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La búsqueda de un nuevo concepto superior de experiencia. Sentido metafísico y trascendental de la experiencia

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Ante las radicales limitaciones que afectan a la filosofía kantiana, la solución benjaminiana consiste en mantener esta filosofía, su marco y estructura, pero desarrollar a partir de ella un concepto superior de experiencia. Ello es posible porque, según Benjamin, Kant nunca puso en discusión la posibilidad de la metafísica, sino solamente los criterios con los que tal posibilidad se ha de realizar en cada caso. Si Kant no desarrolló más metafísica fue porque «la experiencia de la época kantiana no precisaba de la metafísica» (ÜPkP: GS II/1, 160) (SPFV: Obras II/1, 164). En la búsqueda de la metafísica, Benjamin no pretende restaurar la metafísica anterior a Kant, más bien se muestra comprensivo con la crítica que Kant le hizo: «De lo que se trata es de obtener los prolegómenos de una metafísica futura sobre la base en la típica (Typik) kantiana, pero ello teniendo siempre en cuenta esa metafísica futura, esa experiencia superior» (ÜPkP: GS II/1, 160) (SPFV: Obras II/1, 164). De manera sorprendente, el primer elemento del concepto superior de experiencia que Benjamin pone sobre la mesa es la metafísica, dando claramente a entender que esta es una dimensión esencial de la experiencia y de su nuevo concepto que hay que construir.

Ello requiere una «revisión de Kant» (ÜPkP: GS II/1, 160) (SPFV: Obras II/1, 164), porque, a pesar de que «los errores decisivos de la teoría kantiana del conocimiento resultan imputables igualmente a la vacuidad de la experiencia de su época» (ÜPkP: GS II/1, 160) (SPFV: Obras II/1, 165), su concepto de conocimiento adolece de debilidad, de falta de radicalismo y de no extraer las consecuencias de su teoría. El concepto kantiano de conocimiento no se abre al campo de la metafísica, porque él mismo está lastrado de elementos primitivos de metafísica, que le impiden abrirse a cualquier otra. El más importante de estos elementos es la concepción del conocimiento como relación entre sujeto y objeto. En este campo, Benjamin reconoce la aportación de Kant y de los neokantianos de haber superado la concepción objetivista o realista del conocimiento, que ponía la cosa en sí como causa de las percepciones; pero, en cambio, queda todavía por superar la naturaleza subjetiva de la conciencia cognitiva, que se ha construido en correspondencia con la objetiva. Esta concepción del conocimiento y de la experiencia es un resto metafísico, una «mitología» (ÜPkP: GS II/1, 161s) (SPFV: Obras II/1, 166) que imagina un yo corporal-espiritual, el cual mediante los sentidos recibe y mediante las representaciones elabora el conocimiento. Esta mitología está todavía presente en Kant. A fin de superar esta mitología hay que repensar el conocimiento, lo cual implica, también para Benjamin, como ya lo vieron los neokantianos, negar la separación entre la sensibilidad y el entendimiento, entre la estética y la lógica transcendentales. Según Benjamin, esta separación se muestra inexistente cuando consideramos que los pueblos, dada su cultura22, perciben las cosas de una determinada manera, y lo mismo pasa debido a perturbaciones de los sentidos y de la imaginación.

La negación de esta separación rompe la suposición de que es la percepción sensible la que aporta el conocimiento objetivo de las cosas. Más bien, «toda experiencia auténtica se basa sobre la conciencia pura epistemológica (transcendental), si este término es aún utilizable bajo la condición de despojarlo de todo lo subjetivo [subjekthaft]» (ÜPkP: GS II/1, 162s) (SPFV: Obras II/1, 167). La experiencia, por ende, deja de ser el material previo, sensible y empírico que posteriormente el entendimiento va conjuntando y elaborando a fin de construir el conocimiento (primer sentido de experiencia). La experiencia es conocimiento (segundo sentido de experiencia) y no queda recluida en la pura sensación o impresión o percepción sensible23. La experiencia es conocimiento, de manera que en la estructura del conocimiento se encuentra la de la experiencia y esta se ha de desarrollar desde aquella (ÜPkP: GS II/1, 163) (SPFV: Obras II/1, 167).

La dimensión metafísica de la experiencia, según lo va desplegando Benjamin, se ha concretado en que la experiencia no es el material previo, sino que es conocimiento, y, en consecuencia, «toda experiencia auténtica se basa sobre la conciencia pura epistemológica (transcendental)» (ÜPkP: GS II/1, 162s) (SPFV: Obras II/1, 169). La experiencia de alguna manera incluso presupone el conocimiento, se basa en él, se ha de desarrollar desde él, de modo que la experiencia es su resultado. Ahí podemos ver al menos insinuado un tercer sentido de experiencia, el sentido transcendental, en la medida en que es a la vez la condición de posibilidad de nuevo conocimiento y de nueva experiencia. Esta sería la gran aportación kantiana al concepto superior de experiencia, que resumiendo lo podríamos calificar diciendo que consiste en la concepción de la experiencia 1) como resultado, como conocimiento y 2) como transcendental en el sentido preciso de condición de posibilidad de nuevo conocimiento y nueva experiencia.

Siguiendo las huellas de Kant, Benjamin alcanza un concepto de experiencia que cabría cualificar de holístico, que se abre a la metafísica y a la religión. El nuevo concepto de experiencia se abre a la metafísica, en cuanto esta tiene que ver no con conocimientos singulares, sino con su conjunto y con la conciencia epistemológica, transcendental, que se basa, por tanto, en un concepto de experiencia que se refiere «exclusivamente en relación con la conciencia transcendental (que) no solo hace posible la experiencia mecánica, sino también la experiencia religiosa» (ÜPkP: GS II/1, 164) (SPFV: Obras II/1, 168). La experiencia deja de ser el material previo y pasa a ser el resultado del conocimiento, pero, además, este conocimiento, tomado en su globalidad y unidad y en un sentido transcendental, configura el conjunto de condiciones de posibilidad de nuevos conocimientos y nuevas experiencias.

Si la metafísica es el conjunto de la experiencia, es a la vez la que forma «un puro continuo sistemático que es la experiencia» (ÜPkP: GS II/1, 164) (SPFV: Obras II/1, 169). Benjamin constata en Kant una «tendencia contra la disgregación de la experiencia en los diversos ámbitos científicos», y si, por otra parte, hay que negarle «el recurso a la experiencia en el sentido habitual», «en interés de la continuidad de la experiencia» (ÜPkP: GS II/1, 164) (SPFV: Obras II/1, 168):

Hay que buscar en la metafísica (y no en el sistema de las ciencias) la posibilidad para formar un puro continuo sistemático de lo que es la experiencia; en efecto, su auténtico significado parece que se habrá de hallar ahí (ÜPkP: GS II/1, 164) (SPFV: Obras II/1, 169).

Esperanza, pero no para nosotros. Capitalismo, técnica y estética en Walter Benjamin

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