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Conservadores y radicales

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En 1920, Don Hipólito Yrigoyen llevaba cuatro años en el poder. Había triunfado en las elecciones presidenciales del 12 de octubre de 1916 con el 47,25 % de los votos, en la primera vez que se aplicaba la Ley Saénz Peña de sufragio masculino universal secreto y obligatorio, con colegio electoral, como mandaba la vieja Constitución de 1853, con sus reformas de 1860, 1866 y 1898. Le había ganado al conservador Ángel Dolores Rojas, un sanjuanino que salió segundo con el 25,88 %. Los radicales alcanzaron 152 electores sobre un total de 300, obtuvieron 48 de los 120 legisladores de la cámara baja, y triunfaron en 6 provincias, de las 14 existentes (el resto era territorio nacional). Hipólito sería el nuevo primer mandatario, pero con el congreso en contra. En San Juan, los conservadores habían ganado con el 54,7 % contra la Unión Cívica Radical (UCR) que llegó al 35,2%. Por ello la relación de fuerzas no cambió demasiado cuando en 1917, asumió la gobernación sanjuanina por el partido Concentración Cívica Amador Izasa. Eso generó una grave interna dentro del radicalismo clásico, a consecuencia de la cual el caudillo Federico Cantoni, que presidía esa agrupación a nivel provincial, optó por retirarse para fundar el Partido Radical Intransigente, desde donde se montó una campaña feroz en contra de Izasa. Ante la impericia del gobernador para manejar las cuentas públicas y al declararse San Juan en bancarrota, los graves incidentes estuvieron a la orden del día, sobretodo cuando se produjo el pedido de quiebra del banco provincial, y tomó estado público que la planta de empleados se había triplicado de manera irresponsable, en un distrito que apenas podía pagar salarios.

Historias cortas de magnicidios y de sangre

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