Читать книгу Peregrinaje al Bicampeonato - Gustavo Villafranca Cobelli - Страница 10
LLEGA 1995
ОглавлениеLuego de las celebraciones de año nuevo y de algunos días en el litoral central, donde estuve absolutamente desconectado, volví a Santiago para tomar los ramos correspondientes al cuarto año de periodismo, ocasión que aproveché para reinsertarme en el fútbol. A diferencia de otros años, en que enero era un período eterno de rumores y transferencias, rápidamente se concretaron las partidas de Fabián Guevara y Raúl Aredes al Monterrey de Arturo Salah. Sin embargo, la noticia que más me golpeó fue el anuncio de la partida de Rogelio Delgado para ser ayudante técnico de su compatriota Gustavo Benítez en Colo-Colo.
Por un lado, el León Paraguayo para mí representaba la mística y el carácter que un jugador de la “U” siempre debía tener; por otro, era una inusitada mezcla de elegancia y dureza. Siempre había observado a centrales rudos o técnicos, pero ninguno que combinara los dos aspectos como Capanga. De los 126 partidos que Delgado había jugado con la camiseta azul desde su arribo a principios de 1992, yo había sido testigo presencial de la mayoría, así que, además de sus virtudes ya expuestas, daba fe de su completa vigencia y buen estado para seguir siendo el patrón de la defensa. No me cabía en la cabeza cómo uno de los mejores jugadores del equipo tomaba la decisión de retirarse para asumir un cargo de esa naturaleza. Su partida a Colo-Colo generó la indignación de muchos hinchas y pronto aparecieron varios rayados en diferentes murales de Santiago con la leyenda “Paraguayo, traicionaste al bullanguero por el sucio dinero”. El presidente de Universidad de Chile René Orozco estaba furioso con su salida y se escuchaba complicado buscando diferentes jugadores que quisieran venir a la “U” para reemplazar las bajas. Incluso respondía de muy mal humor a los periodistas cuando le preguntaban: “¿Es cierto que la “U” está interesada en Traverso, el jugador de Argentinos Juniors?”. “¿Traverso?”, respondía Orozco con ironía, “el único Traverso que conozco, es el vinagre”.
Universidad Católica, en tanto, mantenía incólume su plantel de súper estrellas y, como si fuera poco, repatriaba desde el extranjero a dos argentinos que habían sido campeón y subcampeón de Copa Libertadores: Marcelo Barticciotto y Ricardo Lunari, además del promisorio volante de contención de La Serena, Carlos Barraza. Y Colo-Colo, aparte de sumar a los paraguayos en la banca, remecía el mercado con las llegadas de Fabián Estay y Marcelo Espina.