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María, Nuestra Madre de Gracia

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Debido a que Dios eligió a María desde todos los tiempos para dar a luz a su Hijo Jesucristo, ella figura de manera prominente en la redención de la raza humana. Su papel en la historia de la salvación comienza con la concepción de Jesús, y continúa a través de los tiempos. Los Padres del Concilio Vaticano Segundo nos dicen, “De manera totalmente singular ella [María] cooperó con su obediencia, su fe, su esperanza, y su ardiente caridad en la obra del Salvador de restaurar la vida sobrenatural a las almas. Por esta razón, ella es nuestra madre en el orden de la gracia”.2 De la misma manera que María dio a luz a Jesucristo a través de su vientre, así ella continúa trayendo vida espiritual al pueblo de Dios a través de su Inmaculado Corazón. Ella es la “Madre de Gracia” para los hijos de Dios.

En la época contemporánea, una de las formas que podemos evidenciar que la Santísima Virgen María trae vida espiritual al pueblo de Dios es a través de sus múltiples apariciones que están siendo reportadas a través de todo el mundo. Aunque muchas de ellas están aún bajo investigación por la Iglesia Católica Romana, otras ya han recibido aprobación eclesiástica. En muchas de estas apariciones, María nos habla de nuestra vida en Dios, nos instruye sobe la manera de llevar vidas centradas en Dios, y nos inspira a proseguir por el camino de la rectitud. En otros casos, la Santísima Madre permanece en silencio o sumida en llanto o rezando. En todos los casos, se nos presenta como una madre que añora otorgar vida espiritual a sus hijos guiándonos hacia su Hijo, Jesucristo, el Salvador del Mundo.

El número tan elevado de estas apariciones nos indica cuán espiritualmente desesperados son los tiempos en que vivimos. El mundo actual es tan espiritualmente corrupto que Dios envía a la madre de Su Hijo alrededor del mundo como una guía que nos dirige por el camino de la verdad. ¡Cuán grande debe ser el amor de Él por nosotras! Y dado que María nos guía hacia su Hijo, sus apariciones deben ser interpretadas como una efusión de misericordia, alertándonos que ahora es el momento de aceptar la gracia redentora. Además, dado que María es mujer y madre, sus apariciones sugieren que en estos días las mujeres que sigan su ejemplo se le unirán en la tarea de dispensar la misericordia de Dios sobre Sus hijos, guiándolos hacia Aquél Quien es la Salvación, Jesucristo.

Llenas de Gracia

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