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CUARTA REVELACIÓN

TEPEU y CUCUMATZ significan, en este lenguaje mito-mágico, la herencia de recuerdos que han subsistido en la memoria de los antechamanes que se quedaron segregados en lo que hoy se conoce como Mesoamérica.

Una especie de tribu o clan de conocedores, o sabios, o entendidos.

HURACÁN significa algo así como EL DIOS PADRE y por tanto su coloquio ha de ser con otros dioses menores a él:

CA-CUL-HAHU-RACAN (Rayo de una Piedra),

CHIPA-CA-CUL-HA (El Mar Pequeño de los Rayos),

RAXA-CA-CUL-HA (Verde Rayo),

CA-CUL-HAHU-RACAN (Rayo de una Pierna), que significa: «una entidad con poder» (el rayo aquí significa EL PODER; aunque es un dios que no puede moverse con agilidad pues es cojo de nacimiento).

Rayo de una Piedra quiere decir «ejecutor del mandato emanado por el dios padre» (HURACÁN).

RAXA-CA-CUL-HA (Verde Rayo) significa «un poder vegetal en ciernes o en formación».

Esta parte se refiere históricamente a esa era primigenia en la que el planeta estaba sumergido completamente en la sopa química.

La doble metáfora aquí es la siguiente:

Estas divinidades son seres esotéricos que siguen viviendo en la dimensión espiritual atravesando los tiempos sin cambiar de substancia.

La sopa química de la era anterior a la separación de las aguas y significa, para este tercer milenio y este siglo 21, la antesala histórica de una Nueva Era del planeta encomendada a la generación revelada.

Es la consumación de la perfección de la humanidad.

Los herederos espirituales serán los adelantados.

Este es el mensaje de encomienda para nosotros:

La generación revelada desde el siglo 21 en adelante es un arco histórico que comienza antes del momento cero de la Creación y termina en el siglo 21 con estas revelaciones.

Traducido a tiempo presente:

En las escuelas de chamanes del siglo I, las tribus y etnias en ambas masas continentales debían ir a visitar a estos descendientes directos de los grandes sabios (los antechamanes originarios) para aprender de memoria el POPOL VUH explicado, y de esta forma asegurar la continuidad del saber de los chamanes.

Las expediciones comerciales tuvieron que pasar entonces por lo que ahora es Mesoamérica y para asegurar este saber chamanista se juntaron sexualmente con los hombres y mujeres de aquella etnia cúltica y guardiana del saber de los pueblos.

Algunos creían que llevándose una mujer preñada por ellos les aseguraba la transmisión de estos conocimientos «por herencia».

Otros confiaban en preñar a una doncella sin llevársela y entonces, al nacer el niño, quedaría amarrado el vínculo sagrado con su padre, miembro de una tribu ajena y lejana.

En las caravanas venían doncellas para que los jóvenes de esta tribu de descendientes de los antechamanes las preñaran.

La idea era la misma: crear una vinculación mágica —a distancia— pensando que este saber es cósmico y que puede conectarse mental o espiritualmente entre hijos y padres/madres.

Por estas condiciones de ser leyendas indígenas es que las caravanas de sur a norte y viceversa optaban por pasar por Mesoamérica, donde se habían quedado como burbuja étnica aquellos herederos de los antechamanes. Pasaban a visitarlos tanto a la ida como a su regreso en camino a sus tribus lejanas.


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