Читать книгу Sobre Víctimas y Victimarios - Jorge Enrique Altieri - Страница 25

“El gobierno de Buenos Aires, mantuvo oficialmente su estricta neutralidad respecto de los partidos que dividían la revolución de Chile, en la realidad no lo era, ya que, a través de su delegado en Santiago, don Bernardo Vera y Pintado, se informaba del estado interno de la situación del país y éste aludía a los Carrera como los gestores de la guerra civil en la que se encontraba Chile frente al enemigo común, culpándolo de esta forma, de la pérdida de la causa por su atolondramiento, arrogancia y nepotismo.” 12

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Las afrentas que se habían iniciado meses antes en Mendoza, recrudecieron una vez más ya que en Buenos Aires residía el General Mackenna, adversario de los Carrera quienes sostenían, a poco de su arribo a la ciudad platense, que ese oficial se ocupaba de desprestigiarlos, por tal razón, el menor de los hermanos, Luis Florentino, retó a Mackenna a duelo, acordando resolver así sus disputas. El 21 de noviembre de 1814, en las orillas del Río de la Plata, en el paraje conocido como La Residencia (actual zona del Parque Lezama), resultó muerto de un tiro el General Mackenna. Luis Carrera fue encarcelado y acusado de homicidio, pero nada se pudo comprobar en su contra.

En Buenos Aires, los hermanos Carrera conspiraban para hacerse del poder en Chile y desplazar de esta manera a O’Higgins y a San Martín. Cuando regresó José Miguel Carrera de los Estados Unidos de Norte América a bordo de la “Clifton” y con una pequeña flota que el Presidente Madison le había cedido, se apresuraron los preparativos para concretar su plan conocido como “La Conspiración de 1817”.

El plan consistía en lo siguiente:

 Reunir fuerzas, cruzar la cordillera y provocar una gran revuelta en Santiago.

 Deponer al gobierno chileno y desterrar a O´Higgins.

 Apresar a San Martín y someterlo a Consejo de Guerra que sería presidido por Juan José Carrera motivado por su afán de venganza más que de justicia.

 Expulsar a todos los argentinos hacia Mendoza.

 Crear un ejército de 10.000 hombres y marchar hacia Perú.

 Nombrar Dictador a Manuel Rodríguez y a Brayer organizador del Ejército.

 Enviar a José Miguel Carrera a saldar deudas en los Estados Unidos y proveerse de una nueva flota..

La suerte no acompañó a los complotados y la llegada de José Miguel a Buenos Aires con su flota, coincidió con el triunfo del Ejército Libertador en Chacabuco el 12 de febrero de 1817, de esta forma, se veía consolidado el prestigio de San Martín quien no dudó en nombrar como Director Supremo a O’Higgins a quien le reconocía su lealtad y patriotismo.

La conspiración falló rotundamente y se resolvió arrestar a los hermanos Carrera. El Director Supremo de las Provincias Unidas de La Plata, Juan Martín de Pueyrredón, se apropió de la flotilla para evitar que interfiriera en el camino trazado desde El Plata para la Independencia de Chile.

José Miguel fue confinado al barco que lo había traído al Río de la Plata pero se fugó hacia Montevideo. El 05 de agosto de 1817, su hermano Luis Florentino fue sorprendido y apresado por agentes del General Toribio de Luzuriaga, Gobernador Intendente de Cuyo y finalmente Juan José fue detenido pocos días después en la Posta de Barranquita, Provincia de San Luis.

También fue hecho prisionero en estas operaciones, un sujeto de apellido Cárdenas, colaborador de Luis Carrera, quien delató a los hermanos y reveló sus planes, confirmando así que se proponían incitar una revuelta en Chile para tomar el poder.

Cuando se enteró O’Higgins de los detalles del complot, percibió este hecho como una amenaza de sedición real contra el gobierno que ejercía. Así fue que escribió a San Martín el día 27 de agosto de 1817, haciéndole ver que la osadía de los Carrera requería de un castigo ejemplar:

Sobre Víctimas y Victimarios

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