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4.2. Variables reales y nominales

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Una de las consecuencias de trabajar con variables económicas que cambian en el tiempo es que, habitualmente, se ven afectadas por alteraciones en sus precios. Este fenómeno puede hacer que aparezca como crecimiento de una variable lo que no es sino una elevación de su precio en el mercado. Por ejemplo, en el año 2002, la inflación de Argentina llegó a más de un 40%, esto quiere decir que solo debido a este factor el PIB nominal creció en una tasa similar, sin que ello haya supuesto aumento alguno en la renta efectiva de la economía argentina o en el bienestar material de sus ciudadanos. Este hecho es el que obliga a distinguir entre variables valoradas a precios corrientes (o nominales) y a precios constantes (o reales). En el primer caso la variable se expresará a los precios propios de cada momento, mientras que en el segundo caso se tratará de descontar el cambio que hayan experimentado los precios, tomando como criterio de valoración para todo el período los precios de un año base.

En suma, se parte de que el valor corriente de una variable V es el resultado de la cantidad producida Q por su precio P. De modo que el valor en dos períodos (0 y t) del tiempo será,


Si se comparan directamente las variables corrientes Vt y V0 se estará considerando tanto la evolución que sufre Q como la que experimentan los precios, P. Así pues, si se quiere tener una apreciación de la evolución real de la variable habrá que eliminar el efecto de los precios. La forma más simple de conseguir este resultado es convirtiendo la variable V de precios corrientes a precios constantes (adoptando, por ejemplo, los propios del año de base). Es decir,

V*t = Qt Po (20)

Lo cual es resultado de dividir el valor corriente de la variable por sus precios en el momento t y multiplicándola por los precios propios del año base. Es decir,


Donde V* expresa la variable a precios constantes. En este caso se podrá comparar V0 con V*t sabiendo que se ha eliminado el efecto de los precios.

Conviene llamar la atención sobre el hecho de que el cociente de precios que figura en el denominador de (21) expresa un índice de precios (véase la expresión 17). Lo que sugiere una forma general de pasar de valores corrientes a valores constantes de una variable: basta con dividir los valores corrientes por el índice de precios. Es decir,


Volviendo al ejemplo adoptado de China, el PIB a precios constantes del año 2010 figura en la columna 4 del cuadro 6. El deflactor implícito con el que se obtuvo ese PIB a precios constantes es el que figura en la columna 5. De hecho, si se multiplican las columnas 4 y 5 se obtendrá el valor del PIB corriente (columna 1). Y, a la inversa, si se divide la serie en precios corrientes por el deflactor se obtiene el PIB a precios constantes (columna 4).

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