Читать книгу El hechizo de la misericordia - José Rivera Ramírez - Страница 8
Misericordia y ayuno
ОглавлениеY finalmente, examinar un poco el ayuno. Daos cuenta de lo que es actualizar el criterio. Yo aquí no me voy a detener ya, porque ya vale con lo que he dicho. Me parece que no hay más que aplicarlo, porque ya lo sabéis. Claro, que el ayuno no es sólo el prescindir de alimentos, pero ya lo he advertido muchas veces, tened cuidado cuando se dice: «no es sólo una cosa», que no se entienda: «no es esa cosa». Porque de decir: «el ayuno no consiste sólo en no comer», pasamos a decir: «el ayuno no consiste en no comer»; de decir: «la pobreza no es sólo el individuo que no tiene dinero, hay otras formas de pobreza», se pasa a decir: «el no tener dinero no importa, ni que la gente se muera de hambre, vamos a atender a las viejas ricas si están un poco abandonadas de sus familiares que las tienen en casa porque esperan la herencia, pero maldito el caso que les hacen». ¡No, no!, eso será también una pobreza, pero la otra pobreza es mucho más dura todavía, porque los duelos con pan son menos, ¡hombre!, y entonces resulta que hay muchísimas personas en esa misma situación y, además, con otra serie de agravantes, claro está. Fijaos que puede ser que realmente lo sientan menos, porque están tan embotados ya de sufrir que pueden sentirlo menos, pero eso no les hace menos indigentes, les hace más. A este respecto hay una degradación humana, porque no es que como ellos están llenos de paciencia y de deseo de sufrir no sienten siquiera el sufrimiento, ¡no, no! Simplemente es que están embotados, están hartos de sufrir, han sufrido tanto que ya ni lo sienten. Y entonces, naturalmente, pues es una degradación; y de ahí hay que sacarlos.
Lo mismo digo del ayuno. El ayuno no consiste sólo en no comer, ¡pero el ayuno consiste en no comer!, claro, y esto es lo que dice la Liturgia, cuarenta veces. Os recomiendo que repaséis antes de que empiece la Cuaresma, así un poco por encima, las oraciones y las lecturas, y veréis la cantidad de veces que aparece el ayuno material, vamos, el no comer, sencillamente. Pero bueno, no sólo eso, y entonces me refiero a todas estas cosas que ya sabéis: ayuno de curiosidades, ayuno de gustos, ayuno de comodidades, ayuno de estarse a gusto con la televisión y todas estas cosas. Aquí me parece además que, por una parte, el ayuno tiene su valor mortificante: puede suceder que no sienta ninguna molestia, pero no deja de ser una mortificación de la tendencia de la carne que, aunque no me la registre no dejo de tenerla, claro, de alguna manera. Me privo de algún gusto, aunque no lo sienta como una aflicción, no hay ninguna pena, ninguna tristeza, ni sienta grandes ansias de tener aquello, pero, de hecho, no lo tengo, me quito un gusto que podía tener.