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Intervención federal

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Por todo ello, el 17 de octubre de 1919 Yrigoyen intervino la provincia por decreto, nombrando al Dr. Manuel Escobar hasta julio de 1920. Para ese entonces, como dijimos, sólo una parte del radicalismo sanjuanino respondía al presidente, y la otra, al caudillo local Federico Cantoni y a su hermano Aldo. En poco tiempo ambas posiciones se volvieron irreconciliables, y en el fragor de esas luchas nació el llamado “bloquismo sanjuanino”.

Federico era médico, uno de los 50 galenos que existían en San Juan y el peor enemigo que cualquiera pudiera tener, por lo corajudo y sanguíneo. Hijo mayor de un prominente ingeniero de minas y catedrático de prestigio que se casó con Ursulina Aimó Boot, Cantoni era hiper trabajador, sensible, carismático, dueño de una personalidad avasallante, además de orador excelente, sobresalía de la mediocridad general y se convirtió en el referente natural de los pobres y en un adversario formidable de las clases altas y de los ricos bodegueros de la época.

En las elecciones legislativas del 7 de marzo de 1920, volvieron a triunfar los conservadores, lo que hizo que los dos grupos antagónicos radicales se unieran estratégica y provisoriamente y dos meses después lograron imponer como candidato de consenso para la gobernación al también médico Amable Jones Bazán, nacido en San Juan en 1870. Neurólogo y psiquiatra, recibido en 1892, y perfeccionado en Francia y Alemania, poseía altos oropeles científicos pero la política le era ajena. Residiendo en Buenos Aires, hacía 35 años que estaba ausente de la provincia. En 1916 había sido convencional por San Juan de la UCR, y así se acerca a Yrigoyen, cuando éste logra imponerse en contra de la facción liberal del partido, para luego ser elegido presidente de la nación.

El nuevo mandatario, el primero que juró con banda (a la usanza presidencial), formó su gabinete con gente que llegó de Buenos Aires, y pronto demostró ser un intelectual de fuste, pero sin capacidad para administrar el presupuesto y generar acuerdos de gobernabilidad y, ante los primeros conflictos, se volvió autoritario e intransigente. Firmaba los expedientes que le acercaban casi sin mirarlos y muchos lo vincularon con hechos de corrupción que seguramente habrán beneficiado a personajes de su círculo íntimo pero no al propio gobernador.

Cuenta Bataller que a Jones le gustaba ser adulado. “Gran lector del diario La Prensa (...) Delgado, usaba el pelo corto y grandes bigotes con las puntas levantadas. Si se lo observaba bien de cerca, podía advertirse un detalle muy particular: tenía un ojo verde y el otro celeste”. De todas maneras, en febrero de 1921, la legislatura le inicia un juicio político, el Congreso Nacional interviene la provincia, pero el interventor designado llega a San Juan, impugna algunos nombramientos judiciales y se vuelve a Buenos Aires. Para colmo, en un tiroteo Federico Cantoni resulta herido, lo cual colma la paciencia de la oposición. El llamado “cantonismo” se preparó entonces para sacar a Jones del gobierno “por las buenas o por las malas”. Y eligieron esta última opción.

Historias cortas de magnicidios y de sangre

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