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Ma’yuk awilal

o utopía (no lugar)

Si llegamos a Chiapas y queremos viajar por la selva, para no perdernos necesitaremos un guía.

Y los que venimos del mundo occidental, si queremos entender lo que la gente nos dice en alguna de las lenguas mayas, necesitaremos un intérprete; pero si lo que deseamos comprender es la cosmovisión de los tseltales, nos es indispensable alguien que sea intérprete del corazón de ese pueblo.

Y esa guía, para fortuna nuestra, es Lía Villava, que comprende el lenguaje del corazón tseltal, pues lo ha captado y aprendido con los ojos y oídos de su propio corazón.

Es un lenguaje que no se puede analizar ni menos comprender con los ojos del intelecto, sino tiene que ser comprendido con la mirada del corazón.

Lía no conoce la lengua que hablan los tseltales, pero sí comprende muy bien el idioma del corazón tseltal.

Sabe que un indio que está sentado y con la mirada perdida en el horizonte, no está perdiendo el tiempo. ¡No! yak ya’iybel slamalil sok sbuhts’anil k’inal. Está disfrutando de la tranquilidad y de la sabrosura del ambiente.

Cuando un tseltal le pregunta a otro «¿qué opinas?» Lía sabe que en realidad le está preguntando ¿qué dice tu corazón?; si le quiere preguntar «qué planes tiene» ¿binti laj anop ta awo’tan? se refiere a qué ha decidido en su corazón.

La autora de este libro ha platicado con esos ancianos venerables jte’ch’ajan (a la letra, árboles de la selva), que han servido por largos años al Santo Patrono para que bendiga a su pueblo. Esos ancianos venerables ay sp’ijil o’tanil poseen sabiduría del corazón, la sapiencia, que no es la simple acumulación de conocimientos sino el saber gustar de las cosas con el corazón. Además ellos se hicieron sabios por sí mismos, la sp’ijubtes sbahik, mediante la experiencia de la vida, y especialmente mediante el servicio.

Lía sabe que el muchacho no le dice a la muchacha: «¡Qué bueno que estás aquí conmigo!» sino k’alal yak ajokimbelon ya kabuhts’antesbon k’inal, cuando me acompañas le das sabrosura a mi ambiente.

También ha oído que la mujer y el marido no hablan simplemente de «su pareja» sino que uno a otro se llaman snuhp’ jti’ snuhp’ ko’tan, expresión que traducida literalmente significa «la pareja de mi boca, la pareja de mi corazón», pero que traducida en el lenguaje del corazón, significa: «aquélla, o aquél cuyas palabras, acciones y sentimientos embonan con los míos».

Así pues en este viaje con Lía olvidémonos de nuestro entendimiento aristotélico, y sigamos sus instrucciones sobre la manera de ver, sentir y oír con el corazón.

¡Buen viaje!*


Eugenio Maurer



* P.D. Lía: el título del prólogo quiere significar un mundo ideal.

La bordadora de sueños

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