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VIII

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Padre e hija, con mas Albertito, dejaron el costurero i se dirijieron al comedor, atravesando el salon de recibo que estaba inmediato, i sucesivamente las alcobas de Manfredo i de Raquel i una parte de uno de los corredores. Manfredo colocóse a la cabecera de la mesa, Raquel en su costado derecho; Berta tomó asiento a su lado izquierdo, despues de colocar junto a sí a Albertito, levantándole de los codos para sentarlo, como acostumbraba hacerlo, i acomodándole la servilleta en el pecho i el cubierto en la mano.

El comedor estaba situado en el fondo de la casa; estendíanse delante de él los floridos jardines del patio i por detras el huerto con sus jigantescos árboles que sobresalian de los muros. A uno i otro costado de la puerta de entrada habia hileras de ventanas resguardadas por sobresalientes barandas de hierro, i cubiertas por trasparentes celosías. La brisa embalsamada del huerto i de los jardines penetraba por ellas, empapada de rosa i de jazmin. El gorjeo de las aves, confundido con las melodías de un piano cilíndrico de cuerda, que solo se oia durante la mesa, hacian deliciosa esa hora apostólica del hogar doméstico.

Manfredo hacia el gasto principal de una conversacion jovial i a veces picante, i sonreia de felicidad al verse tan apaciblemente rodeado de su esposa i de esos dos carísimos frutos de su amor. El disgusto de su familia con motivo de la carta que le anunciaba el quebranto de su fortuna habíase ya disipado en esos momentos felices, Manfredo se sentia tan contento, que en un instante de entusiasmo levantó la copa, invitando a su mujer a tomar a la salud de su hija, en cuya belleza peregrina se deleitaba a ratos con cierta inocente i mal disimulada satisfaccion, que revelaban de sobra la indiscreta espresion de sus ojos i la sonrisa que invadia su rostro.

Algunos floreros de porcelana blanca que contenian grandes ramos formados de las rojas flores de la ceiba, adornaban la mesa. Frente a la entrada se mostraba la chimenea, en medio de dos ventanas, i a ambos lados de ésta, se alzaban desde el suelo dos inmensos búcaros de mármol llenos de ramas de palma. Sobre la chimenea habia un reloj de mesa, en cuya parte superior dominaba el busto de Shakspeare, con una corona de laureles en una mano i una lira en la otra.

El Mulato Plácido o El Poeta Mártir

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