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ECHAR A CORRER O BAILAR

Hace unos días me cambié de teléfono móvil, pero decidí no activar el correo electrónico. Entonces un amigo me dijo: «Piensa que estás desperdiciando el 80 % de las posibilidades tecnológicas de tu teléfono». Después de pensarlo, decidí que las posibilidades tecnológicas de mis aparatos electrónicos no deben definir la intensidad y anchura de mi comunicación con los demás y con el mundo. En el fondo, mi problema es el siguiente: recibir mucha información me impide elegir qué temas tengo que trabajar a fondo. Y es que me cuesta mucho hacer varias cosas a la vez.

Pero ¿es este estilo vital un estadio avanzado de la civilización? ¿Somos más humanos cuanto más conectados y más multiocupados estamos? Según el filósofo alemán Byung-Chul Han, la respuesta es: no. Este pensador de origen coreano, autor del best seller La sociedad del cansancio, afirma que la atención dispersa, propia de quienes hacen varias tareas a la vez, constituye de hecho una regresión hacia formas de supervivencia de los animales en la selva. En efecto, en la selva, los animales no se pueden concentrar en una sola actividad: mientras comen deben asustar a los otros animales que les puedan robar la comida, deben defenderse de depredadores que se les puedan comer a ellos o a sus crías y deben no quitar el ojo de la pareja sexual, para que no se vaya con otro.

En cambio, según Han, las principales innovaciones culturales de la humanidad provienen de una atención profunda y contemplativa. La atención dispersa solo reproduce y acelera lo que ya existe: no crea nada nuevo. El autor ejemplifica los dos tipos de atención comparando dos formas alteradas de caminar: echar a correr o bailar. Echar a correr es propio de humanos y animales, y no constituye una nueva forma de caminar: solo es caminar aceleradamente. En cambio, bailar es solo propio de los humanos, y constituye una innovación en relación con el caminar. Pero la danza es posible solo gracias a una atención profunda y contemplativa centrada en la acción de caminar.

Han afirma que la atención profunda y contemplativa se concreta en una relajación espiritual que posibilita la emergencia de la novedad en nuestro interior. Relajando nuestro ritmo interior somos capaces de atender profundamente a la manera de caminar, de contemplar nuestros pasos y romper nuestros automatismos en el movimiento para crear una nueva danza.

El acto creador, pues, es solo posible cuando relajamos el ritmo para hacer emerger una novedad que proviene de la atención profunda a la realidad.


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Quien no busca encontrará el misterio del dao [el camino]. Quien busca encontrará la apariencia de las cosas (Daodejing 1).


El mejor se detiene después de haber alcanzado su objetivo y no recurre a la fuerza. Obtiene frutos y no se vanagloria; obtiene frutos y no hace ostentación; obtiene frutos y no se muestra arrogante; obtiene frutos, porque tenía que ser así; obtiene frutos sin recurrir a la fuerza. Forzar la plenitud es acelerar la decadencia (Daodejing 30).


Yo no tengo canciones;

me tienen a mí

ellas, las canciones.

¿Cuándo quieren, cuándo vienen?

¿Cuándo? Quién lo puede saber.

(RAIMON, Oh, desig de cançons [Oh, deseo de canciones], 1993)


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• ¿Qué criterios utilizo para elegir o medir las fuentes de información que recibo?

• ¿Qué criterios utilizo para priorizar la solución a múltiples problemas que se me presentan? ¿En qué momentos he de echar a correr y en qué momentos debo bailar?

• ¿Qué hago para conseguir una atención profunda y contemplativa en problemas en los que necesito bailar?

Signos de una presencia

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