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1 Los retos de la gestión de la innovación
ОглавлениеGalo Peralta Fernández
Director de Gestión. Fundación Instituto de
Investigación Marqués de Valdecilla (IDIVAL)
Nadie duda de que la innovación es una de las claves para superar los retos que nos plantea nuestra Sociedad. Una situación paradigmática ha sido la pandemia COVID en la que el desarrollo de nuevas vacunas, nuevos sistemas diagnósticos, la exploración de nuevas medidas de control epidemiológico, los nuevos tratamientos que están apareciendo, la reorganización de nuestros sistemas sanitarios, la reinvención de los flujos y usos de información, etc. han sido imprescindibles para su abordaje. Estas innovaciones son fruto del conocimiento aplicado, que, si bien se ha creado dentro de una cadena escalonada en la que durante siglos los conceptos nuevos se han ido sucediendo, apoyados en los preexistentes, es ahora cuando han convergido en unas nuevas soluciones concretas que a su vez están en continua evolución.
La innovación es un concepto del que todos podemos hablar de manera intuitiva y que aplicamos de maneras muy diversas, que identificamos con una evolución, una mejora de nuestra actividad y en definitiva de nuestra sociedad. Y, sin embargo, tal como nos recuerda el biógrafo Walter Isaacson (1), hoy en día hablamos tanto de innovación que esta se ha convertido en un cliché de moda, vacío de un significado claro.
La innovación, se puede enfocar con perspectivas diversas, con enfoques muy distintos. Tratemos, pues, de acotar el significado de la innovación desde la perspectiva de su gestión, que es el que aborda este libro. Centrados en el ámbito de la salud, y con una descripción simplista, que trata de aclarar conceptos, hay dos enfoques de especial relevancia cuando hablamos de la “gestión de la innovación”: la visión del gestor sanitario y la del gestor de la innovación.
El gestor sanitario se refiere generalmente a la innovación como la incorporación de nueva tecnología y nuevos modelos de aplicación de ésta, entendida la tecnología en el más amplio sentido que incluye dispositivos, procesos y fármacos. Esto se plantea tanto desde la perspectiva de que la tecnología que se incorpora lo hace por primera vez en un entorno concreto y es considerada por ello una innovación, o desde la que considera que esta tecnología, independientemente de cuál sea, se despliega de modos novedosos, como sucede en la medicina de precisión o en la innovación organizativa, siendo esto también innovación. El marco de trabajo en el que se define la innovación para el gestor sanitario es por tanto la novedad, su precio, la sostenibilidad, sus vías de aplicación y el valor de esa innovación para el paciente. El gestor sanitario trabaja en la ruta que permite que la mejor atención sanitaria tenga lugar, con los recursos existentes y de una manera sostenible, normalmente en un ámbito geográfico concreto aplicando los avances a su entorno (2,3). Las implicaciones de una aplicación de la innovación en este ámbito son enormes, pueden tener impacto en aspectos muy diversos como la accesibilidad a la salud, las listas de espera, la seguridad del paciente, y, en fin, en la prevención y el pronóstico de diversas enfermedades y la calidad de vida de los pacientes.
Por el contrario, el gestor de la innovación, que en nuestro caso también trabaja en el entorno sanitario, considera que la innovación es el desarrollo de un nuevo producto que aporta valor. De una manera simplista podríamos decir que su marco de trabajo va desde la idea a su aplicación, y que hay algunos elementos especialmente relevantes en su desarrollo para que se dé la creación de una solución para el paciente como son el estudio del estado de la técnica, de la viabilidad de la idea, el despliegue de acuerdos, la protección industrial o la entrada en el sistema sanitario o en el mercado. El gestor de la innovación trabaja en la ruta que permite que una idea se convierta en una solución para el paciente, ya no sólo en un ámbito geográfico concreto sino idealmente en otros muchos. Partimos de ideas concretas que tratan de ser convertidas en mejoras con una aplicación escalable. Su complejidad es considerable y requieren de un alineamiento con la estrategia de la organización. Harold Kerzner (4) nos recuerda que la gestión de proyectos de innovación es una gestión estratégica, que a diferencia de la gestión de proyectos convencional debe ser netamente proactiva, requiere de un pensamiento creativo y análisis alternativo, se debe insertar de manera contundente en el marco estratégico de la organización, se basa la toma de sus decisiones en una estrategia comercial y consigue resultados esencialmente a largo plazo.
Esta dualidad en la gestión relacionada con la innovación del ámbito sanitario, gestión dirigida a la atención sanitaria y gestión de innovación sanitaria a secas, provoca una dicotomía que no es nueva y que sucede también con la docencia y la investigación, ámbitos que por otra parte han aprendido a convivir a lo largo de los años en los entornos sanitarios como elementos complementarios y que se retroalimentan entre ellos. Ambos pueden converger y en cualquier caso parten de la base de que se obtiene un beneficio a través del cambio, que en el primer caso se centra sobre todo en una mejora de la salud, mejor atención sanitaria y uso eficiente de recursos y en el segundo en un beneficio económico directo, teniendo en cuenta que puede existir un solapamiento en los objetivos y resultados de la gestión de la innovación que acomete el gestor sanitario y el gestor de la innovación (5).