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CAPÍTULO IV
Francisco


Nació en Concepción del Uruguay el 16 de mayo de 1786 y murió el 10 de julio de 1821 en Santa María del Río Seco a la edad de 35 años. Quien supo doblegar a Buenos Aires mediante el Tratado de Pilar, está cegado por su ambición. No alcanza a ver los indicios de su decadencia como caudillo y como se desgrana el poder y el prestigio que alguna vez supo tener.

El General López derrotó al Coronel Dorrego en la Batalla de Gamonal el 2 de septiembre de 1820 y Buenos Aires quedó acéfala pero no por mucho tiempo ya que la Junta de Representantes , presionada por Rosas, eligió como nuevo gobernador a Martín Rodríguez quien se reunió con Estanislao López en la Estancia de Tiburcio Benegas y, el 24 de noviembre de 1820 firmaron el Tratado de Benegas el cual se concretó gracias a la mediación del propio Rosas y la aprobación del General Bustos.

Entretanto, Ramírez no pudo asimilar que su antiguo aliado el General Estanislao López hubiera firmado ese tratado con Rodríguez y Bustos y menos aún que lo hubiera hecho a sus espaldas y el mismo día en que él, era ungido como Jefe Supremo en Gualeguay. ¡Qué revés le propinaron al orgullo del Supremo Entrerriano!.

Ramírez se encuentra solo. Se ha enemistado con Estanislao López, su antiguo aliado, en Córdoba se granjeó la enemistad del General Bustos y el Gobernador de Buenos Aires Martín Rodríguez, rápido de reflejos, comprometió su apoyo a las fuerzas de Bustos y López a la vez que privó de armamento y hombres a Ramírez.

Bustos, López y Rodríguez consideraban que Ramírez constituía una amenaza para la unidad del país y así se le esfumó a Ramírez la posibilidad de liberar la Banda Oriental.

Desengañado, el caudillo entrerriano busca apoyo donde sea. Pretende seguir la lucha a toda costa contra los firmantes del Tratado de Benegas aunque se encuentre en inferioridad de condiciones respecto a ellos. Su vehemencia lo lleva a aliarse con una “mala yunta”, el chileno José Miguel Carrera que en ese entonces había logrado sublevar a los indios ranqueles del oeste de la Provincia de Buenos Aires que malonearon a su antojo causando grandes pérdidas a los porteños.

Ramírez inició su última campaña en mayo de 1821. Al comienzo tuvo algunos pequeños éxitos y hasta logró vencer al General Lamadrid en la Primera Batalla de Coronda el 24 de mayo de 1821 pero ésta fue una victoria pírrica ya que le costó casi la mitad de su tropa.

Su situación era desesperante pues el Coronel Mansilla quien debía desembarcar con la infantería en Santa Fé lo traicionó, tal como él mismo relata en sus memorias. Así fue que la infantería no se unió a Ramírez y la flota que debía transportarla fue destruida. De esta forma quedó sin medios para retornar a su provincia, obligado a combatir en Santa Fe y a abrirse paso hacia el norte siempre en inferioridad numérica.

Para empeorar aún más su situación, apenas dos días después, el 26 de mayo de 1821 fue derrotado por Estanislao López en la Segunda Batalla de Coronda hecho que redujo aún más sus escasos efectivos y lo obligó a dirigirse hacia el oeste ya que había sido bloqueado por el norte el camino hacia Córdoba.

Pocos días más tarde, pudo reunir sus fuerzas a las de Carrera en Córdoba pero el 16 de junio de 1821 fueron derrotados por el General Juan Bautista Bustos en la batalla de Cruz Alta. Carreras huyó y fue arrestado en Mendoza mientras que Ramírez huía hacia el norte siendo perseguido por una partida de López.

Finalmente, el 10 de julio de 1821 el Comandante Juan Luis Orrego lo derrotó en una breve batalla en Chañar Viejo (cerca de la Villa de Santa María de Río Seco y de San Francisco del Chañar).

Según los apuntes proporcionados por el Coronel Anacleto Medina al General Antonio Díaz y que fueron escritos por su secretario Antonio Machado ya que Medina era analfabeto, la muerte de Ramírez se produjo de la siguiente manera:

“El día que marchamos sobre el Arroyo (Río) Seco - narra el autor, nos dirigimos a un paraje llamado San Francisco, donde acampamos, y allí amanecimos. Era éste un valle, entre un palmar y una cañada. Cuando aclaró el día, salió de entre el palmar una fuerte guerrilla con un escuadrón de protección, por el lado donde yo estaba. Inmediatamente pasé el parte al general (Ramírez), que estaba como a veinte cuadras de distancia con la poca fuerza que tenía; cuando estas guerrillas salieron del palmar, se vinieron sobre la vanguardia a mis órdenes cuyo número no alcanzaba al completo de un escuadrón; las cargué, derrotando las guerrillas y arrollando la protección. “En ese momento salieron de entre los palmares dos fuertes divisiones, las cuales se interpusieron y me cortaron de modo que me impidieron la incorporación con el general. Estas fuerzas se fueron sobre él, mientras que tres escuadrones se vinieron sobre mí y empezaron a perseguirme; pero yo siempre logré sostenerme en mi retirada, sin que consiguiesen deshacerme, cruzando un algarrobal ya no me quedaban sino cincuenta y tantos hombres. Entretanto, yo no podía saber cuál había sido la suerte del general, cuando se me presentó un soldado de su escolta y, acercándose a mí, me dijo; “Comandante, póngase a la cabeza de la fuerza, que a nuestro general lo han muerto”. La persecución sobre mí cesó desde que yo me interné en el algarrobaI. En seguida aparecieron cuatro soldados más de los nuestros, que traían a la mujer que acompañaba al general, a la que habían salvado de entre los enemigos”.

“Respecto de lo que se dijo, que la muerte del General Ramírez fue por salvar a la mujer que lo acompañaba, es incierto: porque, después de deshecho, cuando se retiraba con seis u ocho hombres buscando mi incorporación, lo persiguió una mitad de tiradores al mando de un oficial porteño que, siendo su ayudante, lo había traicionado pasándose al enemigo. Conociéndolo el general, les dijo a los pocos hombres que le acompañaban “Volvamos cara y carguemos a ese pícaro traidor que nos viene persiguiendo”. Así fue, pero en la carga que les dio, los perseguidores hicieron una descarga resultando él solo herido y como a las dos cuadras de distancia cayó del caballo. Esta fue la declaración de los soldados del piquete que lo acompañaban, información que resultó exacta”.25

La mujer que menciona Medina en su relato era la concubina del General Ramírez y se la conocía como La Delfina. Esta mujer fue rescatada por el Coronel Anacleto Medina quien salvó su vida y cruzó las provincias de Santiago del Estero, autorizado por Felipe Ibarra, el Chaco y Corrientes para regresar con ella a Arroyo de la China 26 medio muertos de hambre y de sed. La Delfina sobrevivió 18 años a Ramírez y falleció en Concepción del Uruguay en el año 1839 a la edad de 35 años.

Francisco “Pancho” Ramírez fue decapitado y la partida que lo venció puso rumbo a Santa Fé para entregar el macabro trofeo al General Estanislao López quien había anunciado que colocaría la cabeza de Ramírez en una jaula cuando la obtuviera.

Para que se conservara de manera “presentable” López ordena embalsamarla y la tarea recae en el médico Manuel Rodríguez. Cuando finalizó el proceso, entregó la cabeza embalsamada junto con un documento donde se detallan sus gastos y honorarios y cuyo contenido a continuación se transcribe:

“RELACION DEL GASTO OCASIONADO PARA PRESERVAR DE CORRUPCION LA CAVEZA DEL FINADO SUPREMO DE ENTRE RÍOS FRANCO RAMIREZ, EL QUE HE VERIFICADO POR MANDATO DEL GOBERNADOR SUBSTITUTO DE ESTA PROVINCIA.”

“Por doze pesos de estrato de Vino ratificado............................12

Más de diez pesos de iodo alcanforado....................................10

Por veinte pesos de mi trabajo personal por las operaciones que he executado con la expresada Caveza, como son la del Trépano i demás Cirúrgicas cuyo valor es sumamente ínfimo como lo descontará qualesquiera Facultativo en el dicho Ramo............20

IMPORTA PESOS...................................42.

Por manera que según la Cuenta que precede asciende esta a la cantidad de cuarenta y dos pesos y por ser así firmo el presente documento en la Ciudad de Santa Fe a 23 de julio de 1821.

Manuel Rodríguez.”27

Posteriormente, según orden de López, la cabeza embalsamada del caudillo entrerriano pasó a ser exhibida en la Iglesia Matriz, frente a la bandera, en una jaula “… para perpetua memoria y escarmiento de otros que, en lo sucesivo, en transporte de sus aspiraciones, intenten oprimir a los heroicos y libres santafesinos”. 28

Al morir Ramírez, se terminó La República de Entre Ríos. El coronel Mansilla quien traicionara a Ramírez en mayo de 1821, se levantó en armas contra el Gobernador Ricardo López Jordán y se hizo elegir gobernador en 1823. Como consecuencia de este acto recuperó la autonomía la provincia de Corrientes y, a fines de octubre de 1823, López Jordán se exiliaba en Paysandú lugar donde nacería su hijo del mismo nombre quien sería el último caudillo federal de Entre Ríos y del país. Mansilla, por su parte, se alió con Santa Fe y Buenos Aires y el 22 de enero de 1822 se firmó el Tratado del Cuadrilátero, que convocaba un nuevo congreso en Buenos Aires.

El historiador César Pérez Colman recuerda así la figura del Supremo: “El hombre, que durante una década había ocupado los más altos cargos en el ejército y gobierno de su provincia; no tenía en propiedad ni un centímetro de tierra para dejar como herencia (…) En cambio legó a su pueblo el caudal de su limpia foja de servicios a la Patria por cuya grandeza, cohesión y unidad luchó hasta el último aliento de su vida”.

Con el correr del tiempo, la tuberculosis fue limando la salud de López y lo obligó a delegar el mando cada vez con mayor frecuencia en su cuñado Domingo Cullen. Pese a ser atendido solícitamente por el Doctor Lepper, inglés y médico personal de Rosas falleció en Santa Fé el 15 de junio de 1838 a los 52 años de edad.

Se desconoce la identidad del degollador de Ramírez.

El cuerpo de Francisco Ramírez permaneció insepulto luego de su muerte y fue devorado por las aves de rapiña y animales de presa. Su cabeza fue retirada de la Iglesia Matriz y exhibida posteriormente colgada de un gancho en el frente del Cabildo de Santa Fé. Se cree que fue sepultada en esa época en algún lugar del predio de la Iglesia Nuestra Señora de la Merced. En la actualidad, esa misma iglesia, posee el nombre de Nuestra Señora de los Milagros. Los gobiernos de Entre Ríos y Santa Fé han coordinado esfuerzos desde 1999 para tratar de hallar la cabeza del prócer pero hasta el momento los resultados han sido negativos.

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