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Introducción

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En la memoria colectiva de la sociedad bonaerense resuenan, inspiradas en las imágenes de miles de edificios escolares construidos en toda la provincia de Buenos Aires, voces que evocan, como ejemplar, la obra pública educativa del gobernador Domingo Mercante. Es objetivo principal de este libro reconstruir el proceso histórico surcado por las políticas educativas y la situación de la educación bonaerense del gobierno de Mercante.

Predominan en la historiografía versiones Estado-céntricas que asimilan las más diversas políticas educativas, y las no menos diversas situaciones de la educación que existieron en las provincias argentinas en tiempos del primer peronismo –en muchos casos muy poco estudiadas–, a las políticas implementadas en el ámbito nacional durante las presidencias de Juan Perón entre 1946 y 1955.

Si bien el peronismo amalgamó diversas y polifacéticas fuerzas políticas, como movimiento político y como gobierno “hubo de adquirir en cada provincia y territorio configuraciones particulares. La cuestión remite, en definitiva, a su doble e irreductible dimensión” (Kindgard, 2010: 25). La heterogeneidad de esas configuraciones se expresó en todas las dimensiones del quehacer social. La cuestión –en los momentos iniciales– no obstaculizó la pertenencia a una filiación partidaria, mas en el devenir del quehacer político dio origen a fuerzas y proyectos divergentes que en ciertos casos colisionaron en ásperos y traumáticos enfrentamientos. Por tanto, las políticas y los modelos educativos provinciales no fueron ajenos a esa conflictividad, presentando configuraciones específicas en cada jurisdicción. No obstante el potente esfuerzo centralizador que impuso el gobierno nacional, las especificidades provinciales coexistieron con los lineamientos nacionales y en determinados momentos estas definieron la orientación y el “tono” de la política educativa.

En consecuencia, no hubo una única y omnipresente política educativa peronista, más allá de los intentos por imponerla, como en otros ámbitos no hubo una producción y una estética cinematográfica puramente peronista (Krieger, 2009), ni un único y exclusivo estilo arquitectónico peronista (Aboy, 2005). No obstante, en el proceso de consolidación del liderazgo de Perón puede verse el predominio de fuerzas centrípetas que opacaban las luces periféricas. También las políticas educativas provinciales –aun las implementadas durante la misma gestión de gobierno– fueron diversas. Las distintas coaliciones que predominaron a lo largo de la conformación del Partido Peronista en el orden nacional (Mackinnon, 2002) y sus repercusiones en todo el ámbito político incidieron directamente en los gabinetes provinciales. No menos habrían de incidir las seculares tradiciones culturales y educativas de cada jurisdicción. Desde este planteo, considerar el estudio de una política educativa provincial implica desprenderse de los preconceptos construidos a partir de aventuradas generalizaciones conformadas a partir del caso nacional.

El peronismo bonaerense y las políticas educativas de Buenos Aires forman parte de esa “configuración particular”, de esa doble dimensión. Esa particularidad será identificada de aquí en adelante como “mercantismo”. La gobernación de Mercante, cruzada por las tensiones del proceso de construcción del liderazgo político del coronel y por la larvada, pero no menos considerable, rivalidad con Perón, llevó adelante variadas políticas educativas, acordes con la “tonalidad” del escenario político y con las fuerzas propias para imponer su “modelo educativo”. La trayectoria de Mercante entre 1946 y 1952 puede graficarse en un ciclo casi modélico: conoció comienzos débiles y tormentosos que remontó desplegando una enérgica obra de gobierno, alcanzó el cenit hacia 1949 –presidió la Convención Nacional Constituyente y sus hombres predominaban en la coalición de fuerzas que integraban la conducción del Partido Peronista– e inició la fase declinante del ciclo tras el rotundo triunfo electoral de 1950. Los dos últimos años de la gobernación conocieron la hostilidad creciente de quienes veían morir políticamente al otrora “corazón de Perón”. Las políticas educativas espejaron el ciclo del gobierno de Mercante.

Se considerarán, por un lado, los enunciados discursivos y las políticas aplicadas en los distintos ámbitos de intervención estatal: la educación preescolar, primaria, especial y profesional; la capacitación y el “perfeccionamiento” de los docentes, el régimen de retribuciones materiales y simbólicas. Por otro lado, se tendrán en cuenta las transformaciones acaecidas en la estructura estatal del gobierno escolar, en los dispositivos institucionales, en las normas legales de regulación del sistema educativo y en las realizaciones materializadas en obras de infraestructura, dimensiones de las plantas funcionales y matrícula del alumnado. También se problematizará alrededor de la autonomía o el alineamiento de la educación provincial con las líneas directrices impulsadas por el ministerio nacional. Pueden destacarse como centrales las cuestiones referidas, a los fines de la educación primaria, la implementación de la enseñanza religiosa, la particularidad de la enseñanza en ámbitos rurales y la vinculación con el mundo del trabajo. La centralidad que adquirió en la época la injerencia de la Iglesia católica en el campo educativo remite necesariamente al análisis de las disímiles relaciones que Perón y Mercante tuvieron con la jerarquía católica.

Interesa, asimismo, escudriñar en la concepción o el modelo de sociedad que sustentó las políticas y realizaciones del mercantismo. Entran en esta cuestión las ideas referidas al lugar de la Iglesia católica en relación con el poder político, la presencia y los límites del poder sindical y el reconocimiento de los ámbitos sociales –urbanos o rurales– como espacios privilegiados para una sociabilidad virtuosa. Los años en los que surge el peronismo estaban surcados por una diversidad de crisis que Gino Germani (1965) definiera como propias de la transición de la sociedad tradicional a la sociedad de masas, entre ellas, la crisis estimativa, reveladora de la alteración de valores en el plano de las relaciones intersubjetivas. A las crisis no son ajenos los actores políticos que, sintetizando, las abordan desde perspectivas antagónicas; unas conservadoras, procurando restaurar el “orden” precedente, y otras transformadoras, que intentan armonizar un nuevo cuadro de relaciones sociales. Ambas presentan variedad de matices y de intensidad. En la lucha política se dirime el predominio de unas sobre otras, y es en el proyecto o modelo educativo donde se manifiestan con nitidez. Sobre esta cuestión cabe preguntarse cómo las concepciones político-ideológicas sobre el orden social se manifiestan traducidas como políticas públicas educativas. Las determinaciones de la política educativa de Mercante fueron básicamente definiciones acerca del modelo de sociedad que deseaba el mercantismo construir, y no es aventurado señalar que en las distancias con el modelo social que propiciara Perón se albergaron los motivos de la disidencia entre los líderes de la Revolución de Junio.

La educación en el gobierno peronista de Domingo Mercante, 1946-1952

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