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Gráfico No 9 Estimación de contrabando en el comercio entre Chile y Filadelfia 1818-1843.

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Fuente: Luz María Méndez Beltrán, El comercio entre Chile y Filadelfia (1810-1850), Puntángeles. Universidad de Playa Ancha editorial, Valparaíso, 2001 pp. 36-63 y 78-81.

A propósito de una petición de Edward Alison, apoderado de José Tomás de Urmeneta, para exportar cobre por el puerto de La Herradura, afirmaba:

Los cobres pagan un derecho fuerte y es fácil contrabandearlos cuando se sacan por un puerto en que no hay establecidas fiscales de respeto. Desde luego, se me hace duro confiar el despacho del cobre a simples guardias. Por otra parte, la solicitud es contraria a un artículo de la ley de exportación que prohíbe hacer la extracción por un puerto que no sea mayor.

Respecto de un fraude del que había sido advertido indicaba:

El fraude se hace trayendo dos cargamentos o facturas, perfectamente iguales, por dos caminos diferentes, y ambas con una sola guía de la Factoría de Valparaíso. Esta guía sirve para las dos partidas, de modo que, si pillan la una, la salvan con la guía original, y si caen sobre la otra, la misma guía les sirve, por supuesto, en copia y falsificada. Para descubrir el contrabando es preciso caer sobre ambas a un tiempo y ver si de los libros de la factoría constan dos guías o una sola de que se ha servido para ambos cargamentos562.

A propósito de una introducción clandestina de 180 quintales de tabaco habano desembarcado en Concón y repartido entre varios estanquillos de Santiago y

Lampa, le explicaron que no era fácil sorprenderlos con una inspección, porque los estanquilleros

tienen la precaución de guardar el contrabando en dos o más lugares apartados, y mostrar en los despachos la cantidad que consta haber comprado en la Factoría. Esta cantidad la van reponiendo con los depósitos de contrabando y siempre está conforme con aquel documento, de modo que nunca se descubre el exceso, a no ser que sorprendan todos los depósitos563.

García Reyes había oído que el Factor General del Estanco, que estaría en relación con los contrabandistas, depuso a un estanquillero de Lampa por malversación. Pocos días más tarde y estando en Valparaíso, supo que estaría involucrado el factor y los administradores de Santiago, Rancagua Lampa y otros. Las noticias remitían a la persona que condujo el cargamento de tabaco habano al llano de Peñuelas564.

En Algarrobo, García Reyes estuvo tratando de averiguar sobre los contrabandos que se hacian por los puertos de Yunquén [Tunquén], Quintay y La Laguna y, pese a la reserva de los vecinos, se enteró por un tal Flores, buzo de profesión, que Francisco Ramírez, dueño de una hijuela en la hacienda Las Tablas, vecina a Quintay, era sospechoso de contrabando y “que ha hecho alejar a los pescadores, a pretexto de que le impiden el negocio de leña, para el que tiene constantemente en el agua dos lanchas”. Se propuso, pues, contratar un hombre que conociera las costas, quebradas y caminos de la zona para desenmascarar el contrabando565.

Una parte de la solución del problema fue el aumento de la dotación de las aduanas y en especial del personal de los resguardos. Conforme a la ley de organización de las oficinas de Hacienda de 1875, la mayor parte del personal de dicha secretaría de Estado estaba destinado a las aduanas. De los 899 cargos consignados en la planta, 599 correspondía a la red de aduanas, dos tercios del total, sin contar a las seis personas que formaban la dirección general en Santiago. Del personal de aduanas, los más de ellos —alrededor del 60 por ciento— estaban asignados a los resguardos, incluyendo boteros, marinos y soldados, lo que apuntaba al intento de reducir el tráfico clandestino566.

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