Читать книгу Comprendiendo las parábolas de Jesús - Klyne Snodgrass - Страница 19
Escritos judíos tempranos
ОглавлениеCon propósito he separado el material parabólico judío temprano del material parabólico rabínico para resaltar la consciencia del problema de poner fecha al empleo de los materiales rabínicos. No podemos simplemente agrupar todas las parábolas judías con las de Jesús e ignorar los siglos que pueden separar sus orígenes.
Jesús no creó el método parabólico; lo perfeccionó y lo empleó con maestría. Era obvio que otros emplearon las parábolas en la Palestina del primer siglo, como atestiguan los dichos de Juan el Bautista (Mt 3.10). Uno se sorprendería si este no fuera el caso, debido a la popularidad de formas similares en el mundo greco-romano. A pesar de todo, la evidencia de las parábolas en el judaísmo temprano es, cuando mucho, incompleto, en parte debido al carácter de los documentos que poseemos. Si incluimos solamente lo que sabemos que es anterior o contemporáneo de Jesús,32 encontramos importante material parabólico, pero poco que tiene el carácter, la forma o la perspicacia de las parábolas narrativas de Jesús. Hasta donde sabemos, nadie empleó las parábolas con tanta frecuencia o fuerza como Jesús en los evangelios sinópticos. Pero cuando aparece el material parabólico, con frecuencia refleja el enfoque profético y antagónico de las parábolas del Antiguo Testamento.
Al evaluar el material parabólico antiguo, la Historia de Ahiqar merece la primera mención. Existen varias versiones de esta historia, era muy popular entre los judíos, e influenció las fábulas de Esopo. Las versiones posteriores tienen algún material parabólico, pero la versión más primitiva (encontrada en Elefantina) es inconclusa y contiene solamente algunos dichos que la califican para su consideración.33 Es difícil fechar las versiones más tempranas, y uno debe emplearlas con cautela. No se sabe si los dichos en las versiones posteriores que son muy semejantes a las parábolas de Jesús se incluyeron en la versión elefantina. Aún así, no se debe ignorar la influencia de las tradiciones de Ahiqar en la producción de las parábolas34 y probablemente también en Jesús.35 La Historia de Ahiqar es material sapiencial utilizado en un escenario de confrontación.
Hay poco en los materiales de Qumrán que pueda contribuir a nuestro análisis. No hay relatos similares a las parábolas de Jesús. La evidencia muestra que todavía había una amplia gama de significados para mashal.36 Por lo menos cuatro narrativas parabólicas se deben considerar. Primero, el Génesis Apócrifo 19.14-21 (entre los años 50 a.C. y 50 d.C.) relata el sueño de Abraham acerca de un árbol de cedro y una palmera, y que unos hombres cortarían y desarraigarían el cedro, pero la palmera objetó que ambos tenían la misma raíz y así salvó al cedro. La interpretación explica que los árboles refieren a Abraham y Sara. Segundo, el texto de 4Q302 es fragmentario, pero se clasifica como una parábola de admonición. El fragmento 2, columna 2 de este documento cuenta de un buen árbol muy bien cuidado, pero la siguiente columna indica que jabalís salvajes lo roerían y sería cortado. Probablemente esta es una parábola del juicio de Dios a su pueblo similar a la que encontramos en Isaías 5.1-7 y en Salmos 80.8-19. En tercer lugar, el fragmento 3, líneas 4 y 5 de 4Q424 tiene un mashal comparativo: “Como aquel que avienta en el viento [grano] que no se separa, así es el que habla a un oído que no oye o el que relata [algo] a uno que duerme….”. Cuarto, 4Q Cuatro Reinosa,b (4Q552 y 553) es fragmentario en ambos manuscritos, pero está claro que se interpreta cuatro árboles como cuatro reinos. Las analogías, incluso las extensas, se emplean en los documentos de Qumrán,37 pero hay pocas semejantes a las formas que empleó Jesús.
Es problemático la cuestión de asignar fechas a varios documentos de la literatura apócrifa y la pseudoepígrafa,38 en particular las Similitudes de Enoc (1 E 37—71), y sería mejor citar algunos de estos detalles con los escritos judíos posteriores y no aquí con los escritos judíos tempranos. Si se puede usar la primera parte del segundo siglo como el límite para los escritos tempranos, entonces los siguientes documentos merecen atención para tratar de entender el pensamiento parabólico anterior e inmediatamente después de las enseñanzas de Jesús.
Jubileos 37.20-23 emplea varias analogías para mostrar que no era intención de Esaú perdonar a Jacob (o sea, “Y si el león se convierte en amigo del buey,… entonces haré las paces contigo”). Tales analogías aparecen en varios documentos pero no contribuyen mucho al estudio de las parábolas.
1 Enoc 1.2-3 identifica todo el documento como una parábola (mětal, en arameo, parabolē en griego; cf. 93.1 y 3). Esta no es la forma que empleamos la palabra “parábola”, pero está en consonancia con la amplitud de significados del hebreo mashal, que se usa en los oráculos de Balaam y en los discursos de Job. Las Similitudes son de una época posterior, del primero o posiblemente del tercer siglo d.C. Esta sección tiene una serie de visiones que se refieren como “parábolas” (37.5; 38.1; 43.4; 45.1; 57.3; 58.1; 60.1; 68.1; 69.29).39 En las secciones finales de 1 Enoc, que son precristianas, los capítulos 85 al 90 presentan un apocalipsis de los animales, el cual, aunque no se llame parábola, es una alegoría extensa de la historia del mundo bajo la apariencia de animales, que J. T. Milik llama una historia “zoomórfica”.40 En el capítulo 89 la historia de Israel se presenta como una historia de ovejas. En 1 Enoc 101.4-9 hay una analogía extensa de marineros que, con razón, temen al mar, que está controlado por Dios, pero, aunque los marineros temen al mar, los pecadores no temen a Dios.
4 Macabeos 1.28-30 es más cercana a una similitud, porque considera el placer y el dolor como dos plantas que crecen del cuerpo y del alma, con causa del cultivador maestro que arranca las hierbas, poda, etc., para disciplinar los hábitos y las emociones.
En José y Asenet 12.8 se encuentra una analogía similar de algunas de Jesús:
Pues (así) como un niño pequeño que tiene miedo corre hacia su padre, y el padre, extendiendo sus manos, levanta al niño y lo abraza a la altura del pecho, y el niño une sus manos alrededor del cuello de su padre, vuelve a obtener aliento después de su temor, y descansa en el pecho de su padre, el padre, sin embargo, sonríe ante la confusión de su mente infantil, así también tú, Señor, extiende tus manos alrededor de mí como un padre que ama a su hijo, y levántame de la tierra.
En 15.7 y 19.5-6 se cambia el nombre Asenet por “Ciudad de Refugio” y alegóricamente se interpreta que sus murallas sirven de refugio a muchos que se allegan al Dios Altísimo.41
El Testamento de Naftalí 2.2-4 tiene una analogía extensa: Como un alfarero conoce la vasija, cuánto le cabe, etc., así el Señor forma el cuerpo en correspondencia con el espíritu, etc., y como el alfarero conoce cada vasija, así el Señor conoce el cuerpo y sabe si éste perseverará en la bondad o será dominado por el mal.42
El Testamento de Job 18.6-8 se acerca más a lo que encontramos en los Evangelios. El autor, como uno en un barco dispuesto a sacrificar todo a fin de entrar en una ciudad, considera sus bienes como nada en comparación con la ciudad de la cual un ángel le ha informado.43
4 Esdras, que probablemente proviene de finales del siglo primero,44 tiene varios pasajes semejantes a las parábolas de los Evangelios:
4.13-21 es una parábola jurídica de un conflicto entre el bosque y el mar.
4.28-32 es una parábola sobre la siembra del mal y su cosecha.
4.38-43 es una parábola que compara el embarazo de una mujer que cumplido los nueve meses, no puede atrasar el parto, con la realidad de que no se puede atrasar el fin de los tiempos.
4.49-61 es una parábola de juicio que compara el mayor valor de los metales preciosos con el mayor valor de los pocos que son salvos.
8.1-3 vuelve a contar, en forma más breve, la parábola de los metales.
8.41-45 es una parábola sobre un agricultor que siembra semillas de las cuales no todas crecen, para demostrar que no todo lo que se siembra se salvará.
9.30-37 es una parábola de contraste para mostrar que todo aquel que no guarde la ley muere, a diferencia de la tierra (u otros objetos) que permanecen aunque lo sembrado o puesto en ella se destruye.45
La similitud de algunas de estas parábolas es obvia con la parábola de Jesús del sembrador. En este documento, las parábolas siempre provienen de un relator divino, y no de Esdras. Las parábolas expresan secretos divinos, pero por sí mismas no son reveladoras. Ellas requieren interpretación para que se conozca su significado.46 Con frecuencia, este es el caso con otras parábolas en otras fuentes.
Pseudo Filón, en las Antigüedades Bíblicas 37.1-5, relata la fábula de los árboles y los arbustos de zarza de Jueces 9.1-21. Considerando más, 47.1-10 cuenta una fábula de animales que soportan los errores del león hasta que muchos animales son destruidos. Esta fábula refleja los errores del pueblo que sería provocado por Miqueas hasta que muchos de ellos sean destruidos (describiendo Jueces 20.1-48).
2 Baruc 22—23 nos recuerda las parábolas interrogativas, donde hay una serie de interrogantes a Baruc (p. ej., “¿Quién empieza un viaje y no lo termina?”), que se responden con negaciones, y luego se le pregunta por qué está turbado acerca de lo que no puede saber. Los capítulos 36—40 contienen una descripción alegórica detallada del bosque, la vid, la fuente (el Mesías) y el cedro, y también una interpretación detallada. Los capítulos 53—74 son un apocalipsis de las aguas, con una explicación histórica-escatológica detallada. Estos capítulos son más semejantes a las revelaciones apocalípticas que las parábolas, parecidas como las visiones del Pastor de Hermas, pero no se puede ignorar su carácter alegórico.
4 Baruc 7.26-27 es una similitud que Jeremías ofrece a Baruc: “Porque (es) así como (cuando) un padre tiene un hijo único y que es entregado para castigo; aquellos que…(lo) consuelan cubren su rostro para que no vea mientras castigan a su hijo… Así también Dios tuvo misericordia de ti y no permitió que vinieras a Babilonia para que no vieras la opresión del pueblo.”
Probablemente algunas parábolas rabínicas datan desde el siglo primero, pero es difícil probarlo con casos específicos. David Instone-Brewer sugiere que el tratado Pe’ah 3.8 es una parábola de una época cuando todavía existía el Templo, porque en ella un hombre pide a su hijo que haga dos sacrificios de animales en nombre suyo.47 Esta no es una parábola, sino conforme a su designación un ma‘aseh, es un caso o precedente. Tiene algo de semejanza con un paradeigme griego, un ejemplo, pero los precedentes y los ejemplos no pertenecen al mismo género. Esta es simplemente la historia de un hombre devoto y sumamente estricto en guardar la Ley. Se presenta esta historia como un precedente histórico, que en nada se parece a las historias de Jesús, ninguna de las cuales pretende ser histórica. D. Flusser afirmó que el tratado midrásico ’Abot 1.3, una parábola sobre el trabajo que se atribuye a Antígona de Socho (alrededor del año 180 a.C.), es la evidencia más antigua de una parábola judía.48 Él, por supuesto, consiente la atribución de este dicho a este rabino. Las parábolas se atribuyen a otros rabinos de la época temprana del judaísmo, como Hillel el Anciano (alrededor del 30 a.C.; véase Levítico Rabá 34.3),49 Johanan ben Zakkai (alrededor del año 80 d.C.), o Gamaliel el Anciano (cerca del año 40 d.C.; véase el ’Abot de Rabbí Natán 40.10) que probablemente data del primer siglo; de nuevo, la incertidumbre de las atribuciones invalida cualquier conocimiento seguro sobre las fechas.50 Lo sorprendente de este material del judaísmo temprano es que poco tiene en semejanza a las parábolas de Jesús, aunque haya formas claras que emplea maneras de pensar parabólicamente.