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3. Ediciones y traducciones

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La editio princeps de la obra de Iseo es la Aldo Manuzio (Venecia, 1513), a la que siguieron las de H. Estienne (París, 1575) y J. J. Reiske (Leipzig, 1773). En estas primeras ediciones, basadas en los manuscritos inferiores L, M, P y Z, falta la mitad del discurso I y casi todo el II. Estas lagunas fueron completadas en las ediciones de Th. Tyrwhitt (Londres, 1785) y A. Maio (Milán, 1815), que usaron los manuscritos B y Q, respectivamente; el manuscrito A fue utilizado por primera vez por E. Bekker (Oxford, 1823), al que siguieron las ediciones a cargo de W. S. Dobson (Londres, 1828), G. S. Schömann (Greifswald, 1831), J. G. Baiter y H. Sauppe (Zúrich, 1840), C. Müller (París, 1847) y C. Scheibe (Leipzig, 1869).

Las ediciones modernas se inician con la de Th. Thalheim (Leipzig, 1903) y la de W. Wyse (Cambridge, 1904), que va acompañada de un comentario imprescindible. Más modernas son las de P. Roussel (París, 1922; 2.a ed. 1960), E. S. Forster (Londres-Cambridge Mass., 1927) y, por último, J. Vergés (Barcelona, 1930-1931) 71 .

Por lo que a las traducciones respecta, hay que destacar las más recientes al francés, inglés y catalán que acompañan a las ediciones citadas de P. Roussel, E. S. Forster y J. Vergés. Entre las versiones a otras lenguas cabe mencionar la italiana de F. Caccialanza (Turín, 1901) o las alemanas de G. F. Schömann (Stuttgart, 1830) y K. Münscher (Zeitschrift für vergleichende Rechtswissenchaft , 37, 1919, págs. 32-328). Hasta la fecha no existe, que sepamos, ninguna traducción al español.

Para la presente traducción hemos seguido la edición de P. Roussel, Isée. Discours , 2.a ed., París, Les Belles Lettres, 1960. La única vez que nos hemos apartado de ella es en VI 1, por las razones que allí se explican. Esta edición, junto con las otras que en todo momento hemos tenido presentes (las de Th. Thalheim, E. S. Forster y J. Vergés, así como la edición con comentario de W. Wyse), aparecerán citadas en la traducción, para abreviar, simplemente con el nombre de sus autores.

1 DIONISIO DE HALICARNASO , Iseo , 1, 2.

2 HERMIPO (ss. III-II a. C., ed. C. MÜLLER Fragmenta Historicorum Graecorum III, págs. 34-35), bibliotecario de Alejandría sucesor de Calímaco, escribió una gran obra sobre los autores famosos —elaborada probablemente a partir de datos de su maestro Calímaco— que fue muy utilizada por Dionisio de Halicarnaso, Plutarco, Favorino, Diógenes Laercio o Ateneo. Las referencias a Iseo debían de figurar en su tratado Sobre los discípulos de Isócrates , al que Dionisio hace alusión y que parece haber sido una de las obras más conocidas de Hermipo.

3 DEMETRIO (s. I a. C., ed. C. MÜLLER , Fragmenta Historicorum Graecorum IV, pág. 382) escribió una obra Sobre los poetas y escritores homónimos .

4 Amigo de Dionisio de Halicarnaso y crítico prolífico, escribió Sobre el carácter de los diez oradores , obra importantísima, que, además de configurar el canon de los diez oradores, sirvió de fuente a muchos autores a los que proporcionó información sobre la vida y la obra de los oradores estudiados.

5 Según P. COSTIL (L’esthétique littéraire de Denys d’Halicarnasse , París, 1949, pág. 373), la redacción de Iseo le surgió a Dionisio de Halicarnaso a partir de ciertas reflexiones hechas con ocasión del Tratado crítico sobre Lisias (perdido) o de Lisias , pues es la relación entre ambos oradores lo que verdaderamente interesa a Dionisio en este obra.

6 Moralia 839E-F.

7 HARP ., s. v. Isaîos; Suda I 2, pág. 1070 BERN .

8 Cf. Inscriptiones Graecae , XII 9, pág. 146, 1. III sig.

9 Así, G. F. SCHÖMANN , Isaei Orationes XI cum aliquot Deperditarum Fragmentis , Greifswald, 1831 o LIEMANN , De Isaei vita et scriptis , Halle, 1831. Cf., asimismo, L. MOY , Étude sur les plaidoyers d’Isée , París, 1876, págs. V-VI.

10 Iseo , 1, 1.

11 Véanse las Introducciones correspondientes a estos discursos.

12 Cecilio de Caleacte y Ps. Plutarco afirman que el autor cómico Teopompo (uno de los últimos representantes de la comedia antigua, ss. V-IV a. C.) habla de él en su obra Teseo , pero es imposible saber en qué términos; en todo caso, este dato prueba que Iseo era bien conocido por el público ateniense. Por otra parte, la Vida de Iseo de autor anónimo da cuenta de una juventud desenfrenada y licenciosa, tan contradictoria con la personalidad de su madurez que atribuye a su vida una transformación radical; el autor deja claro, sin embargo, de acuerdo con la fuente de esta información (FILÓSTRATO , Vidas de los sofistas , 512-514), que tal referencia no puede atribuirse a nuestro Iseo, sino al sofista asirio del mismo nombre que vivió entre los siglos I-II d. C.

13 Isócrates abrió su escuela en Atenas en el 393 a. C. (cf. R. C. JEBB , The Attic Orators from Antipho to Isaeus , 2.a ed., Londres, 1893, pág. 216). Además, Iseo frecuentaba a los mejores filósofos de su época (cf. DION . HALIC ., Iseo 1, 2).

14 Moralia 839F.

15 Demóstenes V 6.

16 Ps. PLUTARCO , Moralia 839F.

17 Carta a Ameo I 2.

18 Cf. la lista en F. BLASS , Die attische Beradsamkeit, II: Isokrates und Isaios , Leipzig, 1892, pág. 492.

19 Iseo II 1. Asimismo, el autor anónimo de la Vida de Iseo .

20 A juzgar por los títulos trasmitidos, sólo dos discursos, con un contenido presumiblemente político, podrían ser la excepción, Sobre lo que se dijo en Macedonia y Contra los megarenses , el último de los cuales era considerado dudoso. Cf. F. BLASS , op. cit ., II, pág. 487.

21 Un pasaje del Ps. PLUTARCO (Moralia 839E), que parecía hacer de Iseo un discípulo de Lisias, fue corregido por Dübner en el sentido de que siguió las lecciones de Isócrates, pero le sirvió de modelo Lisias.

22 DION . HALIC ., Iseo 18, 1.

23 Ibid ., IV 3.

24 PÍTEAS (fr. 3 BAITER -SAUPPE , Orat. Att ., II, 51, pág. 311), orador conocido por su facilidad de improvisación, había sido designado por la Asamblea como acusador de Demóstenes en el proceso intentado contra el orador tras el asunto de Hárpalo en el 324 a. C.

25 Cf. DION . HALIC ., Iseo 4, 4.

26 Ibid ., XX 5.

27 Cf. M. LAVENCY , «Lecture et récitation dans les plaidoyers logographiques», LEC 26 (1958), 225-234.

28 Cf. Is., I, n. 2.

29 Cf. L. MOY , op. cit ., págs. 21-80.

30 El discurso III carece, por ejemplo, de ambas partes, lo mismo que sucede en el V; el VI es prácticamente todo él (3-50) argumentación; en el VII y el XI el proemio convencional es sustituido por la exposición directa de los puntos en discusión.

31 Iseo 16, 3-5.

32 Así, por ejemplo, todo el discurso III, en el que realmente no se presentan pruebas, está construido sobre este tipo de argumentos; cf. también Is. I 29, 44; IX 7-8, 11-15, etc.

33 Son durísimas, por poner algún ejemplo, las acusaciones vertidas contra sus adversarios en V 35-40, VIII 40-44 o IX 17, donde los tacha de ruines, incestuosos o asesinos.

34 Impresiona, ciertamente, en V 9-11 el comportamiento cruel y despiadado de Diceógenes (III) hacia sus pupilos huérfanos, a quienes priva incluso de lo imprescindible para cada día; conmueve también, en VI 18 sigs., el relato sórdido de cómo sus adversarios se aprovecharon de la ancianidad y demencia de Euctemón.

35 Cf. M. LAVENCY , «La technique des lieux communs de la rhétorique grecque», LEC 33 (1965), 113-126. Para una exposición detallada de los lugares comunes de Iseo, véase. L. MOY , op. cit ., págs. 4-20: el heredero natural argumentará siempre que el derecho de parentesco es evidente y no da lugar a errores ni permite la manipulación, hablará de la reciprocidad en el derecho de sucesión, de su relación íntima y familiar con el difunto, mientras el heredero instituido acudirá, en cambio, al aspecto religioso y el carácter sagrado de la adopción, a la libertad que otorgan las leyes para testar, a la relación de amistad y los favores prestados al difunto; el orador demostrará la validez de sus testigos y negará la de los testigos de sus adversarios, insistirá en que el comportamiento y los argumentos de sus oponentes vienen a darle la razón, sacará a colación la diferencia de fortuna entre las partes, haciendo ver que la parte contraria ha conseguido la suya de forma ilícita o que no contribuye al bien común de la ciudad, etc.

36 En los discursos I y IV solicita de los jueces que, en la adjudicación de una herencia, den prioridad al parentesco sobre el testamento, mientras en II demanda todo lo contrario; en III y VIII defiende también posturas opuestas respecto a la legitimidad de una esposa y su hija; o, en el colmo de su habilidad, en XI invoca una ley para negar a su adversario cualquier derecho sobre la herencia en litigio y oculta, en cambio, que esa misma ley niega a su cliente todo derecho a poseer la herencia que le reclaman.

37 J. M. DENOMMÉ , Recherches sur la langue et le style d’Isée , Hildesheim-Nueva York, 1974.

38 A. P. DORJAHN -W. D. FAIRCHILD , «Improvisation in Isaeus», CB 48 (1972), 59-61.

39 A. PALAU CATALDI , «Repetizioni come espediente oratorio in Iseo», Aevum 50 (1950), 137-141.

40 Todo el discurso III, con repeticiones y recapitulaciones constantes, ilustra bien esta técnica recurrente y envolvente que impide que el oyente distraiga su atención y olvide los razonamientos con los que el orador intenta convencerle. Pueden verse otros ejemplos en Is., I 48; II 17; IV 4; VI 62-65; X 4-8, etc.

41 J. M. DENOMMÉ , Recherches sur ..., pág. 256.

42 «L’ordre des mots dans les discours d’lsée», Revue de Philologie 47 (1973), 281-295, y Recherches sur ...

43 J. M. DENOMMÉ , «Le choix des mots dans les discours d’Isée», LEC 42 (1974), 127-148 y Recherches sur ...; H. W. MILLER , «Isaeus’ vocabulary», Classical Journal 31 (1936), 442-44, había llamado la atención sobre la relativa pobreza del vocabulario de Iseo, que no pondría demasiado empeño en variar sus fórmulas y evitar las repeticiones; cf. también su The participle in Isaeus , resumido en Transactions and Proceedings of the American Philological Association , 1936, págs. XLIII-XLIV .

44 Fórmulas retóricas de la oratoria judicial ática , Salamanca, 1986, pág. 232.

45 G. E. BENSELER , De hiatu in oratoribus Atticis et historicis Graecis , Friburgo, 1841.

46 F. BLASS , op. cit ., II; R. F. WEVERS , Isaeus, Chronology, Prosopography and social History . La Haya-París, 1969.

47 F. CORTÉS , op. cit .

48 Cf. G. E. BENSELER , op. cit .

49 Op. cit ., II, págs. 488-489.

50 The Speeches of Isaeus , Cambridge, 1967, págs. 178-179.

51 Así tiene que hacerlo F. Blass, op. cit ., II, págs. 486, 521, 523.

52 F. CORTÉS , op. cit ., pág. 290.

53 Así, P. HOFFMANN , Demosthene, Isaei discipulo , Berlín, 1872, quien se basa para ello en un pasaje de ISÓCRATES (XV 41) en el que éste afirma que los logógrafos, aunque fueran numerosos, no eran lo bastante estimados como para se les confiara alumnos y sólo él los tuvo.

54 Cf. F. BLASS , op. cit ., III, 1, págs. 225-226, que niega incluso la posibilidad, razonable por otra parte, de que Iseo corrigiera la obra de su alumno, como defiende A. SCHÄFER , Demosthenes und seine Zeit I, Leipzig, 1885 (=1966), págs. 303 y sigs.

55 Sobre estas imitaciones, cf. O. NAVARRE , Essai sur la rhétorique grecque avant Aristote , París, 1900. Véase también la n. 3 de la Introducción al discurso VIII.

56 Op. cit ., III 1, págs. 228-231. Cf. F. CORTÉS , op. cit ., pág. 310.

57 «Gli epitropikoí demostenici», Studi Italiani di Filologia Classica 25 (1951), págs. 169-187, quien destaca coincidencias en la disposición de los discursos, en la construcción de los períodos, en el uso de las figuras del pensamiento y otras características que no han podido llegar a Denióstenes sino a través de Iseo.

58 F. CORTÉS , op. cit ., pág. 312.

59 Para las razones, cf. supra , y notas 49 y 50.

60 Cf. op. cit ., págs. 305-306.

61 Cf. Is., I 16, n. 15 y II 16, n. 25.

62 II 10, 22.

63 En una carta de PLINIO EL JOVEN (II 3) y en una sátira de JUVENAL (III 74) se mencina a un Iseo que no es nuestro orador, sino su homónimo, el sofista asirio mencionado en la n. 12 (cf. P. GRIMAL , «Deux figures de la Correspondance de Pline», Latomus 14 [1955], 370-383).

64 Cf. H. OUVRÉ , Les formes littéraires de la pensée grecque , París, 1900, págs. 495-496.

65 Cf. G. PERROT , L’éloquence politique et judiciaire à Athènes , París, 1873, pág. 400.

66 Recherches sur ..., pág. 261.

67 L. MOY , op. cit ., pág. III.

68 Cf. P. ROUSSEL , Isée. Discours , París, 1960, pág. 7.

69 Op. cit ., págs. I-LXIII.

70 Dionysii Halicarnasei opuscula , I, Leipzig, 1899.

71 Ni la edición de W. WYSE ni la de J. VERGÉS contienen los fragmentos que sí recogen, en cambio —aunque con diferencias entre ellas—, las restantes ediciones.

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