Читать книгу Signos de una presencia - Josep F. Mària i Serrano - Страница 7
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TERNURA
Giulia y Albert eran novios a los quince años. Albert sufrió un cáncer y Giulia siguió a su lado hasta el último momento.
Aina y Ricard decidieron que se casaban. ¿Por qué? «Hace tiempo, cuando teníamos un problema de convivencia, cada uno de nosotros se preguntaba: “¿Creo que debemos estar juntos?” Ahora, ya hace tiempo que, cuando tenemos un problema de convivencia, nos preguntamos cómo debemos solucionarlo».
Cuando Robert enoja a Laura un día por la noche, al día siguiente Laura se encuentra en la cocina un vaso con zumo de naranja recién exprimido.
Juan y María trabajan en dos empresas diferentes. Se llaman cada día una vez, ¿para darse alguna noticia o encargarse alguna tarea? No: solo para preguntarse: «¿Cómo estás?».
Jean y Cécile son congoleños. Meses después de casarse, Jean trabajaba en el norte del país y estalló una guerra. Pasaron ocho meses sin saber nada el uno del otro. Años más tarde, Jean tuvo que ir a trabajar a quinientos km de donde vivían Cécile y sus cuatro hijos: se veían una vez cada dos meses. Ahora ya pueden vivir los seis bajo el mismo techo.
Joaquim tiene una enfermedad psíquica grave. Pasa épocas ingresado en el hospital. Anna –su esposa y madre de su hija– le quiere y le apoya, muy especialmente en los momentos más difíciles de la enfermedad.
Hace varios años, Josep y Magdalena celebraron sus bodas de plata con un crucero por el Mediterráneo. Al salir por la noche a contemplar el cielo estrellado quedaron conmovidos. Y se preguntaron: «¿Llegaremos a celebrar las bodas de oro?». Las celebraron con sus hijos y nietos con gran gozo para todos.
Joana se despedía de Joan, que tenía un cáncer terminal. Joana dijo: «Dentro de no demasiado tiempo también subiré yo al cielo». Joan le contestó: «¿Me buscarás?».
Cada vez que toma un vuelo y el avión despega por encima de las nubes, Marta recuerda a Pere, su compañero, y reza por él. Pere murió hace unos años.
Cada noche, Pau besa la almohada de Mercè para decirle: «Buenas noches». Mercè murió hace poco, después de muchos años de matrimonio.
* * *
Si yo hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, sería como un cencerro ruidoso o un címbalo estridente. Si tuviera el don de profecía y penetrase todos los designios escondidos de Dios y todo el conocimiento, podría tener una fe que fuera capaz de mover las montañas, pero si no tengo amor, no sería nada. Si repartiera todos mis bienes a los pobres, incluso si me quemaran vivo por esclavo y tuviera así un motivo de gloria, si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia, no es altivo ni orgulloso, no es grosero ni egoísta, no se irrita ni se venga; no se alegra de la mentira, sino que se alegra con la verdad; todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará nunca (1 Cor 13,1-8a).
Si no tienes al Amado,
¿por qué no le estás buscando?
Si tienes al Amado,
¿por qué no te regocijas?
(RUMI, Leña para su fuego)
Hasta la palabra más difícil, tus ojos
¡qué fácilmente saben decirla!
Cuando, en el fondo de los silencios,
la buscas y te recoges,
tu mirada ya habla.
(MÀRIUS TORRES, Cançó a Mahalta [Canción para Mahalta])
* * *
• ¿Qué sinónimos de «ternura» pondrías a cada una de estas breves historias?
• ¿Qué historias de ternura añadirías?
• ¿Qué historias de ternura crees que necesita más urgentemente tu entorno inmediato? ¿Y nuestro ancho mundo? ¿Cómo puedes impulsar estas historias?