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Modelos de atención en la actualidad

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Se encontraron 7 modelos de atención, de los cuales 2 son teorías clásicas para el abordaje de los CP, 4 son modelos de atención paliativa y 1 modelo de atención gerontológica centrado en la persona sin enfoque paliativo, expuesto con el propósito de integrarlo en la futura propuesta. De todos éstos, no se excluyó ninguno, ya que la escasez de información los hace relevantes. Los resultados se muestran en el siguiente esquema.


Figura 4. Integración de los modelos de atención

En los artículos anteriores se encontró que, en general, ningún modelo tiene en conjunto la atención paliativa gerontológica y centrada en la persona. Las teorías clásicas hablan sobre la atención del dolor global, integrando área moral, psicológica, espiritual, social y física, esta última con el manejo de analgésicos llamados opioides. Crea el sistema de hospicio, basado en un ambiente para una mejor adaptación del paciente y de su familia. Asimismo, emergen los cuidados domiciliarios por un equipo multidisciplinario para mejorar la calidad de vida del paciente en su hogar (Saunders, 1963). Otra de las teorías clásicas desarrolla el tratamiento enfocado al área emocional. Al llevar los procesos de duelo, se encamina a la identificación y comprensión de las emociones y sentimientos, tales como negación, ira, depresión, negociación, aceptación y esperanza, a los que asocia con un proceso de adaptación a la realidad, implementado por medio de la escucha activa por parte del terapeuta y una serie de entrevistas empáticas, que muestren un interés genuino hacia el paciente, y se averigua sus necesidades del momento. Busca transformar las actitudes para aliviar el sufrimiento mental y emocional (Kübler-Ross, 1993: 10-11).

La atención de CP se intenta integrar al sistema médico hospitalario, como por ejemplo en cuidados intensivos, con un apoyo de lo paliativo, pero sin llegar a desarrollarlo con las características que se estipulan totalmente (Lacampa et al., 2009), y de manera similar la atención domiciliaria paliativa, que se rige en mantener al paciente en su entorno para brindarle los servicios en casa con un equipo de salud (Fornells, 2000).

Asimismo, se encuentran los modelos organizativos, que tienen como objetivo principal el control de síntomas clínicos, como el dolor, por supuesto, y la atención secundaria a problemas psicológicos, sociales y espirituales; estos últimos con escasez. Son 7 modelos organizativos: equipos de atención primaria, equipos de soporte hospitalario, equipos de soporte de atención domiciliaria, unidades de CP domiciliarios contra el cáncer, unidades de CP de agudos, unidades de CP de media y larga estancia y servicios de especialidades de los hospitales de agudos (Arechavaleta, 2009). Otros 2 modelos son el consultivo y el integrador, los cuales proporcionan CP en la unidad de cuidados intensivos, por el proyecto IPAL-ICU. El primero se enfoca en aumentar la participación y efectividad de consultores de CP en el cuidado de pacientes que enfrentan enfermedades críticas de la unidad de terapia intensiva y sus familias (Nelson et al., 2010).

Por otro lado, el modelo de atención integral se distingue por la identificación de personas con enfermedades avanzadas, necesidades paliativas y pronóstico de vida limitado. Se evalúan necesidades multidimensionales (nutricional, cognitiva, social, etc.). Posteriormente, se revisa la situación y los tratamientos, y se identifican los valores y preferencias de la persona. De esta manera, se puede iniciar un proceso de planificación de decisiones anticipadas y gestión de caso, donde se tiene en cuenta la limitación de vida. Es primordial que se exploren las necesidades, expectativas y demandas de la persona que padece la enfermedad, así como de sus familiares y del cuidador principal. Todo debe de ir de acuerdo con los valores y preferencias de la persona a la que se le da la atención principal (Gómez-Batiste et al., 2018: 2-6).

El modelo de atención que tiene el mayor peso para la futura propuesta es la atención centrada en la persona, divulgada en 2010. Deriva de una transformación social y política de los últimos años, donde se afecta el diseño y planificación de servicios profesionales y es necesario establecer una nueva perspectiva de atención basadas en derechos de las personas. Sobre todo se enfoca en personas mayores, personas con discapacidad y en situaciones de fragilidad o dependencia. Como premisa fundamental está el cambio de perspectiva, de basar la atención en la enfermedad y curación, para enfocarse en los cuidados de la persona, sus necesidades, su dignidad y sus derechos.

Se distingue por tener a la persona con necesidad de apoyo como la protagonista, referente y motor de la atención. Los roles profesionales se vuelven de prescriptores a facilitadores para la persona, con el fin de conservar su autonomía en la toma de decisiones y el control de su vida en general. La participación de la persona es activa, al contrario de otros modelos que mantienen a la persona pasiva en el plan de atención, tratamientos, objetivos y cuidados relacionados con su salud. La atención es individualizada, manteniendo los principios de autonomía (diversidad de elección), participación (accesibilidad e interdisciplinariedad), integralidad (globalidad), individualidad (flexibilidad y atención personalizada), independencia (prevención y rehabilitación) y continuidad de la atención (coordinación y convergencia) (Rodríguez, 2010). Asimismo, la focalización es en las necesidades de salud, en una relación personal duradera, atención integral continua, responsabilidad de todos los integrantes de la comunidad a lo largo del ciclo vital y responsabilidad de afrontar los determinantes de la mala salud; las personas son asociadas en la gestión de su salud y la de su comunidad (OMS, 2018).

Finalmente, la atención gerontológica centrada en la persona se orienta hacia las necesidades de los individuos, sus derechos, preferencias y calidad de vida, enfocándose en elementos clave de la persona como: autonomía, elección, colaboración, responsabilidad, habilitación (funcionalidad), congruencia con el contexto, accesibilidad, flexibilidad y respeto a la diversidad (valores y creencias) (Martínez, 2016: 22-28). La atención gerontológica centrada en la persona se maneja por medio del trato digno, visto desde dos dimensiones: autonomía e independencia, y es fundamentada principalmente por la teoría del humanismo desarrollada por Carls Rogers, donde la planificación se enfoca en el paciente (Rodríguez, 2011: 14-17).

Al visualizar los tipos de modelos en CP, se confirma la falta de adaptación de estos dos últimos modelos de atención, los cuales se han definido como los más actualizados para dar servicio a adultos mayores, personas con discapacidad o dependencia, que son características de personas que llegan a necesitar CP, y de ahí deriva la importancia de conocerlos y unificarlos en un modelo.

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