Читать книгу Esperanza, pero no para nosotros. Capitalismo, técnica y estética en Walter Benjamin - Horst Rolf Nitschack Nitschack - Страница 12

Conclusión

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La búsqueda de un concepto superior de experiencia le lleva a Benjamin un planteamiento metafísico en el cual sea posible pensar la experiencia en su unidad y continuidad. Ambas se encuentran en el concepto de Dios que, siguiendo a Kant, parece ser pensado como el ideal trascendental de la razón. Si de entrada, conforme a su definición kantiana, podría hacer pensar en una idea reguladora del conocimiento, en Benjamin tiene una función que le lleva a la religión, la cual es definida, de acuerdo con el concepto de Dios, como la «totalidad concreta de la experiencia». El hallazgo de este concepto, que le permite pensar la experiencia en su totalidad, le hace recordar el otro concepto en el que aparece también la totalidad, a saber, el lenguaje.

En la búsqueda de un concepto superior de experiencia, partiendo de Kant y yendo más allá de él, Benjamin encuentra dos conceptos que por sí mismos son la expresión de la totalidad de la experiencia, Dios y el lenguaje. La misma experiencia, que por sí misma supera la separación entre sujeto y objeto, es también el medio en que aparece la totalidad, de modo que nos encontramos con tres conceptos paralelos: Dios (religión, metafísica), lenguaje y experiencia, en los que se tematiza y se expresa la totalidad.

13 El tema de la experiencia en Benjamin lo he tratado en otros escritos, cf. Gabriel Amengual, Salvar l’experiència en el moment de la seva desaparició. L’experiència en el pensament de Walter Benjamin (Barcelona: Institut d’Estudis Catalans, 2006); Gabriel Amengual, «De la vivencia a la experiencia. La atrofia de la experiencia como experiencia de hoy en Walter Benjamin,» en Ser querido y querer. Ensayos en homenaje a Manuel Cabada Castro, ed. Juan José García Norro (Salamanca: San Esteban, 2007), 255-298; Gabriel Amengual, «Pérdida de la experiencia y ruptura de la tradición. La experiencia en el pensamiento de Walter Benjamin», en Ruptura de la tradición. Estudios sobre Walter Benjamin y Martin Heidegger, eds. Gabriel Amengual, Mateu Cabot y Juan L. Vermal (Madrid: Trotta, 2008), 29-59.

14 Sobre Wyneken, cf. Irmtraud Götz von Olenhusen und Albrecht, «Walter Benjamin, Gustav Wyneken und die Freistudenten vor dem Ersten Weltkrieg», Jahrbuch des Archivs der Deutschen Jugendbewegung 13 (1981): 98-128; Astrid Deuber-Mankowsky, Der frühe Walter Benjamin und Hermann Cohen. Jüdische Werte, Kritische Philosophie, vergängliche Erfahrung (Berlín: Vorwerk, 2000), 299-312.

15 Se trata del internado Haubinda fundado por Hermann Lietz (1868-1919) en 1901 cerca de Hildburghausen, en el cual Wyneken fue maestro de Walter Benjamin en los años, en los que estuvo allí: 1905-06.

16 Hans Martin Dober, Die Moderne wahrnehmen. Über Religion im Werk Walter Benjamins (Gütersloh: Kaiser, 2002), 72.

17 «¿Qué es ese “nuestro saber” para nosotros? […] ¿qué valor tiene de vivencia para cada uno de los individuos?» (DuRg: GS II/1, 23) (DSRP: Obras II/1, 24).

18 Cf. Luis Fernández-Castañeda Belda, «Experiencia y lenguaje en Walter Benjamin» (Tesis doctoral en Filosofía, Universidad Autónoma de Madrid, 1999) (Pro manuscrito), 36-44.

19 Para una visión de conjunto del concepto de experiencia en este escrito me permito remitir a Amengual, «Pérdida de la experiencia…», 30-38.

20 Más adelante, de manera explícita, Benjamin afirmará, posiblemente en alusión a los neokantianos, que «la reducción de toda la experiencia a la experiencia científica, aunque sea en cierto sentido obra del Kant histórico, no estaba pretendida en absoluto con esa entera exclusividad por Kant» (ÜPkP: GS II/1, 164) (SPFV: Obras II/1, 168).

21 Recuérdese la célebre definición kantiana de la Ilustración: Immanuel Kant, «Beantwortung auf die Frage: Was ist Aufklärung?», en Werke, Hrsg. v. W. Weischedel Darm­stadt: WBG, 1975, vol. IX, 53. trad. cast. de A. Maes­tre y J. Romagosa, «Respuesta a la pregunta ¿Qué es la ilustra­ción?», en J.B. Erhard y otros, «¿Qué es Ilustración?» (Madrid: Tecnos, 2007), 9: «La Ilustración es la sa­lida del hombre de su autoculpable minoría de edad. La minoría de edad significa la inca­pacidad de servirse de su propio enten­dimiento sin la guía de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuan­do la causa de ella no reside en la carencia de enten­dimiento, sino en la falta de deci­sión y valor para servirse por sí mismo de él sin la guía de otro. Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu pro­pio en­tendi­mien­to!, he ahí el lema de la Ilustración».

22 Aquí podemos situar la primera alusión a un sentido de experiencia que podemos calificar de trascendental, pues configura el conjunto de condiciones que hacen posible y determinan la experiencia, sin que, por otra parte, sea absolutamente a priori, ya que viene dada por la evolución histórica y la situación social y cultural. Como se sabe, una transformación parecida del trascendental kantiano operará Hegel en la «Fenomenología del espíritu» de 1807, trazando la historia de la formación de la conciencia. Cf. Gabriel Amengual, «El concepto de experiencia: de Kant a Hegel», Tópicos. Revista de Filosofía de Santa Fe, 15 (2007): 5-30.

23 De hecho, para Kant experiencia no designa solo la sensación o percepción sensibles o el conocimiento empírico, sino el conocimiento como tal. Cf. Helmut Holzhey, Kants Erfahrungsbegriff. Quellengeschichtliche und bedeutungsanalytische Untersuchungen (Basel-Stuttgart: Schwabe, 1970), 202-233.

24 Sabido es que Kant afirma la idea o el pensamiento de Dios, pero niega el conocimiento de Dios, puesto que a dicho conocimiento no le puede corresponder ninguna sensación sensible. En la Crítica de la razón pura afirma la legitimidad y la necesidad de la idea o pensamiento de Dios. Su validez objetiva le vendrá dada del correspondiente postulado de la Crítica de la razón práctica.

25 Immanuel Kant, «Kritik der reinen Vernunft», en Werke, hrsg. v. W. Weischedel, vol. III-IV (Darmstadt: WBG, 1975), vol. III, 62 (A 11) (trad. cast.: Crítica de la razón pura, prólogo, trad., notas e índices de Pedro Ri­bas [Madrid: Alfaguara, 1978], 15: «Se llama puro a todo conocimiento no mezclado con nada extraño, pero, en especial, recibe el nombre de conocimiento absolutamente puro aquel en el que no se mezcla ninguna experiencia o sensación, aquel que, por consiguiente, es posible enteramente a priori»).

26 Franz Rosenzweig, «Introducción a los Escritos Judíos de Hermann Cohen», en Judaísmo y límites de la modernidad, editado por Miguel Beltrán, José María Mardones y Reyes Mate (Barcelona: Riopiedras, 1998), 20. En el célebre estudio de Hermann Cohen, «Kants Theorie der Erfahrung», en Werke, hrsg. v. Hermann-Cohen-Archiv am Philosophischen Seminar der Universität Zürich unter der Leitung von Helmut Holzhey. Einleitung von Geert Edel (Hildesheim: Olms, 1871, 3ª ed. modificada en 1918), vols. I-III. El apoyo a dicha interpretación de Rosenzweig que he encontrado es que del conocimiento puro Cohen destaca no tanto su independencia de la experiencia, sino sobre todo su función posibilitante y determinante de la experiencia, de modo que acompaña siempre a la experiencia (cf. pp. 136-142). Así, por ejemplo: «En un procedimiento artificial intentamos descomponer la conciencia según las aportaciones que suministra al conocimiento, y así distinguimos sensibilidad y entendimiento, y después sensación y pensamiento, de manera que resta una especie de conciencia sensible que, sin ser pensamiento, es pura y, sin ser sensación, es sensible» (139).

27 Muri es el nombre de un pequeño pueblo suizo, cerca de Berna, en el cual residieron los amigos y donde se encontraban para tertulias y lecturas filosóficas, entre las cuales destaca la obra fundamental de la Escuela de Marburgo: Hermann Cohen, «Kants Theorie der Erfahrung». A la actividad común de estudio que los amigos realizaban en esta localidad la denominaron coloquialmente «Universidad de Muri». Para una información biográfica ver Gershom Scholem, Walter Benjamin. Historia de una amistad, traducción y presentación de J. F. Yvars y Vicente Yarque (Barcelona: Península, 1987), 69-72.

28 También cabría interpretarlo en el sentido del spinoziano «amor Dei intellectualis», pero dada la rotunda afirmación de la dualidad y el rechazo del panteísmo, que ya hizo en «Diálogo sobre la religiosidad del presente» de 1912, y dado el contexto kantiano de toda la exposición, hay que pensarlo en términos kantianos.

29 Kant, Kritik der reinen Vernunft, B 602 (trad. cast.: Kant, Crítica de la razón pura, 489).

30 Kant, Kritik der reinen Vernunft, B 647 (trad. cast.: Kant, Crítica de la razón pura, 516).

31 Kant, Kritik der reinen Vernunft, B 604 (trad. cast.: Kant, Crítica de la razón pura, 490).

32 Kant, Kritik der reinen Vernunft, B 383 (trad. cast.: Kant, Crítica de la razón pura, 318).

33 La conexión entre experiencia y lenguaje es la cuestión que estudia Fernández-Castañeda en Experiencia y lenguaje en Walter Benjamin. Asimismo, abrió nuevos caminos a la comprensión del lenguaje en Benjamin el estudio de Winfried Menninghaus, Walter Benjamins Theorie der Sprachmagie (Frankfurt a.M.: Suhrkamp, 1980); cf. además Thomas Reghely, Name, Texte, Stimmen. Walter Benjamins Sprachtheorie (Stuttgart; Bröcker, 1993); Michael Bröcker, «Sprache», en Benjamins Begriffe, eds. Michael Opitz y Erdmut Wizisla (Frankfurt a.M.: Suhrkamp, 2000), vol. 2, 740-773.

Esperanza, pero no para nosotros. Capitalismo, técnica y estética en Walter Benjamin

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