Читать книгу Otra historia de la ópera - Fernando Sáez Aldana - Страница 59
La Muerte como personaje
ОглавлениеExiste una ópera sin muerte cuya protagonista, paradójicamente, es la mismísima Muerte. Formando parte de su campaña contra el «arte degenerado», el diabólico régimen nazi calificó de «música degenerada» (Entartete Musik) a la que compusieron músicos que fueron perseguidos por su origen judío o sus simpatías por el marxismo, o por las nuevas corrientes musicales como el jazz.
Algunos, como Erich W. Korngold (La ciudad muerta), Arnold Schönberg (Moisés y Aarón), Berthold Goldschmidt (El cornudo formidable) o Ernst Krenek (Jonny empieza a tocar) salvaron la vida escapando de Alemania. Walter Braunfels (Los pájaros) fue prohibido pero conservó la vida; Franz Schreker (Los estigmatizados) murió antes de que lo mataran pero Hans Krása y Viktor Ullmann, no tuvieron esa suerte. Ambos fueron internados primero en el campo de concentración de Theresienstadt (hoy Terezín, en la República Checa), donde compusieron sendas óperas. Krása logró estrenar en aquel lugar su ópera para niños Brundibár, pero a Ullmann le prohibieron representar El emperador de la Atlántida porque olía a caricatura del mismísimo Hitler. Ambos morirían en el campo de exterminio de Auschwitz en octubre de 1944, con un día de diferencia.
En El emperador de la Atlántida, subtitulada «La abdicación de la Muerte», el personaje principal es la Muerte, que se declara en huelga cuando el Emperador Overall («Por encima de todo») ordena una guerra en la que todos deben matarse hasta no quedar supervivientes. Ofendida por lo que considera una usurpación de competencias, la Muerte —papel encomendado, cómo no, a un bajo— deja de «arrancar las hierbas marchitas» y el resultado de su huelga de brazos caídos es que los soldados no mueren ni siquiera después de ahorcarlos o fusilarlos. Incluso surge una tierna historia de amor entre un soldado y una doncella enemigos. Pero los sufrientes no encuentran el consuelo liberador de la defunción y el Emperador acaba claudicando ofreciéndose a la Muerte como su primera víctima si empuña de nuevo la guadaña para que «salve a millones de la agonía de la vida». ¿Hubiese compuesto Ullmann una obra parecida fuera de un campo de exterminio nazi?
El emperador de la Atlántida se estrenó en Ámsterdam en 1975.