Читать книгу Sobre Víctimas y Victimarios - Jorge Enrique Altieri - Страница 23

“Obligado el reo a sentarse, se encogía sobre si mismo como un feto en el vientre materno, atados la cabeza y los brazos entre los muslos y apretados estos al cuello. Luego se envolvía a la víctima en un cuero fresco de vaca, que se cosía cuidadosamente, y se colocaba este ovillo de carne humana cerca de una gran fogata. El fuego secaba el cuero prontamente. e Ibarra, sentado frente de aquel ejemplo, deleitábase escuchando el crujido de los cueros y el estallido de las vértebras.” 11

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En los pagos de Felipe Ibarra y aún en la otra margen del Río de la Plata, territorio bajo el dominio del “Protector de los Pueblos Libres”, se enchalecaba ó retobaba con mayor frecuencia que en otros lugares. Cuestión de gustos nomás.

En este capítulo, he detallado la formas en que se acostumbraba ejecutar a prisioneros ó adversarios políticos, no obstante, considero conveniente aclarar al lector que lo titulé “las formas del suplicio” porque normalmente la ejecución de un ser humano era el término de su sufrimiento pero para la víctima, el suplicio propiamente dicho, solía comenzar con anterioridad, en el preciso momento de declararse vencido ó de ser aprehendido y se materializaba en torturas brutales con el objetivo de quebrar su voluntad de lucha ó someterlo a vejaciones mediante la aplicación de tormentos tanto físicos como psicológicos tales como: palizas, caminatas extenuantes, privación de agua, alimento y abrigo, mutilaciones, inmovilización, prolongación de la agonía degollando despacio ó con cuchillo sin filo, castrar y apuñalar antes del degüello para qué éste fuera una suerte de cese de la humillación y del tormento y todas las atrocidades que pudieran concebirse como ritual de escarmiento.

Sobre Víctimas y Victimarios

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