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3.4.8 Programas infantiles

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En OAX4A el Conjunto Infantil Estrella de los hermanos Rojas tuvo un programa donde se interpretaban canciones de moda durante 1935. En Radio Goicochea se creó La hora del niño por iniciativa de Rosa Elvira Figueroa y Catalina Recavarren. Tenía las secciones “Canción de cuna”, “Canción ingenua” y “Correo de brujas”, donde “una señorita imitará la voz de una abuelita, que, previo aviso de las mamás, nombrará a los niños inscritos como participantes poniendo de manifiesto sus adelantos y travesuras” (La Crónica, 31 de enero de 1936).

Fue, sin embargo, La hora infantil de Radio Internacional el más exitoso de los programas infantiles de esos años. Fundado prácticamente con la emisora en 1935 por Corina Garland, creó un Club Infantil en el que se inscribieron numerosos niños, y cuya membresía les permitía asistir a la radio y presentar espectáculos artísticos. Contaba con el respaldo del suplemento Pirulete de la revista Social, donde aparecían los cupones de inscripción. La mayoría de los niños eran de sectores socioeconómicos altos, y algunos de ellos alcanzaron notoriedad en las artes cuando fueron mayores, como Ricardo Roca Rey (el primer locutor infantil de la radio peruana), Joaquín Roca Rey y Chabuca Granda. Óscar Avilés, quien también participó en algunas audiciones, recuerda que allí conoció a Augusto Ego Aguirre, con quien formaría varios años después el conjunto Los Morochucos (entrevista con Óscar Avilés, 21 de setiembre del 2010). En el primer aniversario del programa se entregaron diplomas por asistencia y actuación a varios niños, entre ellos a Lucy Smith, quien se convertiría en cantante y actriz juvenil en la década siguiente (Pirulete 17, suplemento de Social 137, 5 de noviembre de 1936).

Sin embargo, no a todos agradaba La hora infantil de Radio Internacional. La revista Cascabel opinaba que el programa era “para salir corriendo” (Cascabel 58, 9 de noviembre de 1935) y que “Radio Internacional mejora a partir del momento en que terminan los chiquillos”. Respecto a ellos decía que “son cada vez menos tolerables. Destrozan los oídos de la gente” (Cascabel 71, 15 de febrero de 1936). Por cierto, el título de la revista, dirigida por el talentoso y malhumorado Federico More, parecía remitir antes a un venenoso ofidio que a una alegre sonaja.

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