Читать книгу Tao Te Ching - Anotado, comentado e ilustrado - Lao Tzu - Страница 11
Оглавлениеcapítulo II
La unidad del ciclo vital
Cuando conocemos que lo bello es bello, también conocemos la fealdad que existe en el mundo.
Cuando conocemos que el bien es el bien, entonces conocemos el mal que existe en el mundo.
De este modo, la existencia sugiere la no-existencia.3
Lo fácil promueve lo difícil.
Lo más corto surge de lo largo por simple comparación.
Lo alto y lo bajo se diferencian por el lugar que ocupan.
La voz y el tono se armonizan uno a otro.
“Después” sigue el recorrido de “antes”.
Por esto el hombre sabio actúa sin acción y enseña
permaneciendo callado.
No se queda en la obra cumplida.
Comentario:
Si miramos nuestro plano comprenderemos rápidamente lo que Lao Tzu nos intenta decir. Yin Yang significa opuestos complementarios y unidad. Si estos aspectos no fueran complementarios habría sólo oposición y fragmentación, la unidad se perdería y por lo tanto también la armonía.
Cuando comparamos por medio del conocimiento y la razón, lo que hacemos es promover la fragmentación y el favoritismo de un aspecto por sobre el otro.
Lao Tzu nos dice que estos aspectos se diferencian pero armonizan y circulan mutuamente. El individuo sabio no conoce pues vive la experiencia sin elegir, evitando entrar en el terreno de la razón.
Cuando la gente se haya olvidado de la belleza, no habrá fealdad y el mundo será bello. Cuando olvidemos la palabra “moral” todos seremos morales pues no habrá inmoralidad. El mundo estará en orden cuando no haya nadie que lo fuerce, cuando no haya nadie intentando instaurar un orden. Los que intentan imponer un orden son los que crean el desorden.
La enseñanza del Tao es ésta: Intenta ser bello y te darás cuenta de lo feo que eres, busca ser bueno y sentirás la maldad en ti. Si nos dicen que debemos ser buenos cada vez tendremos más conciencia de lo malo. Si intentamos ser santos más nos acercaremos al pecado. Creeremos estar siempre en el pecado, el paradigma de esto son los curas y los sacerdotes: se des-viven confesando sus faltas.
Por medio de la razón surge la dualidad, la fragmentación y la separación. Lo que hacemos es elegir y al elegir generamos dificultades. Gracias a nuestro automatismo racional quedamos fuera del equilibrio. El Tao Te Ching propone una solución alternativa: no-hacer, no interferir, dejar fluir.
Hacer pero no interferir... ni feo ni bello, ni alto ni bajo y el equilibrio vuelve a su sitio... ¿se podrá aplicar en lo cotidiano?
Yin y Yang son interdependientes, en su movimiento constante se entrecruzan y dependen uno del otro. Lao Tzu no elige, disfruta con ambas caras de la misma moneda. Utiliza la sensibilidad y el pensamiento en forma conjunta.
Quizá nosotros también podamos restar un poco de preponderancia a la razón (conocimiento) y comprometernos más con nuestra sensibilidad utilizando ambos aspectos y dejando que nuestra vida fluya naturalmente. Seguramente seguiremos eligiendo pero sin desear ansiosamente un fin, viviendo y disfrutando la gratuidad del presente.
Me dan a elegir, me dicen “esto” o lo “otro”, me piden desde la racionalidad que separe. Ahora que sabemos cómo funciona el juego de la razón podemos ir más allá eligiendo desde otro lugar sin separar “esto” de lo “otro”, teniendo plena conciencia de la interdependencia. Mediante esta forma de obrar salimos de la fragmentación o por lo menos comenzamos a pensar en sus nefastas consecuencias.
Elegir sin elegir, hacer no haciendo, ésa es la extraña lógica de Lao Tzu.
Tener proyectos es necesario, pero pensar sólo en el futuro y perder de vista el presente es escapar de la armonía. La preocupación por el mañana, cuyos problemas acaso nunca vayan a aparecer, hace que el presente se deslice no vivido.
La solución está en disfrutar del momento sin poseerlo, pues cuando se posee algo también se es poseído por él. El taoísta sabe que no debe aferrarse sino soltar. Propiciar la libertad y dejar fluir preservando el movimiento natural. Dice Krishnamurti:
De la misma forma, con ideas o con personas; cuando hay posesión, no hay relación. La mayoría de nosotros posee, creemos que la cosa pasa por poseer y que no tenemos nada si no poseemos. Tememos quedarnos vacíos si no poseemos, si no llenamos nuestra vida con fortuna, con conocimientos, con esto o aquello. Esas posesiones hacen mucho ruido, y ese ruido lo llamamos vivir, y con eso nos satisfacemos. Sólo con eso... Cuando notamos que solo vivimos de ficciones surge una ruptura, surge un sufrimiento y una pérdida que al final se revela como positiva. Descubrimos entonces una nueva vida por construir4 .
El wu wei (hacer sin poseer) requiere un osado aceptar y dejar. Lao Tzu nos invita a relacionarnos con el mundo y con nosotros mismos desde la vida y no desde el conocimiento.
Nosotros, lógicamente, preferimos la aparente seguridad del mundo organizado; en un mundo así todo está prolijamente rotulado y puesto en su correspondiente casillero, de modo que nada inesperado o perturbador pueda ocurrir. Pero tal actitud es estática y pone trabas al movimiento de toda sabiduría, que se alimenta del asombro del pensamiento cambiante.
3 La idea de no-existencia no debe entenderse en el sentido metafísico de más allá de la existencia, sino como lo opuesto a la existencia, en el sentido de dejar de existir.
4 Krishnamurti J., Comprensión creadora, Editorial Krishnamurti, Argentina, 1954.