Читать книгу La educación en el gobierno peronista de Domingo Mercante, 1946-1952 - Jorge Levoratti - Страница 6

Prólogo

Оглавление

Carolina Barry

“Mi hermanita y yo amamos a mamá, a papá, a Perón y a Evita”: frases como esta, publicada en un libro de lectura de 1953 que estaba destinado a quienes daban sus primeros pasos en la escuela primaria, han acaparado por mucho tiempo la atención sobre la educación durante el peronismo. El adoctrinamiento de la infancia con la presencia de imágenes y textos producidos por el aparato de propaganda del gobierno de Juan Domingo Perón ha calado tan profundo en la memoria colectiva que ensombreció la posibilidad de análisis más detenidos sobre otros aspectos del período. En las últimas décadas, esta situación comenzó a revertirse y hemos asistido a la producción de nuevos estudios que abordan distintas áreas del quehacer educativo que revelan, además, que no hubo una sola, única y omnipresente política educativa en el período más allá de los intentos de imponerla. Este libro se inscribe dentro de esta oleada, sin desatender el momento de producción de frases como la inicial, que contextualiza y sitúa en clave historiográfica, y que le permite avanzar sobre otros ejes del ejercicio educativo.

La renovación de los estudios del peronismo se ha detenido, también, en abordajes de lo que se dio en denominar estudios extracéntricos o de espacios subnacionales. En ellos la mirada se complejiza y se detiene en las provincias y ex-Territorios Nacionales, e incluso en espacios geográficos más acotados, lo que permite una aproximación diferente de la mirada nacional. En está línea, la gobernación de Domingo Mercante se transformó en un tema en sí mismo y se vio sometida a numerosos y variados análisis de aspectos que abonan, en más y en contundentes episodios, que el mercantismo actuó como una línea interna dentro del peronismo y como un espacio claro de disputa de poder. La gobernación de Mercante, cruzada por las tensiones del proceso de construcción de su liderazgo político y por la larvada, pero no menos considerable, rivalidad con Perón, llevó adelante diferentes políticas educativas hasta lograr un modelo propio, que dejaba entrever valoraciones de cómo concebir la sociedad. Muestra, también, a las claras cómo el crecimiento político de Mercante, no exento de disputas al interior del movimiento, estaba en consonancia con planteos y nuevas apuestas educativas no necesariamente en línea con los dictados de la perspectiva nacional, salvo una pax circunstancial y breve.

El libro de Jorge Levoratti, producto de su tesis de doctorado en Historia por la Universidad Nacional de Tres de Febrero, es una apuesta superadora de los trabajos existentes hasta el momento. Su estudio está focalizado en analizar pormenorizadamente y en cada uno de sus aspectos los escasos seis años de la educación mercantista; trabajo sustentado en un atrayente y formidable material de archivo producto de años de búsqueda minuciosa de más y nuevos reservorios, algunos por primera vez consultados. La investigación abarca todas las instancias y actores que intervienen en la vida educativa bonaerense y, como si fuera un rompecabezas, amalgama sus piezas para brindar una mirada de conjunto. Articula las autoridades y las políticas aplicadas, las educadoras y sus reclamos gremiales, la vida escolar atravesada por las demandas y los intereses del alumnado y sus familias. Todo ello sin dejar de prestar atención al momento político y las superposiciones, cuando no las contradicciones, ideológicas de quienes intervinieron en el proceso.

El autor se detiene, pausadamente, en cada una de las administraciones educativas que atraviesan la gobernación, pero también, por preciarse hijo y continuador de la Revolución de Junio, como se definía a sí mismo Mercante, emplea capítulos en desarrollar el contexto anterior. Toma en cuenta las principales características y políticas adoptadas por la Dirección General de Escuelas y sus variopintos agentes cuyas ideologías abrevaban en universos diversos y fluctuantes, entre el liberalismo y el nacionalismo. De ese conglomerado surgieron políticas nodales que fijaron los períodos siguientes como el censo educativo de 1943, dejando al descubierto el alcance del analfabetismo, la situación docente y el abandono escolar del país en su conjunto.

Los dos primeros directores generales de educación de la etapa mercantista, Alejandro Greca y Estanislao Maldones, asistieron a la creciente construcción política de un Mercante embrionario, jaqueado por las diferentes líneas internas de un peronismo, también en proceso de formación, hasta llegar a otro fortalecido y con la capacidad de imponer un armado propio como el ambicioso plan de edificación escolar que todavía perdura en la memoria bonaerense: las famosas y emblemáticas “escuelas Mercante” erguidas tanto en espacios urbanos como rurales. Ambas administraciones educativas sostuvieron proyectos de tinte progresista en relación con la primera infancia y la creación de los jardines de infantes, algo resistidos por quienes comulgaban con los postulados emanados por la Iglesia católica.

La mixtura educación e Iglesia e Iglesia y peronismo atraviesa todo el espacio alcanzando límites inadvertidos a los que el autor nos conduce con destreza como el tratamiento diferencial, por ejemplo, de la educación religiosa en la nación y en la provincia. Si bien la obligatoriedad de la enseñanza católica se remonta a un decreto de 1943, e incluso antes en la provincia con la gobernación de Manuel Fresco, cada espacio subnacional la implementó de diversas maneras y no necesariamente con un estilo y alcance uniforme. Este cóctel, educación y catolicismo, tuvo su mayor apogeo durante la más larga administración educativa del gobierno de Mercante: la de Julio César Avanza y su principal colaborador, el director de enseñanza, un joven Emilio Fermín Mignone. Ambos serán los responsables de emprender el proyecto educativo propio del mercantismo, según nos particulariza Jorge Levoratti. Un momento de inflexión para Mercante, fortalecido políticamente no solo a nivel provincial, que arriesga en todos los ámbitos de la gobernación con una agresiva gestión de gobierno: la creación del Ministerio de Educación y la disolución de los organismos preexistentes que implicaba, también, el fin de una era deliberativa iniciada con el modelo sarmientino, por otra de traza ejecutiva y de enérgica concentración política. Luego, y en concordancia con un profundo giro ideológico que funcionó como un dominó en las distintas áreas del quehacer educativo, con relación a otro giro ideológico pero de signo contrario a nivel nacional, punto de partida, también, de un proceso sistemático de lo que se dio en llamar la peronización del ámbito educativo. La conjunción de estas fuerzas inversas Levoratti las observa y sitúa como germen de la disolución y del conflicto de la dupla Perón-Mercante y de las consecuentes rivalidades al interior del peronismo.

El libro de Jorge Levoratti no se puede pensar solo como un aporte a la historia de la educación bonaerense durante la primera gobernación peronista en la provincia. Su estudio la trasciende y nos habla del período en general y cómo estuvo atravesado y conformado por mujeres y hombres que abrevaban en distintas corrientes ideológicas y que hacían a un modo del ver el mundo, la vida, la política, la sociedad, cuya amalgama dio como resultado el fenómeno político más perdurable de la historia argentina y cuyas derivaciones perduran en la actualidad.

He tenido la oportunidad de acompañar a Jorge en importantes momentos del desarrollo de su vida académica y de su vida personal, camino que ha derivado en una amistad perdurable. Va mi agradecimiento a esas gratas sorpresas que también nos depara la vida profesional.

Buenos Aires, agosto de 2020

La educación en el gobierno peronista de Domingo Mercante, 1946-1952

Подняться наверх