión a Felipe Pinglo Alva, su más conspicuo representante), el acceso de los nuevos cantantes y compositores a la radio había sido aún restringido entre 1925 y mediados de 1934, limitándose la celebridad de muchos de ellos al ámbito barrial. Sin embargo, a fines de 1934 el panorama se veía distinto.
A los nombres de Carlos Saco y de los integrantes del conjunto Los Criollos (Luis de la Cuba, Luis Aramburú y Ernesto Echecopar), que tenían ya buen tiempo figurando en la programación de OAX4A, se añadirían pronto los de otros cultores de la música criolla, aunque es preciso anotar que algunos de los artistas que poco después destacaron en este tipo de música debutaron en aquellos años interpretando tangos y rancheras argentinas. Tal fue el caso de Ángel Santillán, Nicolás Wetzell y Alcides Carreño, Alicia Lizárraga, el trío Guido-Espinoza-Hernández y el pianista Laureano Martínez.19 La música argentina estaba entonces de moda, e inclusive César Miró, gran impulsor de la música criolla desde la dirección artística de DUSA, se destacó por cantar tangos ante los micrófonos.20
En 1935, solistas, dúos y tríos de barrio demostraban su talento y versatilidad en OAX4A Radiodifusora Nacional y en las nuevas emisoras. Alternaban la ejecución de música criolla con tangos, rancheras argentinas, foxtrot y one-step. En Internacional se presenta por única vez en radio el legendario Felipe Pinglo (1899-1936), quien, con el acompañamiento de Jorge Costa y Ángel Monteverde, interpreta El espejo de mi vida. En la misma emisora, el Conjunto Vitartino de Millares y Sotomayor, canta en noviembre A la memoria de Carlos Saco (fallecido pocos meses antes). En noviembre, también, debuta Rosa Ascoy (La Limeñita) en Radio Goicochea, donde los hermanos César y Manuel Andrade ejecutan “las más elogiosas piezas de su bellísimo y único repertorio de música criolla” (El Comercio, 2 de noviembre de 1935). Ese mismo mes se presentan en OAX4A el Trío Washington (Juan Sánchez, Manuel Ramírez y Domingo Flores) y Las Peruanitas (hermanas San Martín), acompañadas por el piano de Laureano Martínez.
César Santa Cruz recuerda que en OAX4A existía La hora del aficionado y que el solista o conjunto que se presentaba, previo examen ante Rosa Hernando o José Muñoz, participaba en el mencionado espacio, “no siendo materia de discriminación el género y tipo de música que los postulantes cultivaran”. Añade Santa Cruz:
Quien revise la programación correspondiente al mes de abril de 1935 encontrará que el sábado 6, a continuación de la orquesta “Los bohemios”, se presentó el “Trío Catalino” dando inicio al momento de los aficionados. Este conjunto criollo lo conformábamos: Pablo Casas Padilla, Manuel Villalba La Rosa y un servidor de Uds. No recuerdo cuántas presentaciones cumplimos (no fueron muchas). Pablo recién se perfilaba como compositor; en cada programa incluía algunos de sus valses. Como nos reuníamos en el barrio de Santa Catalina (en él vivía Pablo), Villalba decidió que el nombre del conjunto lo evidenciara (Santa Cruz 1989: 75).
En enero de 1936, César Santa Cruz Gamarra integra el Conjunto Abancay con Enrique Salinas, José Moreno y Ernesto Rosas. El grupo actúa ya bajo contrato en OAX4A y se llama así porque su “base de operaciones”, según Santa Cruz, se hallaba en la cuadra diez de la avenida Abancay (Santa Cruz 1989: 76). El programa de Radiodifusora Nacional del 14 de enero de 1936 incluye al Conjunto Abancay, anunciándolo como intérprete de varios temas, entre ellos La canción del porvenir y El espejo de mi vida de Felipe Pinglo (El Comercio, 14 de enero de 1936).
El “criollismo” empieza a ponerse de moda en la radio en 1936. En La hora notable de El Eslabón de Radio Grellaud se presenta el periodista Ezequiel Balarezo Pinillos (Gastón Roger), director del diario La Noche, para hablar de “cuadros criollos de antaño” (El Comercio, 23 de enero de 1936); y la entusiasta Rosa Elvira Figueroa organiza una Fiesta de arte cholo en Radio Goicochea, por el día de San Pedro y San Pablo, con “lo más destacado del arte costeño”: el poeta José Torres de Vidaurre diserta sobre “El romancero criollo”, se escenifican piezas de Rosa Mercedes Ayarza, el escritor J. E. Menacho interpreta Yo y mis hermanitas, “monólogo revistero de las calles de Lima”, y el ya afamado conjunto Los Criollos luce nuevamente su repertorio (La Crónica, 29 de junio de 1936). Los “cuadros criollos de antaño” se suceden en La hora notable de El Eslabón, y hacia fines de aquel año, Higinio García Vásquez, ganador de un concurso de música criolla organizado por la Municipalidad del Rímac, canta en Radio Internacional.
El 21 de diciembre de 1934 fue inaugurado el restaurante La Cabaña con asistencia del presidente Benavides, el mismo día en que iniciaba sus transmisiones Radio Weston (más tarde Radio Goicochea). La noche del 31 de diciembre, Radio DUSA transmitió en directo el baile de Año Nuevo desde el local del lujoso restaurante; en febrero, OAX4A haría retransmisiones de música bailable desde el mismo local a cargo de la orquesta Melody Jazz. Muchísimas audiciones musicales se emitirían desde allí en lo sucesivo, y La Cabaña se convertiría en las décadas siguientes en un local asociado al quehacer radial.