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Simulación de esfera armilar

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Dice Lacan en el Seminario 23 que a

[…] la cadena borromea por algo se la llama nudo. Es algo que se desliza hacia el nudo […] me vi llevado a articular esta cadena incluso a describirla, conjugando lo simbólico, lo imaginario y lo real. Lo importante es lo real. Después de haber hablado largamente de lo simbólico y lo imaginario, me vi llevado a preguntarme qué podría ser en esa conjunción lo real63.

Y a continuación afirma que lo real no puede ser sólo uno de estos redondeles de cuerda, el que corresponde a la dimensión de lo real. La manera de presentarlos en su «nudo de cadena» es lo que constituye enteramente lo real del nudo [cadena].

Adentrándose en la cuestión de las apariencias y de las falsas evidencias, Lacan retoma en la página 107 algo que había empezado a considerar en la página 36 del Seminario 23. Allí había presentado la esfera armilar, propia de la mecánica y la astronomía ptolomeica, donde la esfera celeste está concebida como tres esferas contenidas una dentro de la otra, estando la dinámica asegurada por su rozamiento.

Muestra los tres planos en que se mueven los círculos de la esfera armilar64. Los tres círculos no son otra cosa que la reducción de tres esferas. Cuerpo platónico cuya excelencia de buena forma, dio pie a la imaginarización concebible a partir del cuerpo como superficie cerrada con un interior y un exterior. En su litigio con la esfera desde el comienzo de su enseñanza, apoyándose en el toro y demás objetos de la topología combinatoria, Lacan concluyó dándole al parléser un cuerpo tórico, sí, pero perforado y revertido (le tore-trique). Munido de este garrote, le dio a la esfera psicológica el golpe de gracia.


A esta forma primitiva de la esfera armilar que servía como una primera forma de orientación, Lacan le responde en su propia noche de navegante con su esfera armilar. Ya no es la de las tres esferas concéntricas, sino la cadena brunn construida al estilo de una esfera armilar pero asegurada de esta manera, donde cualquiera de los tres redondeles que corte, se sueltan todos. En la anterior esfera armilar las tres esferas eran independientes, sin ningún tipo de conexión, salvo el estar una dentro de la otra. Rompió con esa esfericidad del pensamiento, y pasó a esta cadena brunn que simula la esfera armilar: «La cadena borromeana es la esfera armilar»65. Tiene potencia, por un lado de metáfora del navegante buscando orientación en relación al cosmos y a la esfera celeste, y por otro lado marca la diferencia fundamental entre dos concepciones, una esférica y otra brunniana. Lo real, lo simbólico y lo imaginario no son tres esferas una dentro de otra, sino un enlace de tres dimensiones.


Y Lacan continúa su inexorable marcha hacia la conclusión fundamental66 que da título a la Sesión VII del Seminario 23:

Existe una diferencia entre la cadena borromea y lo que se dibuja siempre en una esfera armilar cuando se intenta circularizarla en tres niveles que llamamos respectivamente transversal, sagital y horizontal.

Y destaca a continuación:

Nunca se representó de esta manera una esfera armilar. Como la falsa esfera que dibujé está sostenida por círculos, hay una manera de manipularla que consiste en darla vuelta sobre ella misma.

Y continúa argumentando en la dirección que le interesa, mostrar el obstáculo que significa la evidencia para alcanzar lo real de estas figuras.

Resulta difícil no pensar que una esfera está ligada a la idea de todo. El hecho de que se represente la esfera con un círculo liga al círculo la idea de todo. Ésta no se sostiene, sin embargo, más que por la esfera. Pero es un error, porque la idea de todo implica el cierre, mientras que sí se puede dar vuelta ese todo. El interior se vuelve el exterior. A partir del momento en que sostenemos con círculos la cadena borromea, esta puede darse vuelta, debido a que el círculo no es en absoluto lo que se cree, lo que simboliza la idea de todo. En efecto, en un círculo hay un agujero […]».

Continúa en esta línea67, coloreando los tres redondeles de una cadena:

[…] si coloreamos con rojo uno de los tres redondeles, no es el mismo objeto que si coloreamos este con verde y este con azul, o si hacemos lo inverso. Sin embargo, si damos vuelta la esfera [la falsa esfera armilar] es el mismo objeto. Obtendremos muy fácilmente una disposición contraria. […] Las cosas no son tan fáciles de demostrar. Sí con sólo pensarlo resulta inmediato que los tres redondeles pueden ser dados vuelta unos respecto de los otros, no es algo que se consiga tan fácilmente manipulándonos. […] ¿Qué nos detiene en suma? Estamos detenidos en la inmediatez, que es otro tipo de evidencia [évidence], si puedo decirlo así, que es la que, en lo que concierne a lo real, designo con un joke que hago descansar en el vaciamiento [évidement]. Lo que resiste a la evidencia-vaciamiento es la apariencia nodal que produce lo que llamo la cadenudo, equivocando cadena y nudo. Esta apariencia nodal, esta forma de nudo, si puedo decirlo así, produce la seguridad de lo real. Diré pues, en esta oportunidad, que una falacia es testimonio de lo real, puesto que he hablado de apariencia.

A los fines de este artículo ya está esbozada la cuestión esencial que es la oposición evidencia-evidenciamiento ya descrita68.


Lo que resiste al vaciamiento de la evidencia es la apariencia nodal que produce lo que llamo la cadenudo (chaînoeud), equivocando cadena y nudo. Esta apariencia nodal, esta forma de nudo, si puedo decirlo así, produce la seguridad de lo real69.

La cadena es real en tanto triple calce de RSI, y en cuanto tal permite situar la dimensión de lo Real respecto de S e I, a la vez que muestra la función de lo real en los tres goces: del cuerpo, fálico y del sentido.


Évidement es un neologismo que reúne en un término las dos palabras: evidencia y vaciamiento. A la inmediatez de la evidencia se la vacía para aproximar así lo real. En pleno baile joyceano, Lacan designa joke al nuevo término.

Con carácter provisorio, proponemos una traducción muy inferior al término de origen: evidenciamiento. Este neologismo sugiere el acto de desvelar la mentira que implica la evidencia, pero pierde el sonido del vacío que está presente en el original francés.

Evidenciamiento: habla la evidencia para decir «Yo, la evidencia, miento». Miento porque la cadena borromea de tres nudos parece ser un solo nudo, produciendo la seguridad de haber asido lo real. Un nudo aparenta acercar lo real, pero sólo la cadena nos permite localizarlo en la escritura.

Estudios sobre lo real en Lacan

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