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HISTORIAS DE LAS ESPARRAGUERAS (1919)

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Las «Histories de les Esparregueres» fueron otra de las series estivales en lengua catalana que aparecieron en forma de glosas en el periódico La Veu de Catalunya durante los meses de agosto, septiembre y octubre de 1919. Calificadas de «historietas raras y divertidas» por el crítico y discípulo orsiano Josep M. Capdevila, y como «divertimento» estival por su biógrafo Enric Jardí, Eugenio d'Ors recoge irónicamente en estas prosas una serie de leyendas, impresiones y anécdotas vividas durante una estancia en el Mas de les Esparregueres, propiedad de la familia del mismo Capdevila. Según parece, fue en esta masía que el joven Capdevila tuvo que reposar durante cierto tiempo. La masía está situada en el Sallent de Mieres, cerca del pueblo de Santa Pau, en la comarca de la Garrotxa del norte de una Cataluña no precisamente mediterránea, sino sensiblemente centroeuropea. Tal como el mismo Capdevila recuerda, un mediodía, volviendo de la Escuela de Bibliotecarias en Barcelona, explicó a sus amigos y maestros Eugenio d'Ors y Joan Palau Vera que, por consejo médico, debía pasar una etapa de reposo en la montaña39, Ors decidió acompañarlo en su convalecencia y aprovechar aquellas semanas de tranquilidad y solitud para escribir, entre otras, «Una primera lección de filosofía», que se publicaría en 1926.

Ors y Capdevila se trasladaron al Mas de les Esparregueres en una tartana desde la ciudad de Olot, cuyas luces, de lejos, «parecían las de París», y cuya Biblioteca Popular había inaugurado el mismo Ors en el año 1918. Les acogieron unas sirvientas, Consol, hija de Gasparic de Mieres, el de la canción, y una payesa llamada Magdalena. Les visitaron las bibliotecarias Dolors Hostalrich y Valeria Seligman, así como los pintores Joaquim y Marià Vayreda. Parece que Ors se entusiasmó con la rusticidad del lugar y el catalán ligeramente arcaico y sabroso de sus habitantes. Los dos amigos, maestro y discípulo, reposaron, comieron abundantemente, fumaron habanos, simpatizaron con los campesinos de la zona y asistieron a las fiestas mayores de los pueblos cercanos. Durante aquellas semanas, Ors leyó los Elogios de Fontenelle y Pinya de rosa del gran prosista Joaquim Ruyra. En uno de los últimos capítulos, Ors afirmaba: «¡Inteligencia, señora de mi vivir, norte de todos mis pensamientos! ¿Cómo he podido licenciarme, por tanto tiempo, de tu servicio? ¿Cómo he podido gozarme en la natura, yo, que en este mundo he amado a la cultura nada más?». Dos años más tarde, las Historias de las Esparragueras se publicaron, traducidas al castellano y en un volumen junto a Oceanografía del tedio.

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