Читать книгу Curso de Filosofía del Derecho. Tomo I - José Joaquín Ugarte Godoy - Страница 22

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LECTURAS

Lectura Iª

EL ENTENDIMIENTO Y SU DIFERENCIA CON EL SENTIDO

ARISTÓTELES

“En cuanto a la parte del alma con la que esta conoce y juzga (ya sea esta una parte realmente separable, ya sea solo lógicamente separable y no en cuanto al espacio), hay que estudiar cuál sea su diferencia, y cómo se produce la intelección.”

“Si la intelección es análoga a la sensación, consistirá en una pasión33 producida por influjo de lo inteligible34, o en otra cosa semejante. Debe, pues, ser impasible, mas al mismo tiempo capaz de recibir la forma35, y ser tal en potencia cual es la forma en acto, aunque no idéntica a ella; y debe guardar respecto de lo inteligible la misma relación que la sensación a lo sensible. Y por consiguiente, dado que todo lo puede entender, debe estar libre de toda mezcla, para poder dominarlo todo, como dice Anaxágoras, esto es, para conocerlo, pues al aparecer una forma diversa de la suya, la obstaculizaría y la destruiría. De manera que no es otra que esta la naturaleza del entendimiento, estar en potencia.”

“Así pues, la parte del alma llamada entendimiento (llamo así a aquello con que el alma piensa y opina), no es ningún ser en acto antes de entender. Luego no es razonable decir que está mezclado con el cuerpo; porque en tal caso tendría alguna cualidad o de frialdad o de calor, o algún órgano como lo posee la facultad sensitiva; pero de hecho nada tiene. Por tanto bien dicen algunos que el alma es el lugar de las formas, no toda el alma, sino la intelectiva, ni con las formas en acto sino en potencia.”

“Que no es igual la impasibilidad de la facultad sensitiva a la intelectiva, aparece claro considerando los sensorios y el sentido, El sentido no puede sentir después de un sensible demasiado intenso, p.e. cuando ha oído sonidos muy fuertes no puede percibir otro sonido; ni ver ni oler, después de colores u olores muy intensos. Pero el entendimiento después que ha entendido algo muy inteligible, entiende los inferiores no peor, sino mucho mejor; y esto acontece porque mientras la facultad sensitiva no puede estar sin el cuerpo, el entendimiento es separado36 (Libro del Alma, III, c. IV, 429 a - 429 b, traducción del P. Ennis S.J., incluida en la edición de los “Comentarios al Libro del Alma de Aristóteles”, de Santo Tomás de Aquino, Fundación Arché, Buenos Aires, 1979, pág. 394).

Lectura IIª

EL INTELECTO AGENTE

SANTO TOMÁS

“Según la opinión de Platón, no hay necesidad alguna de un entendimiento agente que haga a las cosas inteligibles en acto, sino, a lo más, para suministrar luz inteligible al sujeto que entiende, como luego explicaremos. Platón suponía en efecto, que las formas de los seres naturales subsisten sin materia y, en consecuencia, que son de suyo inteligibles, ya que una cosa es inteligible en acto por el solo hecho de ser inmaterial. Las llamaba “especies” o “ideas”, por participación de las cuales decía que se formaba la materia corporal, de modo que los seres individuales queden constituidos en sus propios géneros y especies; incluso nuestro entendimiento, con el fin de poder alcanzar el conocimiento de los géneros y especies de las cosas.”

“Pero como Aristóteles no admite que las formas de los seres naturales subsistan sin materia, y como, por otra parte, las formas que existen en la materia no son inteligibles en acto, síguese que las naturalezas o formas de las cosas sensibles que entendemos no son inteligibles en acto. Mas nada pasa de la potencia al acto si no es mediante algún ser en acto, al modo como el sentido es puesto en acto por lo sensible en acto. Es preciso, por tanto, admitir en el entendimiento una facultad que haga a las cosas inteligibles en acto, abstrayendo las especies inteligibles de sus condiciones materiales. De aquí la necesidad de admitir el entendimiento agente.” (Suma Teológica, I, q.79, a 3, c.).

“El entendimiento agente no solo ilumina las imágenes, sino también por su propia virtud abstrae de ellas las especies inteligibles. Las ilumina, en efecto, porque así como el sentido se perfecciona en su virtud por su unión a la facultad intelectiva, así también las imágenes se hacen, por virtud del entendimiento agente, aptas para que de ellas puedan abstraerse las especies inteligibles. Y abstrae estas especies inteligibles de las imágenes, por cuanto, en virtud del entendimiento agente, podemos considerar las naturalezas específicas de las cosas sin sus determinaciones individuales, siendo informado el entendimiento posible por las semejanzas o representaciones de esas naturalezas.” (Suma Teológica, I, q.85, a.1, ad 4).

Lectura IIIª

EL CONOCIMIENTO DE LAS REALIDADES INCORPORALES

SANTO TOMÁS

“Conocemos las realidades incorpóreas, de las cuales no tenemos imágenes, por comparación con los cuerpos sensibles, de los cuales poseemos imágenes. Y así comprendemos la verdad misma reflexionando sobre el objeto cuya verdad investigamos; a Dios lo conocemos, como dice Dionisio, en cuanto causa y por vía de eminencia y de negación; y en cuanto a las demás substancias incorpóreas no podemos conocerlas en el estado de la vida presente más que por remoción o mediante una cierta comparación con las cosas corporales. Por consiguiente, para conocer algo de estos seres necesitamos, aun cuando de ellos no existan imágenes, recurrir a las imágenes de realidades corpóreas.” (Suma Teológica, I. q.84, a.7, ad.3).

Lectura IVª

ENTENDIMIENTO ESPECULATIVO Y ENTENDIMIENTO PRÁCTICO

SANTO TOMÁS

“… una cosa no se dice “verdadera” sino en cuanto se adecúa al entendimiento; y por eso es que lo verdadero se encuentra más secundariamente en las cosas; en el entendimiento, en cambio, más propiamente.”

“Pero, hay que saber, sin embargo, que una cosa se relaciona de un modo al entendimiento práctico, de otro modo al especulativo. En efecto, el entendimiento práctico causa la cosa; por eso es que es la medida de las cosas que él mismo hace. El entendimiento especulativo, en cambio, puesto que recibe las cosas, es movido en cierto modo por las cosas mismas y así, son estas las que lo miden. Se evidencia, por esto, como se dice en X de la Metafísica, que las cosas naturales,37 a partir de las que recibe ciencia nuestro entendimiento, miden a nuestro entendimiento, pero son medidas por el entendimiento divino, en el que todas las cosas han sido creadas, tal como todas las artificiales en el entendimiento del artífice. Así, pues, el entendimiento divino mide y no es medido; la cosa natural en cambio mide y es medida, pero nuestro entendimiento es medido: no mide ciertamente las cosas naturales sino solo las artificiales.” (De Veritate, Q.1, a.2; traducción de Humberto Giannini y Oscar Velásquez, Editorial Universitaria, Colección Los Clásicos, Santiago, 1978, págs. 58-59).

Lectura Vª

LA REPRESENTACIÓN COGNOSCITIVA

SANTO TOMÁS

“Lo entendido está en el que entiende a través de una representación suya. Y al afirmar que lo entendido en acto es el entendimiento en acto, quiere decirse que la representación del objeto entendido es la forma del entendimiento, como la imagen del objeto sensible es la forma del sentido actualizado.” (Suma Teológica, I, q.85, a.2, ad 1).

33 Habla Aristóteles de “pasión” en el sentido de algo que el intelecto o el alma recibe de otro: respecto de lo cual se comporta pasivamente, o como sujeto pasivo.

34 Lo inteligible: lo susceptible de ser entendido: inteligido o aprehendido por el entendimiento.

35 “Impasible pero al mismo tiempo capaz de recibir la forma”: quiere decir que debe ser tal que no cambie de naturaleza por recibir en sí la forma de lo conocido.

36 Al decir que el entendimiento es “separado”, se refiere Aristóteles al carácter espiritual del mismo, o inmaterial: no corpóreo. Al hablar de impasibilidad, alude a la característica de no ser mutable por acción de un elemento exterior, al modo que lo es un cuerpo al padecer la acción de otro cuerpo o agente corpóreo: el sentido es mutable en la forma que el Filósofo explica, por su materialidad; el intelecto no, por su inmaterialidad o espiritualidad.

37 Llama “cosas naturales” a las restantes creaturas, o a las creaturas en general: las obras de Dios.

Curso de Filosofía del Derecho. Tomo I

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