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5. Fiestas y agones

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Ya al hablar de los aedos y rapsodos hemos tenido que referirnos al marco habitual de sus recitaciones, los agones o competiciones. Merece la pena hacer una breve mención de los mismos. Estos agones podían ser fijos, en relación con la fiesta de una divinidad, o bien ocasionales. De los agones fijos tenemos la primera noticia en Eumelo 43 quien nos testimonia para el siglo VIII a. C. agones en honor de Zeus en el monte Itome. No está claro si se trata de agones de poesía épica o mélica, pero para nuestros objetivos la cuestión carece de importancia. En el siglo VII nos testimonia la primera parte del Himno III la existencia de concursos con motivo de la fiesta de Apolo Delio 44 . Sabemos asimismo que en Sición, hasta que a comienzos del siglo VI a. C. fueron prohibidas por Clístenes, había competiciones de rapsodos, y ya en el siglo VI a. C., en las Grandes Panateneas, las había en Atenas, recitándose fundamentalmente la Ilíada y la Odisea 45 .

En cuanto a los certámenes ocasionales, de acuerdo con los versos de Trabajos y Días de Hesíodo antes citados, se celebraban competiciones también fuera de las fiestas anuales en ocasiones especiales, como la muerte de un rey, a las que acudían aedos de diferentes lugares y en las que se concedían premios a los vencedores.

También en el contenido de los propios himnos se alude a estos agones. Además de la mención en el Himno a Apolo , a la que ya hemos hecho referencia, podemos citar alguna más: así, en el Himno VI 19, el aedo pide a la diosa: Concédeme obtener la victoria en este concurso e inspira mi canto. Es posible que frases del tipo de concédeme un canto que mueva a deseo (Himno X), concede tu favor a mi canto (Himno XXIV), da gloria a mi canto (XXV) se deban a la misma razón. Por último, en el Himno XXVI se alude claramente al deseo del poeta de regresar a una competición estacional: concédenos llegar alegres a las próximas estaciones , y a después de estas estaciones, por muchos años. En todos estos últimos casos, sin embargo, nuestra ignorancia acerca de qué festivales se trataba es absoluta 46 .

Por último, el público asistente debía de ser semejante al descrito en el Himno a Apolo , 146; todos los ciudadanos con sus hijos y esposas que en el marco de la fiesta sagrada asistían a las competiciones, a la danza y demás manifestaciones artísticas y deportivas.

Himnos homéricos. La

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