Читать книгу Semiótica del discurso - Jacques Fontanille - Страница 15
1.2 Las teorías del signo 1.2.1 El signo saussuriano
ОглавлениеEl signo está compuesto, según Saussure, de dos caras, el significante y el significado; el significante es definido como una “imagen acústica”, y el significado, como una “imagen conceptual”; uno adquiere forma, en cuanto expresión, a partir de una sustancia sensorial y física, y el otro, en cuanto contenido, a partir de una sustancia psíquica. Pero, una vez que están reunidos en un solo signo, no tienen otro status que no sea semiótico, y sus propiedades sensoriales, físicas y psíquicas no son ya tomadas en consideración.
La relación entre las dos caras del signo es calificada de “necesaria” y “convencional”, es decir fundada por una presuposición recíproca que no debe nada a sus propiedades sustanciales de origen. Además, esa relación está enteramente determinada por el “valor” del signo, es decir por las diferentes oposiciones que su significante y su significado mantienen con los otros significantes y con los otros significados de la misma lengua; en sincronía —entendamos: en un estado de lengua dado— ese valor es inmutable; en cambio, en diacronía, es decir, en la historia de los diferentes estados de lengua, ese valor evoluciona; el lazo que une las dos caras del signo puede asimismo, en el curso de esa evolución, deshacerse completamente.
La noción de sistema procede directamente de la definición de “valor” lin güístico, puesto que si el valor de un signo depende de una red de opo siciones y si esa red de oposiciones debe ser, para cada signo, es table en sincronía, entonces el conjunto de la red de oposiciones de to dos los sig nos forma un sistema estable. No tiene más que una existen cia vir tual, salvo en las gramáticas y en los diccionarios, pero está dis ponible en todo mo mento para los usuarios de la lengua. La lingüística tiene entonces por tarea, según Saussure, el estudio de ese sistema de valores.
Las nociones de sistema y de valor, de las que se puede desprender la cuestión del signo en Saussure, imponen la exclusión del “referente”: la cosa, real o imaginaria, a la cual el signo remite no es cognoscible lingüísticamente. Dicho de otra manera, el conocimiento del sistema en el cual el signo toma lugar no nos suministra ninguna información sobre la realidad designada. Esta exclusión, la mayor parte del tiempo, es presentada como una decisión metodológica y epistemológica: excluir el referente mundano es pro curar a la lingüística su propio objeto en cuanto ciencia y su autonomía en cuanto dis ciplina. Pero la posición de Saussure con respecto al referente es, de hecho, una con secuencia de su definición de signo, porque se da lo mismo para todas las pro piedades sustanciales de las dos caras del signo que sin depender del referente son, no obs tante, excluidas de la misma manera; en efecto, el sistema de valores no puede de ci rnos nada de ellas. El lazo entre el signo y el referente es calificado de arbitrario—se hu biera podido decir también contingente—, es decir que el sistema de valores no pro cu ra ninguna explicación satisfactoria de él: un lazo considerado ininteligible es declarado arbitrario. Notemos, no obstante, que ese lazo no es intrínsecamente ininteligible, ar bi trario y contingente; y que es el punto de vista adoptado, el del signo y del valor, el que hace la referencia incognoscible.
Examinando luego la ampliación de la reflexión a otros tipos de signos diferentes de las lenguas naturales, Saussure diseñó el proyecto de una semiología que englobaría la lingüística propiamente dicha: allí se en contrarían no solamente significantes en los que la sustancia física sería diferente de la del lenguaje verbal, sino también signos en los que la relación fundadora no sería “necesaria” o “convencional”; por ejemplo, los sistemas de signos visuales.
Se ve que, si se pone entre paréntesis la delimitación de unidades, la cuestión tratada por Saussure puede ser reducida a dos puntos esenciales: