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LA NUEVA CIENCIA CONFIRMA QUE HAY QUE VOLVER A LA NUTRICIÓN ANCESTRAL

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Mi dieta cetogénica no es mágica. Su efectividad se basa en sólidos y conocidos principios científicos de la fisiología. Todos los demás planes para perder peso, incluidos los bajos en carbohidratos, te hacen quemar carbohidratos o glucosa —el azúcar que se crea cuando metabolizas aquéllos— para tener combustible, justo igual que cuando llevas una dieta normal. En cambio, la excepcional combinación de muchas grasas, pocas proteínas y muy pocos carbohidratos de mi dieta cetogénica provoca un cambio bioquímico vital en tu metabolismo. En lugar de quemar glucosa para disponer de combustible, en cuatro días empezarás a quemar grasas. Piénsalo. Luego de unos cuantos días comenzarás a incinerar esas tercas llantitas y grasa en tu vientre que quizás has intentado desaparecer durante años. Y seguirás quemando grasas mientras duermes, así que despertarás con una sensación y apariencia más esbelta. Ninguna otra dieta, salvo el ayuno, hace esto. La dieta cetogénica es una categoría en sí misma.

En comparación con la forma en que hoy come la mayoría de la gente, este enfoque de la salud máxima es revolucionario, pese a lo cual representa un regreso a los principios nutricionales de nuestros antepasados, probados por el tiempo. La biología básica de la dieta cetogénica viene de los días en que nuestros ancestros cazaban y recolectaban sus alimentos. No hacían tres comidas al día. No tenían tiendas repletas de todas las formas imaginables de alimentos, ni despensas llenas de bocadillos empacados que pudieran tomar tan pronto como les daba hambre. Por el contrario, su supervivencia dependía de lo que podían recolectar o cazar. Y aun después de que aprendieron a cultivar, comían de manera esporádica. Por ejemplo, desayunaban bien a media mañana y omitían más tarde una o dos comidas, o pasaban varios días comiendo muy poco. Su relación con los alimentos era simple y directa. Consumían lo que tenían a la mano. Cuando los alimentos escaseaban, pasaban hambre. Pero por increíble que parezca, el hambre intermitente les hacía bien.

Quizás hayas oído decir que el ayuno puede ser beneficioso para tu salud, pero no sepas por qué. En realidad es muy simple: el cuerpo humano es capaz de almacenar sólo 24 horas de glucosa, la modalidad de combustible más accesible y rápida. A menos que consumas carbohidratos, tu cuerpo es incapaz de producir más glucosa. Cuando tu provisión natural de ésta se agota, tus células recurren a su siguiente mejor opción y queman grasas para abastecerse de combustible. Tu sistema entra así en un estado restaurador, conocido como cetosis.


Durante la cetosis suceden muchas cosas buenas. Como utilizas ácidos grasos para disponer de energía, las profundas reservas de grasa persistente en tu cuerpo empiezan a desaparecer, lo que te vuelve más delgado y saludable, porque la grasa tiene que ver con las enfermedades del corazón, la diabetes, la resistencia a la insulina y otros trastornos metabólicos. Tu cerebro también se beneficia, y los efectos son tangibles: mejor memoria y claridad mental, y dolores de cabeza menos frecuentes. Al mismo tiempo que quema la grasa, la cetosis pone en equilibrio la insulina, y domar a una insulina fuera de control tiene un efecto dominó en docenas de afecciones tan peligrosas como la diabetes, problemas relacionados con las hormonas (desde síndrome premenstrual hasta testosterona baja) e inflamación crónica, responsable de afecciones como la artritis, el síndrome de intestino irritable, el dolor crónico y el mal de Alzheimer.

En la época en que los seres humanos no sabíamos de dónde provendría nuestra siguiente comida, el cuerpo funcionaba como los automóviles híbridos: usaba carbohidratos como fuente de combustible cuando había alimentos a la mano y se pasaba a las grasas en periodos de hambruna. El patrón cíclico de entrada y salida de la cetosis a lo largo de la vida les permitió a nuestros antepasados, a juzgar por las evidencias esqueléticas, mantenerse esbeltos y libres de las enfermedades que asedian a nuestra sociedad moderna. Y este patrón también puede favorecerte a ti.

El plan de 30 días de La dieta keto está diseñado para que comiences a perder peso de inmediato y reajustes tu salud mediante el hecho de mantenerte en un estado continuo de cetosis. Después, el plan para el ciclo cetogénico permanente te permitirá entrar y salir naturalmente de la cetosis, igual que nuestros ancestros, por el resto de tu vida. Así, la dieta cetogénica es la forma más confiable para que pierdas peso rápido y por siempre, abandones la rutina de yoyo de tus dietas y modifiques tu salud de por vida.

La dieta Keto

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