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La incertidumbre y los cisnes negros
ОглавлениеLa incertidumbre es una de las características distintivas de nuestro tiempo. La globalización y la hiperconectividad la tornan ciertamente exponencial si se la compara en términos históricos. El Índice de Incertidumbre Global presentado anteriormente (ver figura 1.3) es elocuente y muy gráfico en este sentido, mostrando una clara tendencia ascendente en las últimas décadas. Los analistas Ian Bremmer y Preston Keat destacan que “a diferencia del riesgo, la incertidumbre implica la imposibilidad de determinar la probabilidad o el impacto (o ambas) de un determinado evento futuro”(24). En tal sentido, el principal desafío en el manejo de riesgos radica justamente en transformar la incertidumbre en evaluaciones probabilísticas y medibles. Claro que esto no siempre resulta posible ni tampoco es una tarea sencilla. Cualquiera que tenga entre sus responsabilidades la gestión de riesgos debe tener presente que lo impensable ocurre con mayor frecuencia de lo que imaginamos y que, por tanto, siempre deberá lidiar con cierto nivel de incertidumbre (25).
En su famosa obra El cisne negro, el matemático e investigador Nassim Taleb señala que la incapacidad de predecir las rarezas implica la incapacidad de predecir el curso de la historia (26). Esta particularidad no es propia ni exclusiva de los tiempos modernos. Un ejemplo claro y contundente de “rareza inimaginable” fue la llegada de los españoles a América para los pueblos precolombinos.
La experiencia y cotidianidad de los aztecas no estaba preparada para los caballos, los mosquetes y el acero. Menos aún para las contagiosas enfermedades que los europeos trajeron con ellos en aquel entonces. La victoria de Hernán Cortés sobre el gran Imperio azteca no se debió principalmente a su fortaleza militar o a su capacidad estratégica, sino a la expansión de distintos virus sobre una población sin inmunidad alguna. Se estima que entre 1520-1521 las enfermedades provenientes del viejo mundo –principalmente, la viruela– mataron al 50% de los aztecas, alrededor de 15 millones de personas (27). Los aztecas sufrieron la lógica del cisne negro: lo que no sabemos es más importante que lo que sabemos.
Este episodio decididamente contiene los tres elementos de un cisne negro según la conceptualización de Taleb: rareza, impacto extremo y predictibilidad retrospectiva (pasado el acontecimiento parecía sencilla su predicción)(28). Los cisnes negros además son exacerbados y magnificados en su impacto por el hecho de ser inesperados.
Ahora bien, así como el desembarco de los españoles –y sus pestes– en América representó para los aztecas un claro cisne negro –de acuerdo con las categorías propuestas–, vale destacar que suele existir mucha confusión respecto de lo que es y lo que no es un cisne negro. En los últimos años tuvo lugar un conjunto de acontecimientos mundiales que sorprendieron y generaron impacto a escala global, todos los cuales fueron catalogados por muchos analistas y periodistas como cisnes negros. El Brexit y la elección de Trump en EE. UU. en 2016, el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil en 2018 y las masivas manifestaciones en Chile en 2019 son tan solo algunos ejemplos.
Todos estos acontecimientos resultaron en algún punto inesperados, en virtud de los pronósticos previos, a la vez que tuvieron un elevado impacto. No obstante, el talón de Aquiles de muchos de estos eventos para ser considerados cisnes negros está en su rareza. Un punto neurálgico en las discusiones sobre cisnes negros radica en quiénes son los que le adjudican y le endilgan esa connotación a un evento específico. En otras palabras, ¿son cisnes negros o se trata en realidad de cisnes blancos que el mainstream de las Ciencias Sociales y las principales consultoras económicas y de riesgo no pueden observar como tales porque miran el mundo con lentes equivocados o de manera distorsionada por un microclima político, económico y social determinado?