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C A P Í T U L O

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EFECTOS FISIOLÓGICOS DEL MASAJE

Dr. J. Vázquez Gallego / Dra. A. Vázquez Doce / Dra. M. J. Vázquez Doce

De los efectos generales del masaje, especialmente de sus efectos favorables más solicitados, como son los anal-gésicos, relajantes y emocionales, ya se ha hablado al describir el “masaje, dolor y analgesia”. Los efectos finales del masaje suponen una compleja serie de interrelaciones y mecanismos entrelazados que podrían resumirse como consecuencia de estas acciones que se suman y complementan:

Acción mecánica directa sobre los tejidos.

Acción refleja sobre el sistema nervioso.

Acción refleja sobre diversos órganos a distancia.

Acción química.

Acción psicológica.

Estas acciones se traducen en los efectos mecánicos, químicos, reflejos y psicológicos (Mennell) ya mencionados, si bien se pueden leer opiniones contradictorias sobre este punto.

Los efectos fisiológicos dependen en gran medida del tipo de masaje, de su duración, intensidad y profundidad, y de las características de la lesión que se trata.

EFECTOS SOBRE LA PIEL

La piel es la primera estructura receptora de las maniobras manuales del masaje como consecuencia de su rica inervación, por el elevado número de receptores sensitivos que posee (terminaciones térmicas, táctiles y dolorosas). Los receptores de la piel se dividen en:

Mecanoceptores de la piel (células de Merkel, corpúsculos de Meissner y Pacini, que son sensibles a las presiones).

Receptores térmicos o termoceptores (calor: corpúsculos de Ruffini, y frío: corpúsculos de Krause).

Nociceptores (perciben el dolor). Hay que destacar que existen tres tipos de receptores del dolor: cutáneos, somáticos (huesos, articulaciones) y viscerales (vísceras del cuerpo).

Receptores pilosos. Perciben el movimiento piloso.

La acción de las distintas maniobras de masaje sobre la piel es compleja y todavía no está perfectamente delimitada.

En un principio la acción mecánica de las manos del terapeuta o de los diversos aparatos se traduce en una vasodilatación activa e hiperemia local de mayor o menor intensidad, según el tipo y la intensidad del estímulo aplicado, lo que conlleva un aumento de la temperatura local por mecanismos directos y reflejos.

Esta vasodilatación se va generalizando posteriormente a nivel regional, produciendo un aumento de la sangre circulante, cuya consecuencia es el aumento de flujo sanguíneo al corazón, en el cual llega a provocar una moderada taquicardia.

La vasodilatación y la hiperemia consiguiente originan un aumento de:

Las funciones propias de la piel.

Las funciones propias del músculo subyacente.

La transmisión de las sensaciones cutáneas al sistema nervioso central, por el llamado “efecto de transducción” (efecto reflejo vegetativo), que pone en marcha los complejos mecanismos reflejos del masaje.

Estimulación de las terminaciones nerviosas de la piel, con efectos sedantes o estimuladores, según el tipo y la intensidad de las maniobras realizadas.

Sobre las funciones propias de la piel, el masaje origina:

Liberación de histamina, que origina una vasodilatación capilar con enrojecimiento local y posteriormente regional.

Mejora de la elasticidad y extensibilidad.

Un aumento de la transpiración (eliminación de líquidos).

Aumento de la secreción sebácea y sudorípara al desobstruir los orificios excretores y aumentar la acción protectora glandular.

Absorción de cuerpos grasos; de ahí la utilidad de ciertos preparados utilizados en el masaje.

Activación de la nutrición de las células dérmicas al mejorar la circulación superficial.

Aumento de la temperatura local de uno a tres grados (normalmente dos) según la intensidad y el tiempo de actuación del estímulo mecánico.

Favorece la eliminación de sustancias de desecho acumuladas en la piel, así como la descamación.

EFECTOS SOBRE EL MÚSCULO NORMAL

Existen tres tipos de tejidos musculares desde el punto de vista histopatológico:

Liso

Estriado

Cardíaco (éste último como una diferenciación del primero)

El interés en este caso es la acción del masaje sobre el músculo estriado, también denominado esquelético, que supone aproximadamente un 40% de la masa o tejidos del cuerpo humano y que viene a constituir el soporte motor del aparato locomotor.

El músculo normal está formado por miofibrillas perfectamente diferenciadas, de dos tipos:

Fibras de contracción lenta (tipo I o fibras rojas)

Fibras de contracción rápida (tipo II o fibras blancas)

Las fibras rojas, con un alto contenido de hemoglobina, están especializadas en la resistencia del músculo (por ejemplo: músculos del abdomen). Las fibras blancas o pálidas, con alto contenido en ATP, están especializadas en la rapidez y la fuerza (p. ej., el bíceps y el cuádriceps). Existe un tercer tipo de fibras “intermedias” capaces de adaptarse a las características de unas u otras dependiendo del entrenamiento de la persona.

La manipulación ejercida sobre la piel en la zona en que existe tejido muscular estriado, en primera instancia, ocasiona una variación fundamentalmente de sus tres propiedades básicas:

Tono

Elasticidad

Contractilidad

Al incrementarse el flujo sanguíneo muscular, el tono se reduce, lo que aumenta la elasticidad y contractilidad.

La vasodilatación y la hiperemia consiguiente con estos estímulos, originada por similares mecanismos desencadenantes, provocan en primer lugar un aumento del nivel de saturación de oxígeno en la sangre arterial, lo que eleva el contenido en hemoglobina y glóbulos rojos con la consiguiente respuesta de drenaje, con salida de catabolitos procedentes de la contracción muscular (ácido pirúvico, ácido láctico, etc.). De esta forma el músculo recupera su capacidad contráctil más rápidamente, aumenta la fuerza muscular, mejora la resistencia al trabajo muscular con disminución de la fatiga, actúa como descontracturante de la fibra muscular, disminuye la sensación dolorosa y se obtiene la relajación final.

En resumen: el músculo recupera más rápidamente sus propiedades de elasticidad, contractilidad, volumen y fuerza.

Estas acciones se ven potenciadas al desencadenar las maniobras de masaje una hiperactividad de las arteriolas con vasoconstricción inicial seguida a continuación de laxitud de sus paredes, lo que provoca una vasodilatación secundaria.

De todas formas tendremos en cuenta que estas acciones son variables según el tipo y la intensidad del masaje.

Así, un masaje superficial (roce) tiene poco efecto sobre las masas musculares y su aparato vascular, ya que sus principales efectos se manifiestan a nivel de la piel y a nivel psicológico.

Unas presiones profundas y bruscas perpendiculares a las fibras musculares actúan preferentemente como estimulantes del músculo aumentando su contractilidad.

Un amasamiento lento, con presiones suaves y profundas siguiendo la dirección de las fibras musculares, facilita la relajación.

A estos efectos se suma, los complementa y a veces los condiciona el efecto reflejo que todas las maniobras desencadenan. Los efectos segmentarios del masaje reflejo serán tema a tratar posteriormente.

De los efectos expuestos anteriormente deriva la indicación fundamental del masaje clásico sobre contracturas de los músculos dolorosos, irritados y con hipertonía generada por fenómenos directos o reflejos.

La contractura muscular por hipertono con acortamiento muscular acaece por norma general en toda la masa muscular. Cede con masaje muscular, aplicando correctamente las técnicas de masaje clásico. En cambio la miogelosis (contractura local mínima) del tamaño de un guisante y de límites poco netos, con sensación táctil como de barro, no cede fácilmente con las maniobras de masaje habitual. Mejora y cede, en cambio, con maniobras lentas y no dolorosas de presiones localizadas y amasamientos seguidos de drenajes linfáticos.


EFECTOS DEL MASAJE SOBRE EL MÚSCULO PATOLÓGICO

La mayoría de los efectos estudiados en músculos patológicos derivan de trabajos experimentales, realizados en el laboratorio, y de ellos la mayoría están hechos sobre animales de experimentación, de ahí que sean difusos y poco fiables.

Sabemos que, en un principio, una sesión de masaje muscular que se aproxime a los 8-10 minutos sobre un músculo denervado mejora la nutrición de éste a la vez que previene la formación de tejido fibroso. Como consecuencia se retarda, aunque no se evita, la consiguiente atrofia muscular. Por el mismo proceso se retarda la aparición de la palidez muscular y la formación de tejido adiposo intramuscular, que son típicas del músculo denervado.

Por el contrario, una sesión de masaje del tipo que sea no favorece el proceso de reinervación, no altera las condiciones circulatorias, no las mejora y no mejora la contractilidad muscular.

El masaje tampoco aumenta el número de fibras ni su calidad. El aumento de volumen es debido exclusivamente a la vasodilatación que sigue a las maniobras de masaje. El aumento de volumen y la vasodilatación desaparecen rápidamente en el músculo denervado.

La circulación venosa y linfática se encuentran enlentecidas en el músculo denervado observándose en algunos músculos un “encharcamiento” de las miofibrillas por estasis de líquidos tisulares.

Otra cosa es la respuesta distalmente opuesta del músculo patológico no denervado. En el músculo miogelósico, el masaje dispersa los focos de miogelosis tornándolo más flexible y reduciendo el componente doloroso.

En el músculo espástico y contracturado, doloroso, el masaje consigue reducir o anular la contractura y el espasmo. Subjetivamente el paciente observa reducción del dolor y de la sensación de “acalambramiento”.

MASAJE EN EL MÚSCULO
MÚSCULO NORMALMejora la nutriciónLo hace más plástico y contráctilAumenta su volumenActiva el trabajo muscularDisminuye y retarda la fatigaAumenta la propulsión de sangre venosa y linfa
NOAumenta el número de miofibrillasAumenta el volumen del músculoAumenta la fuerzaAltera el tono muscular
MÚSCULO DENERVADOMejora la nutriciónPreviene la formación de tejido fibrosoRetarda la atrofia pero no la evitaRetarda la aparición de rigidez muscularRetarda la aparición de tejido adiposo
NOFavorece la reinervaciónAltera la circulaciónMejora la contractilidadAumenta el volumen muscular
MÚSCULO PATOLÓGICO NO DENERVADODispersa los focos de miogelosisDisminuye o anula la contractura y el dolorDisminuye o anula la sensación de “acalambramiento”Relaja el músculo espásticoAblanda el músculo endurecido y/o doloroso

EFECTOS SOBRE LA CIRCULACIÓN EN GENERAL

En general todas las manipulaciones del masaje, salvo rara excepción, tienen sin lugar a dudas su principal efecto sobre la circulación.

El masaje actúa sobre los tres niveles circulatorios y sobre los tres sistemas:

Sobre la circulación arterial (arterias, arteriolas, capilares).

Sobre la circulación venosa (venas y capilares venosos).

Sobre la circulación linfática (vasos, colectores y ganglios linfáticos).

En general el masaje actúa sobre los vasos de dos formas:

• Directamente: consecuencia del efecto mecánico por las maniobras de presión, elongación y encogimiento ejercidas sobre los vasos.

• Indirectamente: sobre las terminaciones neuromotrices de los vasos, provocando una variación de su calibre.

EFECTOS SOBRE LAS CIRCULACIONES

• Sobre la circulación arterial: el efecto de las maniobras de masaje se traduce en un estímulo del flujo sanguíneo a nivel arteriolar y arterial. Esta aceleración circulatoria provoca los fenómenos de rubicundez de la zona tratada. Este rubor, por dilatación de los vasos periféricos, será más intenso cuanto más constante y profundo sea el estímulo aplicado. El aumento del flujo arterial da lugar al enriquecimiento de oxígeno y sustancias nutricias con aumento del metabolismo local. Algunos afirman que una sesión larga y mantenida de masaje da lugar a un descenso (poco significativo) de la tensión arterial.

• Sobre los capilares superficiales: el masaje, en especial si es superficial, actúa en un primer tiempo como vasoconstrictor para inmediatamente provocar una vasodilatación por dilatación de los capilares activos y la activación y apertura de los capilares en reposo o de reserva.

• Sobre la circulación venosa: actúa acelerando el flujo venoso, favoreciendo el retorno sanguíneo si el masaje se aplica en sentido centrípeto, aumentando la acción de las válvulas. Esta aceleración de la circulación venosa que se produce al efectuar el masaje supone un estimable efecto favorable en los trastornos venosos periféricos de la circulación de retorno. Al mejorar la circulación de retorno se verá favorecida la salida de catabolitos de la zona tratada. Esta evacuación de residuos del trabajo muscular mejora las condiciones de recuperación del músculo.

• Sobre la circulación linfática: su efecto es similar al ejercido sobre la circulación venosa, favoreciendo el vaciamiento y de esta forma la reabsorción de líquidos y detritos tisulares y mejorando la estasis linfática. De este modo el masaje linfático favorece la salida de materias tóxicas de desecho y partículas extrañas de la zona lesionada y edematizada. El dinamizar los capilares linfáticos es fundamental para el tratamiento de los linfedemas de las extremidades, y en los procesos en los que existe exceso de catabolitos a nivel muscular tras un esfuerzo intenso (masaje de restauración postcompetición). En el capítulo sobre masaje drenaje linfático se exponen más ampliamente los mecanismos, efectos y aplicaciones del masaje drenaje linfático.

EFECTOS SOBRE EL TEJIDO ADIPOSO

El efecto del masaje sobre las acumulaciones adiposas es, en ocasiones, uno de los objetivos de aquél en las sesiones de estética.

Como norma general, determinadas técnicas de masaje (amasamiento, aplastamiento, pellizcado, rodamiento) son capaces de destruir células adiposas y tienden a disolver las acumulaciones adiposas por esta acción mecánica que se produce sobre el adipocito. Las técnicas capaces de provocar este efecto serán siempre vigorosas y agresivas.

Paralelamente, al aumentar la circulación local y surgir la hiperemia, la reabsorción de adipocitos se ve incrementada. Otro efecto (más hipotético) podría ser aquel en el que el aumento del gasto calórico se provoca con maniobras de masaje y con movilizaciones del aparato locomotor, que contribuyen a movilizar el nivel de tejido graso, con lo que las reservas grasas tienden a disminuir. Si bien para este supuesto será necesario un plan de ejercicios vigorosos y cotidianos, complementados con una dieta equilibrada y exenta de grasas. No obstante, en el momento actual sabemos que la manera efectiva y eficaz de reducir el tejido adiposo (“bajar las grasas”) es el ejercicio físico aeróbico (bicicleta, footing, escaleras, caminar, nadar, etc.) acompañado de una dieta adecuada baja en calorías.

EFECTOS SOBRE EL APARATO DIGESTIVO

El más destacado de los efectos sobre este aparato es de tipo mecánico, en especial sobre las asas intestinales del intestino grueso. Según la dirección de las maniobras del masaje y la intensidad con que se aplique, puede ser relajante y analgésico (antiespasmódico) si se ejecuta de forma suave y en la misma dirección de las asas intestinales. También puede ser estimulante o excitante de la musculatura lisa si se aplica de manera intensa al estimular el peristaltismo intestinal favoreciendo la progresión del contenido del colon hacia el recto y su posterior expulsión. Por ello se encuentra indicado en casos de estreñimiento.

Secundariamente tiene un efecto reflejo, que en general, es de tipo estimulante.

Otros efectos y aplicaciones se ofrecen en el capítulo “El masaje abdominal”.

EFECTOS SOBRE ESTRUCTURAS NERVIOSAS PERIFÉRICAS

Los efectos del masaje sobre los tejidos nerviosos son sumamente importantes y complejos según se apliquen técnicas suaves y lentas (sedantes) o violentas y rápidas (excitantes y estimulantes).

Actúa disminuyendo la sensibilidad de las terminaciones nerviosas sensitivas, es decir, disminuyendo la percepción del dolor (analgésico), con sensación de sedación.

Aumenta la excitabilidad de los nervios motores, de forma que incrementa el tono y facilita la contracción muscular. Este efecto se potencia si las maniobras son bruscas, rápidas y enérgicas (vibraciones, percusiones, fricción profunda).

Contribuye por la hiperemia que provoca a mejorar la nutrición de los nervios periféricos.

La disminución de la sensibilidad y la estimulación de la contracción muscular favorecen secundariamente la relajación refleja e indirectamente la relajación psíquica al disminuir el dolor y la tensión.

Disminuye la estesia táctil al desbloquear parcialmente las terminaciones sensitivas dérmicas.

EFECTOS REFLEJOS

Los efectos reflejos dependen de diversos factores como el tipo de maniobras, intensidad, ritmo, profundidad, superficie de contacto y características de las estructuras “contactadas”, dirección y estado de los tejidos. No obstante, en mayor o menor cuantía todos los masajes tienen unos efectos directos (mecánicos) y suscitan unos efectos reflejos.

La búsqueda de efectos reflejos se basa en las excitaciones nerviosas que las maniobras provocan y su transmisión al sistema nervioso central, de manera que inhiben los influjos nociceptivos a la vez que favorecen la secreción de neuromediadores (endorfinas y encefalinas).

Para más detalles remitimos al capítulo “Masajes reflejos”.

EFECTOS CENTRALES

Existen numerosas teorías sobre los posibles efectos y beneficios que el masaje puede ejercer sobre el sistema nervioso central, de las cuales destacamos estas cinco:

Activa los controles de inhibición espinal.

Activa las estructuras nerviosas inhibitorias del dolor a nivel del tronco del encéfalo.

Altera la transmisión de impulsos nerviosos periféricos del dolor.

Estimula a nivel central la liberación de endorfinas.

Efectos máximos con la sumación de varias teorías.

Pero el efecto final y primordial es la sensación de alivio del dolor que puede llegar incluso a la supresión de éste, con sensación de bienestar físico y psíquico.

EFECTOS PSICOLÓGICOS

Aquí se suman las acciones generales de analgesia, relajación y disminución de la ansiedad que genera el masaje a las del resto de condiciones idóneas para su aplicación: temperatura adecuada, charla agradable y ambiente relajado y, si es posible, una música suave y relajante. De esta forma se crea un ambiente propicio para que el efecto psicológico influya en la eficacia del masaje. Los pacientes se manifiestan más afectivos y positivos.

A este respecto el terapeuta debería consultar algunos tratados de métodos de relajación. Si se obtiene una relajación adecuada del paciente, consiguiendo evadirlo de sus problemas cotidianos y trasladarlo temporalmente al mundo maravilloso del subconsciente, se obtendrán unos resultados sorprendentes con unas técnicas adecuadamente realizadas. (Véanse trabajos de Schultz, Lindemann, Caicedo y obras de hatha yoga.)

En el deporte, como veremos más adelante, el masaje es efectivo para mejorar el estado psicológico de los atletas. El masaje lento y sostenido les va a reducir la ansiedad. El masaje rápido y vigoroso va a rescatar al atleta de un estado de apatía. De esta forma el masajista también podrá influir favorablemente sobre el atleta al situarlo en condiciones de mayor motivación, y en condiciones óptimas de bienestar para competir.

Los efectos sobre la relajación psíquica son positivos durante y después del masaje (Field-Morrow et al.), y contribuyen a una mejor relajación muscular.

Si bien los efectos tónicos y sedantes psíquicos están reconocidos no sólo en las personas enfermas, sino también en las sanas, hemos de alertar a incautos, crédulos y también a ciertos “masajistas” que hablan o creen en los “poderes mágicos del masaje”.

EFECTOS BIOQUÍMICOS

El efecto vascular (vasodilatador) se debe fundamentalmente a la liberación de histamina a nivel local.

El masaje profundo y agresivo (posiblemente por microtraumatismo) eleva las concentraciones séricas de mioglobulina, transaminasa oxalacética glutámica, creatín-cinasa y lactato-deshidrogenasa.

Después de un masaje de 20 minutos se ha demostrado un aumento de las encefalinas y endorfinas en sangre. También se ha comprobado su efecto anticoagulante (reduce el riesgo de trombosis venosa) por liberación de sustancias que disminuyen la hiperviscosidad de la sangre aumentando la velocidad de los hematíes y contrarrestando la estasis vascular. Al mejorar las circulaciones facilita el intercambio de líquidos tisulares con lo que mejora la nutrición y metabolismo de los tejidos masajeados.

EFECTOS SOBRE EL DOLOR

Al mejorar las circulaciones, se facilita el intercambio de líquidos tisulares con la consiguiente mejora de la nutrición y del metabolismo de los tejidos masajeados.

Los procesos fisiológicos y las respuestas bioquímicas, así como los cambios anatómicos, influyen de manera importante en la supresión o disminución del espasmo muscular y el dolor. A ellos se suma y complementa el efecto psicológico.

Según Kaada y Torstiembo: “El papel del masaje en la producción de la sensación de bienestar e incluso de euforia podría estar explicado por el aumento del nivel plasmático de endorfinas tras el masaje”.

Últimas investigaciones confirman que los queratinocitos de la piel a través de una compleja respuesta facilitan la formación de endorfinas.

Al disminuir la ansiedad y el dolor la relajación es más notoria y eficaz.

RESUMEN DE LOS EFECTOS DEL MASAJE

Finalmente podemos resumir los efectos del masaje en:

Efectos mecánicos:

Fricciona los tejidos y los elastifica.

Bombea la circulación.

Estira los tejidos blandos.

Presiona sobre los planos duros (óseos y articulares).

Relaja las contracturas y tensión muscular.

Despega las cicatrices del interior de los tejidos.

Dilata la microcirculación y aumenta la circulación general arterial, venosa y linfática.

Descarga los catabolitos y productos de desecho de los tejidos.

Mejora la nutrición y el metabolismo de los tejidos.

Efectos reflejos:

Facilita la relajación.

Reduce el dolor.

Aumenta la microcirculación.

Equilibra el sistema nervioso autónomo.

Efectos psicológicos:

Relajación.

Sensación de bienestar.

Alivio del dolor.


Manual profesional del masaje

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