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El Antiguo Testamento

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El Antiguo Testamento es la principal influencia en el uso que hace Jesús de las parábolas. El género de las parábolas de Jesús, la forma de pensar parabólica, las imágenes, y el uso de las parábolas en la literatura sapiencial y especialmente como instrumentos proféticos, indican esa dirección.6 Se ha subestimado esta influencia obvia en las parábolas de Jesús,7 sin embargo, no tenemos evidencia de que otras fuentes influenciaran a Jesús, o de otras parábolas anteriores a él que demuestren nada semejante al uso que Jesús les da. Veremos que hay formas relacionadas, pero fuera del Antiguo Testamento no hay mucho material semejante a la forma de las parábolas de Jesús. No hay parábolas narrativas en los manuscritos del Mar Muerto, tampoco aparecen en la literatura apócrifa o en los escritos pseudoepigráficos que preceden al ministerio de Jesús. Si seguimos a Jacob Neusner, en afirmar que “no sabemos lo que no podemos mostrar”, debemos ser muy cautos de tomar simplemente las parábolas rabínicas como la clave para entender las parábolas de Jesús,8 aunque ellas sean muy importantes. Además, centrarnos simplemente en los escritos rabínicos es ignorar la cuestión principal de la relación de las parábolas de Jesús y de los rabinos con los tipos similares de discurso en casi cada cultura. ¿De dónde desarrollaron los rabinos el procedimiento? También para ellos, además de cualquier otro elemento que conlleve, el Antiguo Testamento fue una fuente principal.

Sin desechar los escritos judíos posteriores y la cultura del primer siglo, y sin disminuir la creatividad y la singularidad en la didáctica de Jesús, la única influencia directa segura en él fue el Antiguo Testamento. Si se considera elpensamiento y la evidencia que su predicación provienen del Antiguo Testamento, no debería sorprender que su método y forma de pensar también fueran influenciadas por ese cuerpo literario. Un análisis detallado del mashal y de las formas parabólicas del Antiguo Testamento ofrece una perspectiva crucial para entender las parábolas de Jesús.

Ya hemos señalado la amplitud de significados de la palabra hebrea mashal.9 La versión antigua del léxico Brown-Driver-Briggs presenta una lista de tres verbos diferentes que se escriben mashal: “parecerse”, “usar un proverbio o parábola” y “regir”.10 Algunos encuentran el origen de las tres palabras en una palabra común, pero la mayoría nota dos verbos distintos y sin relación común, que casualmente se escriben de la misma forma. El primero significa “parecerse”, el cual fue adaptado para referir el habla proverbial y el segundo significa “regir”.11

Incluso si excluimos “regir” como palabra sin relación común, no obstante, mashal cubre un amplio campo semántico. Las diecisiete veces que ocurre la forma verbal todas obviamente pertenecen a dos categorías: siete de ellas (todas en los Salmos, Job, e Isaías) incluyen una comparación como Salmos 28.1 (“para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro”), y diez (Números 21.27; Job 17.6;12 y ocho en Ezequiel) que refieren a hablar en parábolas o proverbios, como en Ezequiel 16.44 (“He aquí, todo el que usa de refranes te aplicará a ti el refrán….”). La forma del substantivo ocurre cuarenta y una veces, y aquí proliferan los significados. La referencia más frecuente es a un proverbio como “¿Saúl también entre los profetas?” (1 S 10.12) o “De los impíos saldrá la impiedad” (1 S 24.13 [14]). El título del libro de los Proverbios (mishle Shelomoh) usa la forma plural de mashal. Proverbios 1.6, dice que el hombre sabio puede entender un proverbio (mashal), una figura, un dicho de los sabios y sus acertijos.13

Mashal puede referir también una “burla” o “sobrenombre”, como la burla contra el rey de Babilonia: “¡Cómo paró el opresor, cómo acabó la ciudad codiciosa de oro!” (Is 14.4), o la burla acusadora “¡Ay del que multiplicó lo que no era suyo!” (Hab 2.6).14 En relación hay referencias a un “lamento”, como “Del todo fuimos destruidos” (Mi 2.4). En Ezequiel 14.8, el castigo de Dios a los idólatras hace de tales personas un mashal y una “señal”, símbolos del error de sus caminos. Inesperadamente, mashal puede referirse a los oráculos de Balaam (Nm 23.7)15 o a los discursos extensos de Job (27.1 y 29.1). En Salmos 49.4 [5]; 78.2; y Ezequiel 17.2 mashal parece en paralelismo opuesto a “enigma” (hidah). Sin embargo, mashal no se usa en las narrativas más similares a las parábolas de Jesús, como la de Natán a David (2 S 12.1-7). Por otro lado, Ezequiel emplea las de formas más largas, como una elaborada alegoría (17.2-10, un gran águila y la vid), una profecía (20.44-49 [21.1-5], el fuego devorador), y de una comparación extensa (24.3-5, la olla hirviente).

Es obvio porqué no se puede indicar tanta variedad de significados con una sola palabra. Aparentemente, la idea de la comparación es la dominante, pero al final, tenemos que deducir que un mashal es cualquier dicho que tenga la intención de estimular el pensamiento y producir entendimiento.

En la Septuaginta, parabolē se usa con frecuencia para traducir todos estos diferentes matices,16 y no para traducir alguna otra palabra hebrea. De hecho, en algunas formas es sorprendente que parabolē fue escogida para cubrir este rango de significados, pues su principal significado era en griego “comparación”, y no era una palabra particularmente común a finales del primer siglo d.C. Josefo usa parabolē solamente dos veces, y Filón en tres ocasiones. Platón la emplea exclusivamente dos veces, y Aristóteles catorce veces. Otras palabras como ainos (“cuento” o “historia”, pero también “enigma” y “proverbio”) se pudo haber empleado para cubrir el amplio rango de la palabra hebrea mashal. Al escoger parabolē, los traductores de la Septuaginta pusieron en prominencia una palabra que los evangelistas difundirían a la fama. Vale la pena repetir que el amplio rango de mashal en el Antiguo Testamento se refleja por parabolē en el Nuevo Testamento.

No existen muchos precursores del Antiguo Testamento de las parábolas narrativas extensas que empleó Jesús, y no hay conformidad entre los eruditos de qué se las deban incluir. Birger Gerhardsson identifica sólo cinco parábolas de las Escrituras hebreas, pero también cita diez casos afines.17

T. W. Manson cita nueve parábolas y dos fábulas18 algunas de las cuales no están en las dos categorías de Gerhardsson. Por otro lado, Claus Westermann examina, no sólo las parábolas sino también las comparaciones, que pueden ser una palabra, una frase o una narrativa extensa, y solamente las últimas podrían llamarse parábolas.19Westermann enfatiza que el lenguaje parabólico ocasionalmente aparece en textos legales y narrativas históricas, pero abunda en la literatura profética, los salmos y los proverbios. La mayoría de las comparaciones y parábolas ocurren en contextos de juicio y acusación formal.20 Los dichos identificados como parábolas en las variadas listas aparecen principalmente en la boca y en los escritos de los profetas.

Varios pasajes del Antiguo Testamento son equivalentes obvios de las parábolas de Jesús. Dos son las parábolas jurídicas que fuerzan al oyente a emitir un juicio en el mundo de la parábola que al final es una condena de sí mismo: la parábola de la corderita, que Natán cuenta a David (2 S 12.1-14), y la parábola de la viña (Is 5.1-7), que expresa el juicio sobre la casa de Israel y el pueblo de Judá por no ser productiva.21 Hay otros dos pasajes que son dramas parabólicos judiciales: la parábola de la viuda y el vengador, que Joab dispone que una mujer de Tecoa cuente a David (2 S 14.1-20),22 y la parábola de la herida, mediante la cual un profeta anónimo confronta al rey Acab (1 R 20.35-42).

El Antiguo Testamento tiene dos fábulas políticas respecto de árboles y plantas (Jue 9.7-15 y 2 R 14.9-10), pero el Nuevo Testamento no tiene paralelos de tales narrativas. El énfasis en el Nuevo Testamento está en los seres humanos y su relación con Dios y su reino.

Todas las otras parábolas en forma de historia aparecen en Ezequiel, que usa formas parabólicas más que ningún otro libro del Antiguo Testamento. Al menos seis pasajes en Ezequiel son narrativas, algunos los llaman alegorías,23 que presentan la historia de Israel en forma figurativa: Jerusalén la prostituta (16.1-54), el águila y la vid y su explicación (17.2-24);24 la leona y sus cachorros (19.2-9), la vid trasplantada (19.10-14); las dos hermanas y su explicación (23.1-49), y el caldero y su explicación (24.3-14). Los eruditos del Nuevo Testamento, y probablemente con razón, no hacen conexión entre la expresión respecto a Ezequiel como hijo de hombre y el empleo de Jesús de hijo de hombre (que proviene de Daniel 7.13), pero uno debe reflexionar sobre Ezequiel 20.49 [21.5]: “Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ellos dicen de mí: ¿No profiere éste parábolas?”

Estas doce parábolas del Antiguo Testamento tienen interpretaciones explícitas,25 que se dan a continuación pero en algunas ocasiones preceden a la parábola. Las narrativas no son historias generales, sino que son específicas para el contexto. Se relatan para reflejar realidades específicas. Son historias con propósito, como es el caso con las parábolas de Jesús.

Otros textos también se deben considerar parabólicos, aunque sean diferentes a los que encontramos con Jesús. Son parabólicos Ezequiel 34 (una narrativa extensa sobre el fracaso de los pastores de Israel y la promesa que Dios pastorearía Israel) y Ezequiel 37 (el valle de los huesos secos). Jeremías 23.1-4 emplea las imágenes de los pastores que dispersan las ovejas y la de Dios que trae de vuelta su rebaño al redil y los protege.26 Isaías 28.23-29 tiene una parábola interrogativa del que ara para sembrar, que enseña sobre el juicio venidero de Dios. Isaías 59.16-17 presenta a Dios como un guerrero que viste su armadura para traer salvación. Jeremías 13.12-14, mediante una similitud de una tinaja de vino, representa la borrachera y la destrucción de todo el pueblo. Este ejemplo virtualmente es una parábola jurídica. Jeremías 18.2-13 emplea la imagen de un alfarero para mostrar la soberanía de Dios. El libro de Oseas principalmente es una parábola sobre la relación de Dios con Israel que se describe bajo la apariencia de la relación de Oseas con su esposa. Salmos 80.8-17 describe la historia de Israel como una vid arrancada de Egipto que fue plantada, luego destrozada y quemada. Habacuc 1.13-17 describe la captura babilónica del pueblo comparando el pescador que atrapa los peces y que luego ofrece sacrificios a su red. Eclesiastés 9.14-18 lamenta el fracaso del pueblo para atender la sabiduría a través de una narrativa indirecta simple y breve sobre un hombre pobre y sabio que libra la pequeña ciudad del asedio de un poderoso rey, pero nadie se acuerda de aquel hombre.

Podemos señalar otrasanalogías,27 como las parábolas de actuación o actos simbólicos. Se puede relatar como una parábola pero en vez es un acto simbólico que luego se explica conforme a su relevancia a la vida del pueblo. Probablemente se conoce mejor a Jeremías por emplear parábolas de actos simbólicos como la del cinto podrido (Jer 13.1-11),28 aunque encontramos otros ejemplos en Isaías, Ezequiel y Nehemías.29

También son importantes las visiones simbólicas y los sueños en el Antiguo Testamento. En las visiones y los sueños, que los profetas reciben (o alguna persona que necesitará la ayuda del profeta para interpretar la visión o el sueño) se revelan imágenes que describen la realidad de la relación de la nación con Dios o una perspectiva de eventos futuros.30

Casi todos los pasajes mencionados anteriormente están en libros proféticos o salen de la boca de los profetas. El lenguaje parabólico es un instrumento de los profetas en su conflicto con Israel y sus líderes.31 Estos textos proféticos son reflejo de la nación, de su rey y del destino que le espera. Los profetas emplearon parábolas para confrontar a la nación, advertirle del juicio y producir un cambio. Estos ejemplos del Antiguo Testamento son importantes en sí mismos, pero también son relevantes porque proveen a Jesús y a otros relatores de parábolas de un género, las imágenes y unas formas para construir las parábolas. Todo es indicativo que Jesús aprendió el método parabólico de las Escrituras hebreas, especialmente de los profetas. Algunas veces empleó parábolas como los profetas, para confrontar a la nación, pero, a diferencia de los profetas, Jesús además las empleó para representar al reino de Dios, para confrontar a individuos y para enseñar sobre el comportamiento, la compasión, el uso del dinero y temas relativos con el discipulado.

Mateo, por lo menos, estaba consciente de la conexión del uso de Jesús de las parábolas y su enfoque profético, porque considera las expresiones de Jesús en parábolas como el cumplimiento de lo dicho por el “profeta” en Salmos 78.2 “Abriré mi boca en proverbios, hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos” (Mt 13.35). En la enseñanza de Jesús, los temas parabólicos de la dureza del corazón y el juicio se entienden mejor cuando tomamos las parábolas como un discurso profético preferido. Este es el contexto en que debemos entender a Jesús.

Comprendiendo las parábolas de Jesús

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