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Los acontecimientos con impacto sistémico
ОглавлениеCuando un evento o acontecimiento afecta los intereses, comportamientos y expectativas de todos y cada uno de los actores que cohabitan en el escenario internacional –Estados, empresas, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, entre otros– podemos argumentar sin temor a equivocarnos que estamos en presencia de un acontecimiento con impacto sistémico en las relaciones internacionales. En el siglo XX podemos identificar ejemplos como la Primera Guerra Mundial, el crack financiero de 1929, la Segunda Guerra Mundial, el shock petrolero de 1973 y la caída del Muro de Berlín.
Cada uno de estos episodios alteró el funcionamiento y la dinámica del orden internacional. Como bien señala Henry Kissinger (7), todo orden está basado en dos componentes centrales: un conjunto de reglas comúnmente aceptadas que definen los límites de acción permisible y un equilibrio de poder que lleva a cabo la restricción cuando las reglas se rompen. En otras palabras, todo orden internacional se sustenta sobre una naturaleza de acuerdos (legitimidad) y una particular distribución del poder.
Los acontecimientos sistémicos justamente impactan de lleno en el poder y la legitimidad del orden. Esta afirmación no implica sostener que se trate necesariamente de puntos de inflexión o que marquen un parteaguas hacia un mundo totalmente distinto, sino que interpelan al orden vigente en aspectos fundantes y basales. Si se observan los eventos citados con una perspectiva histórica se podrá percibir que todos ellos generaron impactos en las dos dimensiones referidas. La magnitud de los ajustes y cambios en la actual crisis dependerá de la gestión que puedan lograr los diferentes actores.
La Gran Guerra (1914-1918) y la posterior humillación a Alemania fueron el germen del nacimiento del nazismo. La Gran Depresión del 29 condujo a la crisis del liberalismo –político y económico–. La Segunda Guerra Mundial configuró un escenario de bipolaridad y dio origen a la denominada Guerra Fría entre los EE. UU. y la Unión Soviética. La crisis petrolera de los años setenta mostró la sensibilidad de la potencia hegemónica, trastocó el mapa energético mundial e inauguró una prolongada recesión global. Por último, la implosión de la Unión Soviética no solo modificó el mapa europeo sino que además –y sobre todo– implicó la emergencia de un momento de excepcionalidad histórico en relación a la abrumadora asimetría de poder vigente entre la ahora única superpotencia del sistema –EE. UU.– y el resto (momento unipolar).
Ahora bien, aunque para un observador desprevenido pueda parecer que los acontecimientos con impacto sistémico siempre generaron cambios abruptos y bien marcados, lo cierto es que en realidad fueron más bien grandes dinamizadores de tendencias ya existentes y en curso. Por ejemplo, luego de la Primera Guerra Mundial, y de la famosa gripe española que produjo casi el doble de fallecidos que el conflicto, las tendencias observables fueron la profundización de un malestar social creciente, una marcada inclinación hacia el militarismo entre las grandes potencias europeas y el auge de las ideologías antiliberales (8).
El debate sobre el impacto de la pandemia del COVID-19 sobre las tendencias y desequilibrios preexistentes en el contexto internacional actual será abordado en el siguiente capítulo. Antes de meternos de lleno en dicho análisis, es menester señalar que la pandemia del coronavirus representa el tercer acontecimiento con impacto sistémico en lo poco que llevamos recorrido del siglo XXI. Los otros dos eventos que completan la lista fueron los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en EE. UU. y la crisis financiera internacional iniciada formalmente con la quiebra del banco Lehman Brothers, declarada el 15 de septiembre de 2008, claro que sus efectos resultaron mucho más prolongados y se extendieron además a lo largo y a lo ancho de todo el globo.