Читать книгу Segunda virginidad - Fernanda Ballesteros - Страница 3

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Sebastián pasa por Isabela en la camioneta familiar, sin asientos traseros, y la estaciona en un terreno baldío, en una calle con cuatro casas grandes y viejas, apartadas del carro con luces apagadas. Sebastián le quita la blusa, el corpiño, el pantalón, el calzón. Ella, seca, ignorante del instructivo básico, suelta su figura, maleable por las manos de él. Nadie le ha explicado, nunca ha visto alguna imagen del acto. Sebastián la cambia de lado, de pose, busca la manera de penetrar la vagina desértica. La toma de la cintura y la acomoda arriba de él para intentar acceder desde abajo, las rodillas de Isabela frotan la alfombra dura, el contrapeso ella lo pone entonces en las manos, brazos rígidos, dos columnas huesudas con la cara de Sebastián al centro, absorto en la operación. Isabela baja también la mirada y ve las tetas alargarse, cambiar de redondas a óvalos, a globos desinflados. Las tetas de vaca endurecen el resto del cuerpo y se aparta de Sebastián.

Él no dice nada. Ella toma el corpiño, la blusa, el calzón, el pantalón.

No perdió la virginidad.

Las tetas de vaca la salvaron.

Segunda virginidad

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