Читать книгу Abogacía Crítica: manifiesto en tiempo de crisis - León Fernando Del Canto González - Страница 3
DEDICATORIA
ОглавлениеA Clara Campoamor Rodríguez (1888-1972), abogada, feminista y masona, que murió en el exilio, y a Helena Florence Normanton, King Counsel (1882-1957), barrister y feminista. Me hubiera gustado trabajar y aprender de ellas, pero sobre todo tener la mitad de su coraje como activistas, además de su habilidad en el foro.
A mi padre, León José Del Canto, abogado en Jerez de la Frontera y Peter (Sudama) Sitkin –in memoriam–, attorney en California (EE. UU.), por demostrarme que la Abogacía, aunque a veces nos trate con dureza, es una profesión que enamora, y que es necesaria en cualquier parte del mundo. Entre hombres abogados, a José Muelas Cerezuela, decano siempre –primo inter pares–, por devolvernos las ganas de luchar por una Abogacía Independiente en España.
A Julia, mi madre, por no dejarme ‘no’ terminar la carrera de Derecho, a mi hermano Raúl, abogado libertario, a mis hermanas Susana y Julia por aguantarme y apoyarme siempre. A Isabel, esposa y compañera, abogada de nacimiento y socióloga de profesión, por traerme la perspectiva de género, un ánimo renovado por la transformación sociopolítica y por animarme a construir esta pieza. A mi hija Ana Mudra, por su posición crítica hacia las ideas de su padre y el Derecho, que le permitirá no cometer como jurista los mismos errores que yo cometí y a Raúl, mi hijo, porque ha sabido entender cuál es su papel y elegir lo que ha querido hacer. Y como no, a su madre, Eva, por su enorme contribución a esta familia y a nuestras vidas. También, a Federico, mi nuevo hijo, para que siempre mire el Derecho como un arte necesario en la construcción política.
De entre mis amigos, que sólo ellos sabrán porque les llamo así, por su apoyo y crítica constante, a Antonio Navalón, maestro de la realidad, Bruno Galindo, hombre renacentista, Jesús Armesto, señor de las luces, Antonio Manuel, doctor y mentor de cabecera; y el más grande entre ellos: Don Xavier Nova, consejero, compañero y socio en 30 años de fortunas y adversidades.
En un despacho, las personas que hacen el trabajo más importante no son los y las abogadas. Por ello quiero hacer una mención muy especial a Mercedes Bellavista y María Ubago, grandes administradoras, por ayudar a organizar todo esto que hoy vemos.
Last but not least, de entre mis juniors a Julio Prieto y Claudio Rodríguez, con el deseo que puedan ayudar a mejorar esta profesión. He tratado de formarles en el más puro estilo del aprendizaje gremial y me consta que han aguantado con entereza mis exigencias y disquisiciones. Ahora me queda la esperanza que lo harán mejor que yo y espero que sepan perdonar mi arrogancia, errores e impertinencias.
Ojalá hubiésemos sido más críticos con nuestra profesión cuando empezamos como juristas en los años 90.