Читать книгу Fernando VI y la España discreta - José Luis Gómez Urdáñez - Страница 11
Los reyes versión «feliz pareja ante la adversidad»
ОглавлениеLa tesis doctoral de Ángela García Rives sobre Fernando VI y Bárbara publicada en 1917, debía ser la continuación de la biografía que Alfonso Danvila había publicado en 1905 sobre los reyes. Así parece estar concebida a juzgar por el punto de arranque, el año 1748, justo cuando Danvila había dejado el reinado sin la continuación prometida. Los bien denominados por la autora Apuntes sobre su reinado comienzan directamente con un capítulo dedicado a «Fernando VI desde la paz de Aquisgrán» y terminan con la «locura rabiosa» y muerte del rey. El texto, mucho más diáfano que el confuso de Danvila, introduce las líneas maestras por las que continuarán todos los estudios sobre los reyes, prácticamente hasta el que publicó Pedro Voltes en 1996, o el más reciente, del año 2009, de Guillermo Calleja Leal, que fue el comisario de la Exposición «1759-2009. Fernando VI en el castillo de Villaviciosa de Odón, Archivo Histórico del Ejército del Aire» y dejó una síntesis más que aceptable en el compendio de textos editado por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales.
García Rives persigue la comprensión de la política fernandina y acierta al reflejar el escenario de paz como primera condición para entender las relaciones exteriores de España y la obra interior, pero pronto empieza a asomar su interés por los «detalles humanos», lugar común que asocia a la real pareja al papel de bondadosas víctimas: víctimas de tensiones belicistas; víctimas de las intrigas cortesanas, que han sufrido desde su juventud; víctimas de una madrastra-suegrastra que les amarga la vida; víctimas, en fin, de la cruel enfermedad que les lleva a la muerte.
Dominan en la obra los escenarios cortesanos, las fiestas regias y los caprichos de la pareja, la «farándula de don Zenón», la corte musical de Bárbara y Farinelli, la «sentida» muerte de la reina y después la trágica del rey que, en medio de su locura, sigue siendo el centro de las intrigas de la madrastra Isabel de Farnesio, del «espionaje» de su hermanastro D. Luis, caracterizado como malvado y estúpido, y de la soberbia de Carlos, su sucesor, más interesado en la corona que en la salud de su hermano. En suma, Ángela García Rives aportó una sensibilidad femenina muy evidente al reflejar una atmósfera de tristeza en medio de la fiesta forzada, un clima de desamor y desamparo en la vida de los reyes, consolados mutuamente. La reina Bárbara encontraba en la autora una primera reivindicadora.
La explotación del papel de víctima la había iniciado Alfonso Danvila, que abiertamente tomó partido por un Fernando español, príncipe de Asturias, legítimo heredero de su hermano, el breve Luis I. Así, Felipe V habría arrebatado el trono a Fernando cuando, forzado por Isabel de Farnesio, había vuelto a ceñir la corona tras morir su hijo Luis I en quien había abdicado. Desde entonces, todo el ordenamiento legal se habría trastocado. El más viejo legitimismo, al que aún se abonaría el carlismo decimonónico de pergamino, salía a relucir en Danvila, que para cubrir el flanco populista insistía en agigantar un constante ardor popular español a favor del príncipe Fernando, confundiendo el partido español o aristocrático con la xenofobia y las manifestaciones populares «patrióticas», que exageró.
Para Danvila, el entorno familiar de Fernando y Bárbara estaba poblado de «príncipes mediocres y desagradecidos» cuyas correspondencias y «manejos» eran conocidos por los futuros reyes que «pasma que aún tuviesen voluntad de interesarse por su suerte y atender a sus progresos y a su fortuna». «Lo más triste del caso —reflexionaba el biógrafo— era que, de no ser en Fernando, ningún apoyo tenían ni ninguna esperanza lo mismo los infantes Dª María Antonia y D. Luis que D. Felipe y D. Carlos.» El confeso menendezpelayista anunciaba su deseo de continuar su obra con el fin de «llenar el vacío que el citado maestro notó en la historia de nuestra vida nacional».