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Voluntades anticipadas

SOL URBINA GUTIÉRREZ
TALINA BALDENEGRO ARREDONDO

Mejor vida es morir, que vivir muerto.

Quevedo

A medida que existe un incremento en la esperanza de vida, se puede predecir la probabilidad de que aparezcan un mayor número de enfermedades. Esto implica un reto para los profesionales de la salud en los temas de toma de decisiones. Si bien el avance de la biotecnología aplicada al contexto médico ha sido una oportunidad de esperanza de vida para los pacientes, el oportuno análisis de su aplicación en situaciones particulares en donde esta prolongación de la vida vaya en contra de los deseos principales de los pacientes o sea considerada una medida desproporcionada o extraordinaria, es tema a considerar primordial. Asimismo, entra a colación el análisis de los procesos o estrategias por los cuales son tomados en cuenta los deseos y/o preferencias de los pacientes y con esto reconocer necesidades principales de acuerdo al momento específico en el que se encuentra el paciente respecto a la enfermedad, para así favorecer a la visualización de toma de decisiones ajustadas a un contexto particular como final de vida o avance de enfermedad, en donde el respeto a la autonomía del paciente sea una herramienta para evitar obstinación terapéutica, entre otras situaciones que se analizarán posteriormente.

La primera Ley de Voluntades Anticipadas entró en vigor en México el 7 de enero de 2008, en el antes Distrito Federal. Esta ley regulaba las formalidades y requisitos del documento de voluntad anticipada, obligaciones del notario, representación, suscripción y testigos. Este primer intento de voluntades anticipadas marcó la pauta para su legislación en otras entidades en el país.

Hacia el 2011 se realizaron modificaciones para facilitar las cuestiones de formalidades del proceso de obtención del documento de voluntades anticipadas y se estableció la obligatoriedad de los familiares a respetar las decisiones tomadas previamente cuando el paciente ya no se encuentre en condiciones de decidir de forma consciente. Las leyes en el resto de los estados donde han sido aprobadas, contemplan prácticamente los mismos aspectos respetando el proceso de morir sin acortar la vida, reconociendo el derecho a rechazar tratamiento innecesarios y a recibir cuidados paliativos.

Objetivos principales de las voluntades anticipadas

El desarrollo de las voluntades anticipadas responde a una evolución desde el mundo jurídico en relación con el respeto a la autonomía, que aterriza en el documento de voluntades anticipadas y la posibilidad de planificación de los cuidados y atenciones. No deben centrarse solamente en qué tratamientos no desean los pacientes, sino también en qué servicios y tratamientos necesitan para brindarse cuidados y atención óptimos (Walsh, 2010).

Aunado al ejercicio de expresar deseos y preferencias, debe asegurarse un ejercicio de comunicación plena con el paciente y la familia. Que el paciente cuente con información clara, precisa, oportuna y veraz le permitirá formular un panorama mayormente dimensionado de la realidad que vive respecto a la enfermedad y su entorno, hacia su condición futura y considerar el apego a la atención de sus voluntades. Algunos de los principales objetivos que pudieran enlistarse con la finalidad de visualizar la utilidad de las voluntades anticipadas son:

•Conocer y reconocer deseos y preferencias de los pacientes.

•Identificar las principales necesidades de los pacientes.

•Favorecer la planificación de cuidados, entendido como un ejercicio en conjunto con los profesionales de la salud involucrados, el paciente y la familia con la que ya hubo un previo proceso de comunicación efectiva.

Las principales barreras que limitan su aplicación son:

•Incertidumbre del pronóstico.

•Incomodidad por parte del profesional de la salud o falta de capacitación para comunicar información adversa.

Renuencia a revelar un pronóstico no favorable

Cuando existen concepciones erróneas por parte del profesional de la salud sobre los efectos de comunicar un diagnóstico o pronóstico no favorable se niega al paciente la oportunidad de realizar un balance sobre su propia vida, planificar su futuro. Por ejemplo, el 63% de los clínicos que trata principalmente a pacientes con cáncer se muestra excesivamente optimista en relación con el pronóstico sobreestimando el tiempo restante hasta la muerte (Walsh, 2010).

Capacidades de comunicación inadecuadas

Se debe favorecer a una toma de decisiones centrada en el paciente, no en criterios personales del profesional de salud que da la atención ni en valoraciones meramente morales. Que el profesional de la salud favorezca un entorno de comunicación abierto, honesto, respetuoso y suficiente garantizará en mayor medida un canal de comunicación efectivo.

Si se garantiza que el profesional de la salud cuente con la capacitación y herramientas necesarias para una comunicación adecuada, se favorecerá en gran medida la toma de decisiones por el paciente.

La falta de claridad en el abordaje por parte de los profesionales de la salud a pacientes capaces de tomar decisiones, que presentan enfermedades con pronóstico desfavorable, es un punto que implica la forma en que se organizan los servicios y la necesidad de implementar estrategias que favorezcan la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad en función de brindar una atención de calidad que se vea reflejada en satisfacción de la atención recibida, claridad en la información, trabajo coordinado entre profesionales de la salud y con el paciente.

Esta armonía y organización en la atención favorecerá a identificar el momento en donde se pueda entablar la conversación referente a la planificación a futuro y toma de decisiones, reflejado en las voluntades anticipadas.

Conclusiones

Podemos concluir que las voluntades anticipadas son un ejercicio que favorece un acercamiento al respeto de la autonomía de los pacientes, en el sentido estricto que toma en cuenta deseos y preferencias, reconociendo necesidades de los pacientes mismos que pueden ser cambiantes y por lo mismo se considera un documento que en cualquier momento puede ser revocable por el paciente. La identificación de barreras particulares y generales en el proceso de acceso a las voluntades anticipadas podrá generar estrategias que permitan que los pacientes tengan la oportunidad de no caer en obstinación terapéutica, mejorar la calidad de la atención en los pacientes, modificar el impacto económico en los servicios de salud al no gastar recursos en procedimientos e intervenciones innecesarias para el paciente e incluso la oportunidad de decidir pasar últimos días de vida en domicilio. A futuro queda seguir implementando estrategias en función de una mejor calidad de la atención hacia los pacientes y sus familias.

Principios prácticos de medicina paliativa y del dolor

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