Читать книгу Historias cortas de magnicidios y de sangre - Jorge Osvaldo Bazán - Страница 11
La zaga del terror
ОглавлениеCréase o no, hubo en la historia de San Juan cinco gobernadores asesinados con anterioridad: Los militares Nazario Benavídez, en 1858, José Antonio Virasoro, en 1860, Antonio Aberastain, en 1861, Valentín Videla, en 1872 y Agustín Gómez, en 1884.
El general Benavídez fue aliado de Juan Manuel de Rosas y Justo José de Urquiza. Conocido como “caudillo manso”, gobernó San Juan por casi veinte años y siempre se dijo que su muerte fue instigada por Sarmiento. Estando engrillado, el coronel Domingo Rodriguez le disparó en el pecho y luego le clavó la bayoneta en el corazón.
El caso del coronel Virasoro no es muy distinto. La prensa opositora porteña había anunciado con anticipación que este gobernador iba a ser eliminado. Se habló incluso de enormes cifras de dinero destinadas a ese objetivo, y finalmente fue asesinado a balazos, en su propia casa junto a varios de sus amigos. Como Benavídez, ambos eran federales.
Con relación a Aberastain, a poco de asumir, el presidente de la Confederación, Santiago Derqui, ordenó al gobernador de San Luis, Coronel Juan Saa la inmediata invasión de San Juan para impedir la jura. Junto a las fuerzas del gobernador de Mendoza, Laureano Nazar, invaden San Juan y en la batalla de La Rinconada apresan a Aberastain, que luego fue fusilado. Valentín Videla fue muerto en la mañana del 13 de diciembre de 1872. Su cuerpo fue hallado en una vereda céntrica con la cabeza aplastada y parte de la masa encefálica colocada en su galera. La justicia determinó que varias personas habían participado del crimen, y una en especial, Vicente García Aguilera, que aún siendo apresado, pudo escapar. Para muchos fue un crimen pasional.
En su libro “Historia de los gobernantes de las provincias argentinas”, Antonio Zini revela que Valentín Videla fue el cuarto de los hermanos que murieron misteriosamente, pertenecientes a una rica familia sanjuanina. El primero, Ignacio, murió de una extraña enfermedad que lo consumió. Otro hermano, que era sacerdote, fue encontrado muerto en la cama sin haber estado enfermo. El tercer hermano, fue asaltado en la calle y asesinado a puñaladas.
El anteúltimo de la nómina de los gobernadores malogrados fue Agustín Gómez. Murió violentamente en febrero de 1884, durante una reunión política. Además de gobernador, había sido Jefe de Policía, Inspector General de Milicias, diputado provincial y nacional. Enfrentado al presidente Julio Argentino Roca, con apenas cuarenta años, nueve balazos certeros de manos anónimas acabaron con su vida.