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¿Qué es un método científico?

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En la vida cotidiana un método es un camino o una serie de pasos sucesivos que conducen a una meta o la consecución de unos logros previamente establecidos. Esta definición general fácilmente pudiera confundirse, por ejemplo con las propias de un proyecto o un diseño técnico, que aunque tienen algunas características similares, sus funciones son muy diferentes ¿Qué diferencia existe entre un método y otros procedimientos semejantes? Aquí no habría que confundir el camino que se recorre en un proceso investigativo con las técnicas o herramientas que hacen posible el recorrido de este camino. Como lo destacamos más adelante, el método científico es algo sistemático y sujeto a un ordenamiento establecido, tiene un sustrato teórico e incluye una serie de etapas o fases a seguir para lograr el conocimiento buscado. No sólo es un conjunto de procedimientos técnicos que orientan y dirigen una actividad, sino que posee una base racional constituida por presupuestos filosóficos, enfoques y puntos de vista adoptados sobre la forma de abordar el estudio del conocimiento, principios racionales que orientan y justifican sus actuaciones en cada caso. Cuando se elije un método, quiera o no, se está adoptando una postura filosófica o epistemológica frente al problema a resolver, independientemente de los procedimientos técnicos que le procura en cada caso. En síntesis, el método como estrategia en su planteamiento y desarrollo, incluye la experiencia práctica, técnica y teórica del investigador, guiadas a su vez por funciones intelectuales propias de la epistemología: análisis-síntesis, deducción-inducción, intensión-extensión, sincronismo-diacronismo, reactividad-neutralidad, etc, las cuales se compaginan con los instrumentos o medios de que se dispone para hacerlos realidad.

Para Mario Bunge (2004):

El método científico es un rasgo característico de la ciencia, tanto de la pura como de la aplicada: donde no hay método científico no hay ciencia. Pero no es ni infalible ni autosuficiente. El método científico es falible: puede perfeccionarse mediante la estimación de los resultados a los que lleva y mediante el análisis directo. Tampoco es autosuficiente: no puede operar en un vacío de conocimiento, sino que requiere de algún conocimiento previo que pueda reajustarse y elaborarse; y tiene que complementarse mediante métodos especiales adaptados a las peculiaridades de cada tema.

Para el epistemólogo y filósofo argentino el método científico es la estrategia de la investigación científica: afecta a todo el ciclo completo de la investigación y es independiente del tema en estudio.

Al afirmar que el método científico es una manera ordenada y sistemática de hacer las cosas, aquí el orden se va a referir a la forma como están ubicadas las cosas y los elementos que hacen parte de un todo. Poner en orden una cosa, es ubicarla en el lugar que corresponde. Lo sistemático, sería todo ese conjunto de reglas y procedimientos que contribuyen a que una actividad alcance unos fines determinados. En su sentido más general, es la manera de lograr un objetivo por medio de un determinado procedimiento. En el campo específico de las ciencias naturales, sociales, matemáticas, en la lógica, filosofía, la literatura, y en general en todas las artes, técnicas y ciencias, es interminable la variedad de métodos que existen y que a la postre se constituyen en los caminos propios que han adoptado cada una de las disciplinas y áreas de conocimientos para aplicarlos y desarrollarlos. Con ello estamos afirmando que no existen métodos generales válidos para todos los casos específicos, de lo contrario caeríamos fácilmente en las redes de un metodologismo, que a similitud de un recetario propio de la literatura de superación, utiliza una fórmula general para resolver cualquier caso específico.

Dentro de la tradición científica y filosófica, el término ha tenido dos significados, uno que es extensivo a toda la investigación, tiene visos de paradigma, modelo o doctrina, y el otro que es una particular técnica de investigación, situación que muchas veces se ha prestado a equívocos porque muchos investigadores confunden método con técnica. El significado general de método es una concepción amplia sobre la actividad investigativa, y en algunos casos se llega a confundir con los propios postulados de las escuelas filosóficas que se inspiran. El otro es más restringido, y señala un procedimiento de investigación sistemático, repetible y autocorregible, que garantiza la obtención de resultados válidos. Por ejemplo, al referirse a los métodos cuantitativos y cualitativos, en algunos casos el método es algo más cercano a una doctrina y a una teoría que a un medio para alcanzar un fin. El método cuantitativo al relacionarlo con los postulados positivistas (monismo metodológico, explicación científica, pruebas documentadas y comprobadas, inducción, etc.), se acerca al primer significado y como instrumento se relaciona con las técnicas estadísticas de medición, trabajos de encuestas, técnicas de recolección de datos, etc.

La sistematización de los métodos científicos es una materia compleja y difícil. No existe una clasificación única, ni siquiera a la hora de definir cuántos métodos distintos existen, pero sí es posible identificar algunos principios básicos que a la postre son los que determinan y dan forma a estos métodos. Surge la pregunta ¿existen algunas reglas básicas que debe poseer un método para que se le identifique como tal? Algunas categorías epistemológicas son las que dan identidad a estos métodos, independientemente de las formas y procedimientos que se utilicen en cada caso, aunque en las últimas décadas los investigadores se han distanciado de las fuentes filosóficas de algunos métodos, y han optado por utilizar una racionalidad lógica y técnica, lo cual ha convertido a los investigadores más en técnicos de la investigación, que en investigadores científicos propiamente dichos.

Lo que es verdaderamente cierto, es que ningún método es un camino infalible para el conocimiento, porque todos constituyen una propuesta racional para llegar a su obtención. Si bien al comienzo de este capítulo señalamos algunas de estas características, lo cual nos permitiría diferenciar un método de una técnica, no es una tarea fácil establecer claramente las diferencias entre lo que es o no es método.

Según Mario Bunge (2001), una investigación procede con arreglo al método científico si cumple, al menos con las siguientes fases:

♦ Descubrimiento del problema.

♦ Planteo preciso del problema.

♦ Búsqueda de conocimientos o instrumentos relevantes.

♦ Tentativa de solución del problema con ayuda de los medios identificados y seleccionados.

♦ Intervención de nuevas ideas (hipótesis, teorías o técnicas) o productos de nuevos datos empíricos.

♦ Obtención de una nueva solución del problema.

♦ Investigación de las nuevas consecuencias de la solución obtenida.

♦ Puesta a prueba (contrastación) de la solución.

♦ Corrección de la hipótesis.

El autor señala que estos pasos o reglas no son suficientemente específicos y precisos para ejecutar con flexibilidad los momentos de la investigación. El método no suple los conocimientos, decisiones o planes, sino que ayuda a ordenarlos, precisarlos y enriquecerlos; el método forma, no informa. Es una actitud más que un conjunto de reglas para resolver un problema, porque la mejor manera de aprender y resolver problemas científicos no es estudiar un manual de metodología escrito por un filósofo, sino estudiar paradigmas y modelos de investigación exitosa.

El método científico (del griego: meta = hacia, a lo largo; odos = camino; y del latín scientia = conocimiento como camino hacia el conocimiento) tradicionalmente ha sido definido de formas muy diversas, hasta el punto que hoy día se ha convertido en un término que ha dado margen a numerosas confusiones, donde muchas veces a un paradigma, una concepción o una doctrina se le reconoce una condición de método. Como lo señalamos al comienzo, algunos investigadores creen que esta confusión se debe a que en el campo de la ciencia, el método ha tenido dos significados dominantes: ha servido para referirse a toda investigación o más específicamente a toda orientación general de la investigación, y otro que se acepta como una técnica o procedimiento particular de investigación.

A pesar de que el método se ha convertido en una pieza clave en la investigación y en el trabajo científico, muchos autores han puesto en entredicho su existencia y su naturaleza. Son conocidas las posturas asumidas por Paul Feyerabend, quien en su obra Contra el método (1975), critica la lógica del método científico racionalista, apoyada en un estudio detallado de episodios claves de la historia de la ciencia. Para Feyerabend, el verdadero método científico es que no haya método científico y que la guía de acción sea una mezcla de dos factores: oportunismo y negación. Oportunismo porque el científico no debe tener el temor en usar lo que venga y esté a mano con tal de resolver sus problemas. Desde esta visión, no hay que escandalizarse si alguien ha hecho una aproximación que no esté bien desde el punto de vista lógico o estratégico.

Pero no es el único detractor de los métodos. James B. Conant, ingeniero, químico, y destacado gestor del programa nuclear norteamericano, quien desde su cargo de presidente de la Universidad de Harvard promovió reformas que llevaron a esa casa de estudios a un nivel de excelencia en investigación, afirma que el método científico como tal no existe. Lo que utiliza el científico son un conjunto de procedimientos definitorios, clasificatorios estadísticos, hipotéticodeductivos, procedimientos de medición, etc, pero no existe algo que tenga características únicas y generales. Según Conant, hablar de método científico es referirse a un conjunto de tácticas y técnicas empleadas para constituir el conocimiento, sujetas al devenir histórico, y que pueden ser diferentes en el futuro.

Si bien en la actualidad, conceptos como método científico y metodología se han convertido en los verdaderos ejes de la cientificidad y de la tecnología moderna, estos no han sido ajenos a una confusión y disparidad de criterios que existen alrededor de ellos. Desde una postura filosófica, N. Abbagnano, afirma que el término metodología se puede entender de cuatro formas diferentes:

♦ La lógica o la parte de la lógica que estudia los métodos.

♦ La lógica transcendental aplicada.

♦ El conjunto de los procedimientos metódicos de una ciencia o de varias ciencias.

♦ El análisis filosófico de tales procedimientos.

En algunos casos, tanto los métodos como las metodologías se han ido constituyendo en disciplinas relativamente autónomas, las cuales muchas veces van más allá de cualquier frontera filosófica y adoptan enfoques eclécticos, donde se confunden procedimientos lingüísticos y operativos.

Pero así como el método se ha convertido en la vía indispensable para todo trabajo científico, en muchos sectores los excesos han derivado hacia un metodologismo peligroso que atenta contra la propia naturaleza cognoscitiva, crítica y reflexiva de la investigación. Lo presuntamente científico aquí se convierte en un verdadero fetiche, y en una fórmula para resolver todo tipo de problema.

Andreski, S., en su obra Las ciencias sociales como forma de brujería asume una crítica demoledora contra las posiciones dominantes en este terreno. Para éste, lo científico ha dejado de ser un medio o un instrumento empírico o conceptual para conocer la verdad, en cambio se trocó en una fe, un credo o una religión, única fuente de la verdad y el único instrumento de que dispone el hombre para conocer la realidad. El metodologismo, una especie de degeneración o engaño de la metodología, especialmente en el ámbito de las Ciencias Sociales, ocupa un lugar importante en las críticas del autor. Para éste, se trata de una orientación que responde a tendencias muy difundidas en la mentalidad popular de nuestros tiempos. Una manifestación del wishful thinking (pensamiento por deseos), que tiene también algo que ver, si se quiere, con la mauvaise foi que hablaba J. P. Sartre: mala fe, en el sentido de autoengañarse, para no sentirse responsable de los actos de uno mismo. Busca presentarse también así ante los demás, para que no lo traten como el verdadero responsable de esos actos. El metodologismo consiste en desviar la atención de las auténticas dificultades que se presentan en la realidad de las prácticas sociales, y hacer creer que todo marchará bien con sólo aplicar algún método. Se ofrece la obtención y el empleo de método como un curatodo. Y esta palabra suele entenderse por lo menos implícitamente, orientada a su sentido estricto y como un ideal del algoritmo.

El metodologismo es vinculado por Fromm con el denominado culto al hombre-mecánico, que significa evadir la atención de los problemas que enfrenta el trabajo investigativo y aplicar mecánicamente algunas fórmulas generales para resolver un problema específico, y ahorrarse el trabajo de transitar nosotros mismos por esta experiencia.

El método y otros procedimientos nos posibilitan organizar, orientar y dirigir una actividad investigativa, pero es muy distinto convertirlo en la única ruta hacia la producción de un nuevo conocimiento, donde la preocupación central está puesta casi exclusivamente en los medios, y donde todo lo demás es secundario, incluyendo la naturaleza del problema y el propio significado de la ciencia y el conocimiento.

Quieran o no, la mayoría de las ciencias y las disciplinas que las estudian, siguen teniendo como preocupación principal el adoptar un método único de carácter universal, por medio del cual se busca sustituir la mera habilidad personal del investigador (como la manufactura sustituye al artesanado y la tecnología al obrero manual), gracias al cual se puedan descubrir y no sólo demostrar verdades.

Aunque algunos autores consideran que es aventurado optar por algunas clasificaciones y posturas en este terreno, históricamente se habla de tres concepciones básicas frente a la ciencia y que de una u otra forma dieron nacimiento a métodos científicos que se han desarrollado en estos últimos siglos: el baconiano*, que postula el desarrollo de la inducción científica, el galileano**, que matematiza la observación y la experiencia, planteando la necesidad de interrogar la naturaleza de modo experimental y el cartesiano*** que desarrolla a partir de la duda, el examen de los problemas mediante el uso sistemático del análisis y la síntesis.

Estas tres formas de abordar el problema del método científico se encuentran implícitas o explícitas en la mayoría de las variantes metodológicas que han adoptado los investigadores, o en su defecto las disciplinas científicas y áreas de conocimientos. A este nivel podemos hablar, por ejemplo, de métodos genéticos, inductivos, deductivos, axiomáticos, analíticos, experimentales, dialécticos, genéticos, hipotético-deductivo, sociométricos, cuantitativos, cualitativos, etc., los cuales están ligados a diversas posturas y posiciones filosóficas que se han adoptado frente a la cuestión del conocimiento y a los procedimientos para alcanzarlo y resolverlo.

Uno de los conflictos que a menudo han enfrentado a investigadores y teóricos de la investigación, es la confusión que existe entre método y técnica, dos conceptos que no sólo se encuentran relacionados, sino que en la investigación científica no es posible prescindir de uno sin afectar las funciones del otro. La falta de definición entre estos dos conceptos ha derivado en confusiones entre los límites de los procedimientos y el camino para alcanzar un fin determinado.

Según Ander-Egg (1989):

Mientras las técnicas tienen un carácter práctico y operativo, los métodos se diferencian de ellas por su carácter global y de coordinación de operaciones. Éstas se engloban dentro de un método y, a la inversa, un método comporta el uso de diferentes técnicas. Sin embargo, en la práctica de determinadas tecnologías sociales, no siempre resulta fácil delimitar claramente las fronteras que separan los métodos de las técnicas. La confusión muchas veces deriva del hecho de considerar el método como un conjunto de técnicas generales, o sea, un manojo de instrumentos regidos por normas y reglas. Creemos que el método es más que un conjunto de técnicas, ya que un método tiene implicaciones epistemológicas y filosóficas que a la postre orientan, dirigen y estructuran todo el conjunto de operaciones, reglas y procedimientos fijados de antemano por el investigador.

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