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Introducción El No Alineamiento Activo (NAA) como doctrina
ОглавлениеCarlos Fortin, Jorge Heine y Carlos Ominami
“Vivimos en una era de alineamientos, no de alianzas”.
Parag Khanna 2008, 324
La palabra crisis es consustancial a América Latina. A lo largo de dos siglos de historia independiente, la región ha pasado por muchas crisis. Algunas gatilladas desde el exterior, otras autoinducidas, la mayoría generada en los intersticios de esa frontera entre lo internacional y lo interno. Según la Comisión Económica para América Latina (Cepal), sin embargo, la crisis de 2020-2021, con ocasión de la pandemia de covid-19, ha sido la peor en 120 años, esto es, desde que se lleva registro de estas cifras. En 2020 la economía de la región se contrajo en un 7.7% (versus un 3.5% para la economía mundial); el ingreso per cápita cayó a los niveles de 2010, y los niveles de pobreza a los de 2006. Como resultado de ello, en 2021 un 33.7% de la población de la región, uno de cada tres latinoamericanos, vive bajo los niveles de pobreza (Cepal 2021). Todo indica que la región enfrenta otra década perdida, esta vez entre 2015 y 2025, ya que el quinquenio 2015-2019 fue de lento crecimiento. Aunque la pandemia ha afectado a todo el mundo, ha habido regiones que han ganado (como Asia Oriental), y otras que han perdido (como América Latina), con esta catástrofe humanitaria. El panorama de una región estancada, presa de la trampa del ingreso medio, que cada treinta o cuarenta años atraviesa por una “década perdida”, en que todo lo logrado en diez años se desvanece, exigiendo comenzar de nuevo, es sobrecogedor, por decir lo menos.
¿Qué esperanza de futuro pueden tener los 650 millones de latinoamericanos en estas circunstancias?
Tal como la anterior “década perdida”, la de los ochenta, se desató por un acontecimiento más allá de sus fronteras (el alza de tasas de interés en los Estados Unidos en 1982, que llevó a la así llamada “crisis de la deuda”), lo mismo vale para la crisis actual, originada en un virus surgido en Wuhan, China. Una vez más, también, la crisis sorprendió a una América Latina fragmentada, dificultando una respuesta coordinada, que podría haber morigerado sus efectos (González et al. 2021). Lejos de algo adjetivo, la inserción internacional de la región es central a su desarrollo y progreso.