Читать книгу Tao Te Ching - Anotado, comentado e ilustrado - Lao Tzu - Страница 10
Оглавлениеcapítulo I
La vida como proyecto en curso1
El Tao que puede ser nombrado no es el Tao eterno.
El nombre que puede ser nombrado no es el nombre inmutable.
La no existencia es el principio del cielo y de la tierra.
La existencia es la madre de todo lo que hay.
Desde la eterna no existencia contemplamos en calma el misterioso principio del Universo.
Desde la eterna existencia vemos con claridad las distinciones superficiales.
No existencia y existencia son uno y lo mismo en su origen.
Se les da distintos nombres cuando se vuelven manifiestos.
Esta unidad se denomina profundidad.2
La infinita profundidad es la fuente donde se origina todo lo que hay en el Universo.
Comentario:
¿Qué significarían para nosotros las palabras si tuviéramos la vida?
Gustav Landauer
Este capítulo es una invitación a penetrar en lo paradójico del pensamiento oriental. Lo primero que llama la atención es que Lao Tzu habla de Tao y al mismo tiempo dice que aquello que podemos nombrar con esa palabra no es Tao.
Cuando nombramos algo lo hacemos con el fin de manejarlo y finalmente poseerlo, así actúa nuestro conocimiento guiado por la razón. Por eso, cuando no podemos definir lo que nos pasa entramos en un terreno inestable, nos asalta el miedo e intentamos salvar esa situación en forma inmediata. Lao Tzu nos anticipa que va a utilizar palabras para hablar de algo que rehúsa ser limitado por conceptos.
Lao Tzu dice: “Ahora vienen las palabras, pero evitemos convertirnos en víctimas de ellas”. Propongo entonces que, de aquí en adelante, la lectura del Tao Te Ching sea sentida y pensada más que racionalizada.
El ámbito de los conceptos es aquel de la razón. En occidente rendimos culto a la razón, nos encanta conocer y nombrar. En oriente la razón es desplazada por la sensibilidad y la intuición espontánea. Mientras que la razón es abstracta y calculadora, la sensibilidad se mueve en el ámbito de la vida. |
Aquello que no podemos nombrar escapa del ámbito de la razón y penetra en el de la sensibilidad. Cuando hablamos de vida podemos intuir a qué se refiere la palabra porque, día a día, la experimentamos en nuestra cotidianidad; pero si alguien nos pregunta ¿qué es la vida?, entramos en el juego del conocimiento y no podemos responder. Lao Tzu nos invita a hablar de la vida sin intentar responder la pregunta.
La pregunta no interesa y la respuesta tampoco, pues el día que respondamos la pregunta estaremos racionalizando y no viviendo. La terrible respuesta generaría vida en serie, vida sin vida.
Es maravilloso que no haya respuesta y que tengamos que vivir para sentir a cada momento aquello que llamamos vida.
Vida no es sólo un conjunto de fenómenos químicos, físicos y biológicos. Hay mucho, muchísimo más por decir, y esto seguramente tampoco será suficiente. Esta inmensidad de experiencias siempre escapa a nuestra capacidad racional de nombrar, pero es intuida sutilmente a través de nuestra sensibilidad. Lao Tzu reconoce que aquello de lo que se está hablando es algo infinito y profundo.
La vida es, además, una unidad, o debería serlo. Digo debería pues actualmente tendemos a la fragmentación más que a la unidad. Somos como máquinas de producir caos que esperan ser orientadas por algún operario hacia algún fin previamente estipulado. Salir de esta situación y reconducir nuestro proyecto es entrar en el terreno de la acción, de la armonía y de la unidad.
Donde hay fragmentación y desequilibrio no hay unidad. Lao Tzu habla de unidad en vistas a una entidad suprema llamada Tao o vida. Esta unidad a nivel vivencial estaría representada por el individuo.
La vida, como unidad, es importante darnos cuenta, está continuamente ante nosotros en la naturaleza y en nosotros, esperando ser descubierta e incorporada a nuestra cotidianidad.
Saber que esta unidad se encuentra ya en nosotros y en todo lo que nos rodea implica un movimiento: el de comenzar a sentir y pensar en función de este equilibrio.
Los taoístas rinden culto a la naturaleza pues en ella ven la armonía y la sabiduría que veneran. La naturaleza nos enseña el equilibrio sin pronunciar palabra.
Shi Tao (1630-1707). A través de la pintura “Paisaje” el autor logra un estado de unidad con lo natural. Esta unión se adquiere mediante un largo y paciente aprendizaje, toda una vida espiritual, un acto de concordia desprovisto de vanidad y deseo, que escapa de la dualidad y participa apacible y alegremente de la armonía.
1 Originalmente los capítulos del Tao Te Ching están solo numerados. El título ha sido agregado de conformidad a la interpretación que se realiza en el comentario.
2 Interpretación de la palabra hsuan que significa “lo infinitamente pequeño del universo no descubierto por el hombre”. También se suele traducir como “misterio”.