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Estructura del libro

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En atención al relativo vacío bibliográfico que existe acerca del curso de la educación durante el gobierno de la Revolución de Junio, sobre el cual las versiones historiográficas existentes se limitan exclusivamente al ministerio nacional de Gustavo Martínez Zuviría, se desarrolla en el capítulo 1 el azaroso devenir de la Dirección General de Escuelas (DGE) de la provincia de Buenos Aires, entre 1943 y 1946, resultante de las múltiples intervenciones nacionales al Estado provincial. La sucesión de políticas educativas de orientación liberal, católica, nacionalista, filosocialista y radical daban cuenta de la heterogeneidad ideológica de la dictadura de junio y de la gravitación que en esos cambios tenían la variación de las relaciones de fuerza en el contexto internacional y nacional. Por otra parte, el período del gobierno militar interesa sustancialmente, toda vez que Mercante se define como un continuador de la Revolución de Junio. El análisis del censo escolar de 1943 permite conocer la real dimensión de la situación educativa, en particular las problemáticas del analfabetismo y del abandono escolar en la provincia y la nación. Los avances y retrocesos de la influencia católica, la evolución de los presupuestos educativos, la creación del primer grado inferior, las nuevas preocupaciones sobre la atención estatal de la infancia en situaciones de no escolarización y la particular gravitación de la enseñanza profesional completan las cuestiones consideradas.

Con el propósito de hacer comprensibles las transformaciones operadas en la situación del campo educativo durante el gobierno de Mercante se ha considerado necesario plantear un segundo capítulo acerca de la condición docente durante los años previos a la experiencia peronista. Entre 1930 y 1946 se esbozaron las problemáticas que tuvieron continuidad en los seis años “mercantistas” vinculadas a cuestiones como el escalafón y los salarios docentes, el mercado de trabajo y las condiciones laborales del magisterio, el cuestionamiento a la formación profesional adquirida en las escuelas normales, las demandas de “perfeccionamiento” y el surgimiento de los ateneos pedagógicos.

En el capítulo 3 se inicia el tratamiento de las administraciones educativas de Mercante, con la dirección de Alejandro Greca y las rivalidades al interior del naciente mercantismo entre radicales intransigentes, renovadores, laboristas y exlaboristas, rivalidades que erosionaron políticamente al primer director de escuelas designado por Mercante y terminaron con su renuncia forzosa. Por su parte, los límites del poder político de Greca hicieron a su fallida derogación de la ley 4.675. La orientación “progresista” de los tiempos iniciales se hizo evidente con la sanción de la ley que impuso la obligatoriedad de la enseñanza preescolar y la creación de los primeros jardines de infantes estatales provinciales. A su vez eran manifiestos la comunidad de objetivos de los proyectos de Greca y Perón para impulsar la enseñanza profesional. Por otra parte, la ruinosa situación de los edificios escolares tuvo en Greca el primer abordaje sistemático, que se materializó en el diseño del primer plan de edificación escolar.

La obra de la administración de Estanislao Maldones, previa a la transformación sustancial que impusiera la sanción de la Constitución provincial, se desarrolla en el capítulo 4. La infancia intensificó su presencia en la agenda educativa con la incorporación del suplemento El Reino del Niño en la Revista de Educación y la importancia creciente de la enseñanza preescolar, en tanto las innovaciones introducidas en la estructura organizativa de la DGE dieron lugar a la intervención de la psicología como disciplina científica en el campo educacional, hasta el momento de exclusividad del saber pedagógico. Durante la dirección de Maldones se produjo el fortalecimiento político de Mercante que le permitió contar con el apoyo legislativo necesario para lograr la aprobación de un nuevo y ambicioso plan de edificación escolar.

La cuestión de la enseñanza fue un punto de intersección entre el peronismo y la Iglesia católica; sin embargo, no cursó por iguales canales en las distintas jurisdicciones. Si bien el peronismo legalizó en el orden nacional el decreto de 1943 que impuso la obligatoriedad de la enseñanza religiosa, cada jurisdicción dio un tratamiento particular a su implementación, resultante de las también diversas relaciones que tenían con la jerarquía católica. En el capítulo 5 se presentan por un lado las relaciones de Perón y Mercante con la Iglesia católica y, por otro, el tratamiento que en las reformas constitucionales de 1949 tuvo el tema de la finalidad de la educación, tanto en la Constitución Nacional como en las Constituciones provinciales, con el objetivo de definir el grado de homogeneidad con que el peronismo consideró, en las distintas jurisdicciones, la importancia de una educación sustentada en los principios del catolicismo.

En tanto, el capítulo 6 refiere al ministerio de Julio César Avanza, la gestión educativa de mayor duración del gobierno de Mercante y en la cual se produjeron sustanciales transformaciones estructurales devenidas del nuevo orden constitucional que suprimió la Dirección General de Escuelas, el Consejo General de Educación y los consejos escolares, concentrando y centralizando todas las funciones en el ministerio, y un drástico giro ideológico desde el tradicional laicismo hacia el catolicismo. La vastedad de la obra de gobierno y la copiosa legislación educativa prohijada por Avanza y el director de enseñanza Emilio Fermín Mignone han motivado la división del capítulo en tres partes para tratar por un lado las realizaciones, por otra la legislación que se ha denominada “temprana” de 1949 y, finalmente, la legislación “tardía” sancionada en 1951.

Para concluir, en las consideraciones finales, por una parte, se plantean reflexiones metodológicas sobre las problemáticas relacionadas a la generalización y/o extrapolación de conclusiones derivadas de investigaciones realizadas acerca de procesos sociales correspondientes a distintas escalas territoriales, unidades jurisdiccionales o temporalidades y, por otro, se recuperan los conceptos medulares de las problemáticas educativas analíticamente tratadas en los cinco capítulos en el marco de un proceso social más amplio, en el cual adquiere una significación mayor el peso de la dimensión política como modeladora de la vida social. En esta perspectiva, se consideran los mecanismos de elaboración de políticas públicas de los Estados nacional y bonaerense, y sus relaciones siempre sujetas a variación con otras instituciones, en particular con la Iglesia católica.

1. Primera Plana, 27 de septiembre de 1996, pp. 36-39.

La educación en el gobierno peronista de Domingo Mercante, 1946-1952

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