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2. ¿Sociología cultural o sociología de la cultura? Hacia un programa fuerte para la segunda tentativa de la sociología

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(en colaboración con Philip Smith)

Si la sociología como un todo está modificando sus orientaciones como disciplina y está abriéndose a una segunda generación, esta novedad no sobresale en ningún caso más que en el estudio de la cultura. Razón por la cual el mundo de la cultura ha desplazado enérgicamente su trayectoria hacia la escena central de la investigación y debate sociológicos. Como todo viraje intelectual, este ha sido un proceso caracterizado por escándalos, retrocesos y desarrollos desiguales. En el Reino Unido, por ejemplo, la cultura ha avanzado hasta el principio de los años setenta. En Estados Unidos el progreso comenzó a verificarse más tarde, a mitad de los años ochenta. En la Europa continental la cultura realmente nunca desapareció. Aun cuando existe este recurrente renacimiento del interés por la cultura, no hay consenso entre los sociólogos especializados en el área respecto a lo que significa el concepto y el modo en que este se relaciona con la forma de entender tradicionalmente la disciplina. Estas diferencias de parecer pueden explicarse, solo parcialmente, por referencia a las contingencias geográficas y cronológicas y a las tradiciones nacionales. Más importantes que las disputas territoriales son las contradicciones profundas vinculadas con las lógicas axiomáticas y los fundamentos en la aproximación a la cultura. En este trabajo exploramos algunos de estos argumentos.

Lévi-Strauss (1974) escribió acertadamente que el estudio de la cultura debía ser como el de la geología. De acuerdo con este dictamen, el análisis debía dar cuenta de la variación de la superficie en términos de principios generativos más profundos, del mismo modo que la geomorfología explica la distribución de las plantas, la forma de las colinas y los patrones de drenado que siguen por los ríos en términos de geología subyacente. En este ensayo intentamos aplicar este principio a la empresa de la sociología cultural contemporánea de una manera reflexiva y diagnóstica. Nuestro objetivo no es tanto revisar el campo y documentar su diversidad —aunque efectivamente realizaremos dicha revisión— como involucrarnos en una empresa sismográfica que rastreará una línea de falla que corre a través de ella. Comprender esta línea de falla y sus implicaciones teóricas nos permite no solo reducir la complejidad, sino también trascender el tipo de discurso taxonómico que tan a menudo afecta los trabajos de esta clase. Ello nos aporta una herramienta solvente para acceder al corazón de las controversias actuales y comprender los equívocos e inestabilidades que continúan atormentando el núcleo del debate cultural.

A diferencia de Lévi-Strauss, nosotros no contemplamos nuestra posición como un ejercicio científicamente desinteresado. Nuestro discurso es abiertamente polémico, nuestro lenguaje ligeramente coloreado. Más que afectar a la neutralidad nosotros concedemos prioridad a un modo particular de sociología cultural —un “programa fuerte”— como la corriente más importante y prometedora dentro de la “segunda tentativa”.

Sociología cultural

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