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3. PROFESOR DE LITERATURA EN ESTADOS UNIDOS. «SOCIOLOGÍA DIFUSA» Y EL GIRO HACIA LA FRAGMENTACIÓN: 1952-1971
ОглавлениеA partir de 1952 la sociología de Ayala va a comenzar a aparecer absolutamente hecha trizas; se abandonan prácticamente las reflexiones sobre qué es la sociología, cuáles son los métodos apropiados para practicar esta disciplina, etc.; sus acercamientos a diversos temas serán cada vez más fraccionados e irán en busca de los problemas desde diversos puntos de vista, que compondrán una imagen unitaria una vez observados en conjunto. Además de la fragmentación, que ya estaba presente en mayor o menor medida en función de los textos, lo que tenemos a partir de ahora es un ejemplo perfecto de lo que he llamado «sociología difusa» (Ribes, 2002: 104-105). Serán textos elaborados a partir de sus conocimientos y estudios sociológicos, a partir de su «enfoque sociológico», en los que, sin embargo, desaparece la retórica académica, se reduce la longitud de los ensayos, y se busca un público lector más amplio. A partir de ahora, se abandona la intención de hacer una obra más o menos exhaustiva y con una estructura académica (como el Tratado o la Introducción), y se profundiza en la negativa a elaborar una Gran Teoría abstracta. Además, se reeditan ensayos previos, y se combinan con otros escritos en estos años, con lo que el significado de los mismos (al estar insertos en otras unidades) es muy distinto. En esta época se intensifican los discursos fragmentados y la intertextualidad, e incluso completa argumentos o ilumina ciertos problemas sociales desde obras literarias.
La faceta literaria de nuestro autor se había visto interrumpida desde los años treinta hasta que aparecen en 1949 Los usurpadores y La cabeza del cordero, dos libros de relatos de ficción; aunque en rigor lo que se interrumpe no es tanto la creación literaria de Ayala sino su publicación en formato de libro, puesto que ya en 1939 publica en una revista «Diálogo de los muertos», que se incorporará posteriormente a Los usurpadores. Estos dos libros de cuentos se complementan mutuamente; se trata de dos textos paralelos, tal y como ha señalado Richmond (1992: 18). A mi juicio también complementan otras reflexiones e ideas de este autor (el individuo en sociedad, la crisis, el exilio, la guerra civil española, etc.) que podemos encontrar en sus trabajos sociológicos, tanto en los ensayos sobre la libertad y el liberalismo (la tesis principal de Los usurpadores es, según expone el propio Ayala, que «el poder ejercido por el hombre sobre su prójimo es siempre una usurpación»; Ayala, 1992: 100) como en las reflexiones en torno a la historia de España que se recogen en Razón del mundo.
Precisamente en esta época de «sociología difusa» y libros de cuentos hay un nuevo giro en la vida de Ayala; se trata de su cambio de residencia y de trabajo. A partir de ahora, hasta su jubilación, se convertirá en profesor de literatura en distintas universidades de Estados Unidos (Princeton, Rudgers, Chicago, New York University, etc.). En esta nueva situación se abrirán paso en sus obras algunas influencias provenientes de las ciencias sociales norteamericanas (sociología, antropología, ciencia política). Uno de los textos más importantes de este período es Tecnología y libertad (1959), en el que Ayala vuelve a reflexionar sobre la sociedad inmediatamente contemporánea. En lo que se centra ahora, y añade a sus análisis principales e incorporará cada vez más en su literatura, es en la desintegración de las sociedades, que no es más, a fin de cuentas, que una radicalización de las características propias de la sociedad masa. Las palabras han perdido su función comunicadora, los intelectuales son relegados todos a un exilio con respecto a la sociedad y no pueden trazar mapas que orienten (porque la función del intelectual es ejercer de guía, como dejamos dicho más arriba: más que oficio, es sacerdocio); dibuja, pues, una sociedad desintegrada (que avanza al mismo tiempo que la unificación del mundo; ofreciendo un proceso inverso en lo micro con respecto a la tendencia identificada en lo macro), una sociedad de masas triunfante, en la que, además, el individuo se ve amenazado por la nueva situación política internacional: el choque entre los dos bloques surgidos tras la Segunda Guerra Mundial, dos grandes entidades que confirman, por otra parte, la tendencia hacia la unificación y la integración de los Estados-nación en unidades mayores. La única alternativa posible es, de nuevo, la solución ética (Ayala, 1959). Como decíamos, estos análisis se verán continuados en sus narraciones de ficción: Historia de macacos [1955], Muertes de perro [1958] y El fondo del vaso [1962]. En estas obras aparece reflejado un mundo sin valores, desintegrado, en el que los hombres abdican de su responsabilidad y aparecen frecuentemente animalizados (como perros, como macacos): «¿Qué culpa voy a tener yo —reflexiona un personaje de Muertes de perro—, ni por qué regla de tres me han de meter a mí en esto? Si vamos a hilar delgado, todos tenemos la culpa de todo cuanto pasa en el mundo, y a todos, por fas o por nefas, nos incumbe alguna responsabilidad. Sería chistoso que ahora resultara que yo…» (Ayala, 1998 [1958]: 93).
A partir de los años sesenta, Ayala empieza a regresar a España, aunque no acabará de trasladarse definitivamente a este país hasta que se jubile en Estados Unidos, a finales de los años setenta, y España se convierta, otra vez y tras casi cuarenta años de dictadura franquista, en una democracia. No obstante, su regreso a su país natal comienza en los años sesenta, como decíamos, tanto mediante breves estancias como por la recepción de sus trabajos literarios y sociológicos. Por ejemplo, y tras diez años de censura, Muertes de perro se edita por primera vez en España en 1968. Es preciso recordar que los libros de Ayala estuvieron, en general, prohibidos desde 1936 hasta 1955. Tras esa fecha, sin embargo, la censura franquista prohibió también la publicación de Muertes de perro [1958], El fondo del vaso [1962], El as de bastos [1962], e incluso su Obras narrativas completas (1969) (Tucker, 1991: 95). Aún en junio de 1971 tenía Ayala problemas con la censura franquista (a propósito de las Obras narrativas completas y La cabeza del cordero), tal y como él mismo le cuenta a su amigo el también exiliado escritor Max Aub en una carta el 11 de junio de 1971 (Soldevila, 2001: 181). En todo caso, Ayala va retornando poco a poco, tanto la persona como el autor, y en 1970 varios periódicos publicaron una «Salutación a Francisco Ayala» firmada por numerosos intelectuales españoles, como Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Francisco Ynduráin, Paulino Garagorri, etc. (cfr. VV. AA., 1992).
En 1965 publica Ayala un texto sociológico fundamental, España, a la fecha, en el que continúa su línea de reflexión sobre la historia reciente de España (desde el siglo XIX hasta los años sesenta del siglo XX). Ayala se detiene a analizar el período de la Restauración, y sostiene la hipótesis de la existencia de un medio siglo excepcional, que iría desde el golpe de Estado de Martínez Campos hasta el de Primo de Rivera. En ese lapso de tiempo la europeización de España ya estaba conseguida. Por eso el régimen de la Restauración se hizo inadecuado para la España moderna, y por eso el proceso político culmina en la democracia (II República). La guerra civil no era un desenlace natural del proceso histórico, sino que se originó más bien como uno más de los alzamientos militares, similar a otros previos, que no habría tenido demasiada importancia si no hubiera sido por la participación (de italianos y alemanes a favor del bando rebelde) y la no participación (de las democracias inglesa y francesa) de las potencias extranjeras. Además, el desenlace de la Segunda Guerra Mundial, que habría podido significar el fin de la dictadura franquista, trajo consigo un nuevo orden mundial que favoreció la supervivencia de la misma (cfr. Ayala, 1965). En todo caso, Ayala sostiene con cierto optimismo que, a partir de los años sesenta, la sociedad española está empezando a romper los diques de un régimen «arcaizante y retardatorio», que pertenece ya a otro tiempo histórico, a un presente que ha devenido pasado, tanto si se observa la sociedad española como si se tiene en cuenta el contexto internacional.