Читать книгу Peregrinaje al Bicampeonato - Gustavo Villafranca Cobelli - Страница 6
PRÓLOGO
ОглавлениеSoy de la “U” gracias a mi hermano. Crecimos en una pieza donde las paredes se vestían de fotos, banderas y banderines del Romántico Viajero. En esas décadas las derrotas superaban los triunfos. De hecho, nunca vi a la “U” campeón, pero algo tenía este equipo que nos enamoraba cada semana sin importar el resultado. Ahí estábamos los tres. Mi padre, mi hermano y yo. No fueron pocas las veces que salimos llorando la derrota. Abrazado a Erwin, le pregunté más de una vez: “¿Qué tiene la “U” que la seguimos queriendo?”. “No lo sé”, me dijo. No se puede explicar. Quizás sea ese aspecto inentendible el que nos hace querer a nuestro equipo más allá del resultado. Quizás en lo inexplicable encontramos el valor de mantenernos 25 años sin títulos y contarlo con la frente en alto. Sí, porque no me avergüenzo de haber pasado tanto tiempo sin levantar nada. Fueron esos años los que forjaron el carácter del hincha verdadero, de ese soñador que solo pide entrega en la cancha.
El título del año 95 se ganó con fútbol, valentía y un enorme orgullo de ser parte de ese plantel. Para muchos fue lo mejor que nos pudo pasar en la vida. Pero siempre me pregunté cómo lo hubiera vivido en el tablón, como hubiera celebrado con mi papá y mi hermano si no hubiera sido futbolista. El destino quiso que lo viviera dentro y fuera testigo de un Nacional repleto de globos azules y rojos. Una fiesta que esperamos tanto tiempo. Décadas de ilusión. Pocas cosas emocionan más que salir del túnel y escuchar “Sale, León”, ganar un partido y ver tanta pasión acumulada por tantos años. Qué satisfacción poder mirar a mi hermano y agradecerle haberme enseñado a ser azul. Qué hermoso fue ver a padres llorando abrazados a sus hijos. En esas lágrimas se traspasaron años de historia. Años de amor, sufrimiento, pasión y orgullo. ¿Existe otra manera de ser de la “U”?
Rodrigo Goldberg M.