Читать книгу Otra historia de la ópera - Fernando Sáez Aldana - Страница 64
Fidelio
ОглавлениеLos llamados «compositores de una sola ópera» en realidad crearon más de una e incluso muchas en algunos casos, pero actualmente solo se les recuerda por el único título que ha logrado mantenerse en el repertorio. Son los casos de Leoncavallo (Payasos), Mascagni (Cavalleria rusticana), Flotow (Martha), Thomas (Mignon), Humperdinck (Hansel y Gretel), Charpentier (Louise), Ponchielli (La Gioconda) o Weber (El cazador furtivo). Pero, en el caso de Beethoven, el calificativo es exacto, pues en verdad solo compuso una ópera, Fidelio o el amor conyugal (que siempre ansió, pero nunca pudo disfrutar).
Beethoven, que nunca mantuvo una relación estable con una mujer a pesar de haberla perseguido toda su vida, compuso su ópera imbuido de los ideales de justicia y libertad frente a la tiranía, tan afines a su personalidad. Florestán es lo que hoy llamaríamos un preso político, víctima del rencor de un vengativo gobernante despótico que planea matarlo en la tenebrosa mazmorra de la prisión sevillana donde languidece. Pero su valerosa mujer, Leonora, se disfraza de hombre y con el nombre de Fidelio (fiel) se las apaña para entrar al servicio del penal, ganarse la confianza del carcelero —y el amor equívoco de su hija— y liberar a Florestán amenazando con una pistola al malvado Pizarro cuando se dispone a ejecutarlo. Es la hermosa historia de un condenado a muerte y liberado por la fuerza del amor de una esposa capaz de todo. La debilidad argumental reside en lo inverosímil que resulta no solo que una mujer se haga pasar por hombre en estrecha convivencia con una familia, sino que Marcelina, la hija del carcelero Rocco, se enamore de él/ella. Menuda cara se le pone cuando se descubre el pastel. ¿Seguirá insistiendo Jaquino en cortejarla después del chasco? Hay óperas en las que nos gustaría saber qué fue de los personajes tras la caída del telón. Pero si a Beethoven le costó Dios y ayuda crear su ópera, para rato iba a embarcarse en un Fidelio 2.